Baja California Sur: Un paisaje diferente

La porción terrestre del estado es una franja de casi 700 km de longitud con un cordón de sierras que la recorre de norte a sur con alturas que alcanzan los 2,000 m y una franja costera de blancas arenas y cortantes acantilados que llegan a menudo hasta los mares apacibles y embravecidas olas que invitan al arriesgado aventurero a deslizarse sobre ellas.

Casi el 40% de su territorio decretado como área natural protegida, ofrece la oportunidad de encontrar paisajes prístinos con escaso desarrollo industrial y urbano. Desde la región del Vizcaíno, que igual ofrece un bello paisaje de desierto y más al oriente las profundas cañadas de San Francisco con sus milenarias pinturas rupestres en las que la imaginación de los antiguos pobladores plasmó las imágenes de la fauna de la región. En la costa Pacífico Norte, las extensas zonas de salitrales albergan humedales donde arriban millares de aves migratorias como gansos, patos, garzas, tildios, patos zambullidores y pelícanos blancos; allí existen poblaciones pesqueras que basan su economía en el aprovechamiento de los recursos del mar, como abulón, langosta, caracoles. Almejas y otros más.

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Las productivas aguas de la Bahía Magdalena, Ojo de Liebre y Laguna San Ignacio fueron los sitios escogidos por la ballena gris para realizar su cortejo, procreación y alumbramiento, maravilloso fenómeno natural que ocurre anualmente a partir del mes de noviembre hasta abril.

Muchos otros bellos paisajes se suceden en Loreto, cuna de la evangelización y santuario del ecoturismo y la pesca deportiva; a partir de allí, se conectan los oasis hacia San Javier, con sus centenarios árboles de olivo, palmeras, acueductos y canales de irrigación; San Miguel y San José de Comundú, con sus dátiles, mangos y aguacates, sus dulces de conservas y vinos dulces así como sus palmas nativas, orgullo de los rancheros. Por el territorio de la ruta misional se encuentran también las agrestes tierras áridas de mezquites, palo verde, palo blanco, gobernadora, dipua, uña de gato, matacora y lomboy, que después de las lluvias florecen con un colorido sorprendente creando una verde alfombra de tonos claros, brillantes y suaves.

Mulegé ofrece al visitante la tranquilidad de su río conectado al mar, con sus tranquilas casas a la orilla del agua y su antiguo presidio de puertas siempre abiertas, extendiéndose al sur con Bahía Concepción, auténtica joya costera con sus manglares, blancas arenas, exclusivos islotes con aves marinas y sus aguas generosas de almejas catarinas y callo de hacha.

Baja California Sur también cuenta con la inigualable belleza de sus islas, donde existen variadas especies de animales y plantas endémicas, playas solitarias visitadas por amantes de la naturaleza y mares que albergan una gran diversidad de mamíferos marinos y peces que son la delicia de los amantes de la pesca deportiva.

Al sur del estado, la vieja ciudad de La Paz posee bellos alrededores donde resaltan los manglares y ciruelas, fruta silvestre de leyenda y tradición.

Hacia el sur, la Sierra de la Laguna, Reserva de la Biosfera, guarda celosa especies de plantas exclusivas que viven en el sitio gracias a la abundante precipitación pluvial; allí abundan el puma y el venado bura. La sierra captura gran cantidad de agua pluvial que va a alimentar a poblados como Todos Santos, Santiago, Miraflores, Capuano y Los Cabos.

Las playas más grandes, bellas y visitadas bordean el final de la península, desde Los Barriles con su flota de pesca, Cabo Pulmo, con el arrecife coralino más grande del Pacífico mexicano, poblado por miles de especies de invertebrados y cientos de especies de peces.

Las cascadas de arena, fenómeno geológico de singular atractivo en las aguas de la Bahía de Cabo San Lucas, atraen a miles de buceadores de distintas regiones y nacionalidades, sus formaciones graníticas y su arco triunfal anuncia el fin de una tierra y la entrada al paraíso.

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