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Arte y Artesanías

Los arrecifes artificiales de La Paz. El Fang Ming y el Lapas N03

Baja California Sur
Los arrecifes artificiales de La Paz. El Fang Ming y el Lapas  N03 fifu

Al hundirse los barcos en fondos arenosos, el tiempo los convertirá en parte del ecosistema local, ofreciendo un sustrato para la fijación y refugio de numerosas especies marinas.

Un paso histórico en el ámbito de la conservación y el desarrollo del ecoturismo en el Mar de Cortés se dio con el hundimiento, en la bahía de La Paz, de dos barcos de origen chino, el Fang Ming y el Lapas N03, a fin de convertirlos en arrecifes artificiales; es esta la primera ocasión en América Latina en que dos embarcaciones son acondicionadas para ser hundidas con ese propósito.

Nuestra historia comienza tiempo atrás, hace aproximadamente cinco años, cuando estas dos embarcaciones fueron sorprendidas en altamar. Ambas habían zarpado de territorio chino con decenas de inmigrantes, quienes en busca de nuevos horizontes se hicieron a la mar en dirección a la América, con la vida colgando de un hilo y con la esperanza de encontrar la tan ansiada meta.

Así, 157 chinos abordaron la embarcación Fang Ming y durante dos meses navegaron por el inmenso océano Pacífico; después del primer mes los alimentos y el agua llegaron casi a su fin, con lo que aumentaron las penurias y los sufrimientos de los tripulantes, y el siguiente mes lo vivieron en condiciones infrahumanas, soportando hambre, sed y hacinamiento. Finalmente la Armada Mexicana los encontró el 18 de abril de 1995 abandonados en altamar, y los condujo a puerto San Carlos, de donde fueron trasladados a los Estados Unidos y deportados a su país.

El Lapas N03 tuvo un destino similar. Esta embarcación, con 79 pasajeros, fue decomisada en altamar el 27 de agosto de 1997 por guardacostas norteamericanos, y sus ocupantes, al igual que los del Fang Ming, fueron repatriados.

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Las dos embarcaciones se quedaron fondeadas como fantasmas en puerto San Carlos; fue entonces cuando las vieron conservacionistas locales y miembros del Sea Watch, que rápidamente tuvieron la idea de convertirlos en arrecifes artificiales, para lo cual se acercaron a los directivos de pronatura en La Paz, quienes acogieron la idea y en conjunto con pronatura Nacional desarrollaron el proyecto.

El primer paso fue realizar un estudio sobre los requerimientos legales que implica el desarrollo de este tipo de proyectos en aguas mexicanas, lo cual se finalizó en 1997. Posteriormente, en 1998 pronatura gestionó la adquisición de los dos barcos chinos, que se encontraban bajo resguardo de la Secretaría de Marina; como los barcos nunca fueron reclamados por sus propietarios, la Secretaría pudo destinarlos en 1999 a pronatura para seguir adelante con el proyecto.

Por fin se tenían los barcos, pero ahora venía la dura tarea de limpiarlos y acondicionarlos para el buceo recreativo, tarea que realizó la Secretaría de Marina y que resultó un verdadero trabajo de titanes. Los dos barcos se movieron a puerto Cortés y con la asesoría de expertos en hundimiento de barcos se inició la limpieza. Ésta consistió en la remoción de asbestos, hidrocarburos (combustibles, aceites) y otros contaminantes, y en el desarmado de cualquier elemento que contuviera pcbs. Como los barcos estaban fondeados lejos de la costa se dificultaron muchas de las maniobras, y dado que no se pudieron utilizar máquinas, se tuvo que trabajar a mano, desechando todo lo que constituyera una amenaza para la seguridad de los buzos. El diesel y los combustibles debieron sacarse con cubetas; para ello los marinos formaban las conocidas filas indias, y cubeta por cubeta retiraron miles de litros que fueron depositados en un barco fragata.

Ya perfectamente limpios los barcos, Al Burton, experimentado buzo y fotógrafo submarino, asesoró la realización de los cortes, la cual se basa en un principio muy simple: el buzo siempre debe ver la luz del día, de modo que tuvieron que abrirse grandes boquetes en las paredes del casco. Los lugares más peligrosos, como los cuartos de máquinas, se cerraron completamente. Por último, los barcos fueron remolcados al puerto de Pichilingue en La Paz.

Ahora debía elegirse el sitio más idóneo donde hundirlos, para lo cual se llevó a cabo un taller integrado por investigadores, operadores de buceo, pescadores locales y buzos profesionales, quienes concluyeron que los mejores sitios estaban ubicados alrededor de la isla Espíritu Santo y el canal de San Lorenzo. El criterio que se siguió para elegir los dos sitios fue que estaban protegidos de los vientos del norte y del oeste, con una profundidad de entre 60 y 80 pies, con poca corriente, alejados de las rutas de navegación y próximos a los arrecifes naturales.

La siguiente cuestión era cómo se iban a hundir las naves. Normalmente cuando se quiere hundir un barco se utiliza el método poco ecológico de dinamitarlo, pero esto se descartó desde un principio; finalmente se decidió que lo mejor era inundarlos, para lo cual la Secretaría de Marina y Armada de México apoyó con una fragata apagaincendios.

Minutos antes de que se sumergiera el Fang Ming dos equipos de buzos y camarógrafos abordaron la embarcación para hundirse con ella y capturar las espectaculares imágenes.

La fragata apagaincendios, que había bombeado miles de litros de agua dentro de las bodegas del barco, fue retirada junto con las demás embarcaciones alrededor; el capitán Thomson abrió las válvulas y los buzos situados en el barco se sujetaron con todas sus fuerzas; el agua empezó a entrar por los cortes hechos en los costados del casco y grandes chorros de agua salieron del barco como si fueran los últimos resoplidos de vida del Fang Ming; uno de estos chorros lanzó al mar al camarógrafo Manuel Lazcano, mientras Alejandro Burillo, Efrén y Juan Barnard se aferraban a los barandales para evitar ser succionados; ellos contaron después que al hundirse el barco todo se convierte en una lavadora gigante. El Fang Ming cayó a plomo, y retumbó al chocar con el fondo marino; la preocupación de la gente en la superficie era el estado de los buzos que se hundieron con el barco, pero pronto el equipo de rescate avisó que todos estaban bien y que se filmaba sin problemas.

Ansiosos por realizar los primeros buceos en el Fang Ming nos equipamos y nos tiramos al agua; mientras tanto, en la superficie, personal de PEMEX levantó un cerco con flotadores para evitar que se dispersaran algunos contaminantes.

Fue increíble ver el barco debajo del agua; recorrimos las bodegas, el puente, la cabina, subimos y bajamos por el casco y nos tomamos unas fotografías en la torre de mando, pero lo mejor fue ver a sus primeros inquilinos: varios peces que se acercaban a curiosear o a buscar refugio, iniciándose así la nueva vida útil del Fang Ming, ahora como un gran arrecife artificial. Su profundidad máxima es de 72 pies.

Un día después participamos en el segundo hundimiento, el del Lapas N03. El lugar que se eligió para este barco fue La Catedral, situado a 18 millas náuticas de La Paz, justo enfrente de la isla Ballena, a un lado del canal de San Lorenzo. El sistema de hundimiento fue el mismo, y una vez más se instalaron cámaras dentro del barco y un equipo de buzos acompañó el hundimiento, pero en esta ocasión no se tuvo el debido cuidado en la ubicación de los buzos, quienes se situaron a un costado de la cabina; cuando el agua reclamó su presa la embarcación se empezó a sumergir hasta desaparecer; mientras tanto, dos buzos tenían dificultades, pues la fuerza del agua fue de tal magnitud que les impidió mantenerse agarrados al barandal y el agua los arrancó y metió dentro de la cabina; ambos se golpearon fuertemente contra las paredes oxidadas y perdieron parte de su equipo; por fortuna el incidente no pasó a mayores y todo quedó en unos cuantos golpes y raspones.

Minutos después el equipo de fotógrafos de México desconocido y otros medios nos lanzamos al agua para explorar y recorrer los rincones del Lapas N03; la profundidad máxima en este nuevo sitio es de 64 pies, ideal para el buceo deportivo y recreativo. Una vez con los barcos en el fondo marino se inicia una nueva etapa de investigación que consiste en llevar a cabo estudios científicos; asimismo, se está realizando un análisis de impacto ambiental que permitirá asegurar que el arrecife artificial no ocasionará ningún efecto negativo, directo o indirecto, al ecosistema del área seleccionada; igualmente, los estudios permitirán observar los efectos que sobre los arrecifes artificiales tienen fenómenos como el oleaje, las corrientes y la sedimentación. De esta manera se amplió la posibilidad de incrementar el número de hundimientos en el área.

Los arrecifes artificiales, además de convertirse en hogar de miles de organismos, son un gran atractivo turístico para los amantes del buceo, de tal modo que habrá más sitios de buceo en los alrededores de la isla Espíritu Santo, y con ello disminuirá considerablemente el impacto sobre los sitios naturales, como la Lobera de los Islotes, el Bajo y los arrecifes naturales del Swany, entre otros.

En cuanto al cuidado de estos arrecifes artificiales, la Asociación de Buceo Operadora del Mar de Cortés elaboró un reglamento que establece las condiciones en que podrá bucearse en la zona.

IMPORTANCIA DE LOS ARRECIFES

Los arrecifes naturales están formados por millones de pequeñísimos conos de carbonato de calcio, los cuales son producidos por los corales y otros organismos a modo de refugio, y se han ido acumulando capa sobre capa a lo largo de miles de años. Los arrecifes son los ecosistemas más diversos del planeta, ya que hospedan a una de cada cuatro especies conocidas del océano, además de que las barreras que forman amortiguan las marejadas y evitan la erosión.

Por otra parte, los corales tienen componentes activos que se emplean en el tratamiento de algunas enfermedades, y sirven también como sustrato para practicar injertos de huesos.

Sus principales amenazas naturales se encuentran en los fenómenos climáticos, como son los huracanes y los deslaves costeros, así como en las algas simbióticas y estrellas de mar que destruyen y se alimentan de coral, respectivamente. Las actividades humanas que amenazan a los arrecifes son el desarrollo costero, las diferentes artes de pesca –como la de arrastre–, las trampas, los arpones y los explosivos, además de la extracción del corral para adorno de acuarios o para la elaboración de joyería. Por todo ello el 58% de los arrecifes del mundo se encuentran en riesgo de destrucción.

Los arrecifes artificiales se crean al hundir en el mar cualquier estructura construida por el hombre, la cual con el tiempo se convertirá en parte del ecosistema local, ofreciendo un sustrato para la fijación y el refugio de numerosas especies de flora y fauna marinas, manteniendo y recuperando así la diversidad biológica. Los arrecifes artificiales también promueven la investigación científica y la educación ambiental, a la vez que crean lugares alternativos de buceo, pesca y ecoturismo, reduciendo la presión que sufren los arrecifes naturales; además forman un obstáculo artificial que impide la pesca ilegal en áreas naturales protegidas.

Muchos de estos factores se dan en la bahía de La Paz, y por ello fue el área seleccionada para el hundimiento de los barcos chinos.

autor Fotógrafo especializado en deportes de aventura. ¡Ha trabajado para MD desde hace más de 10 años!
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