La misteriosa estela maya de Cobá

En fechas relativamente recientes ha cobrado fuerza la noticia de que, de acuerdo con los mayas, el “fin del mundo” se acerca. El estupendo calendario que, con tanta precisión y maestría, desarrollaron los antiguos habitantes de la región sureste de México durante la época prehispánica está llegando a su fin. Por ello, en diversas partes del orbe comienzan ya a manifestarse las primeras y terribles señales de ese inevitable “final de todos los tiempos”. Pero, ¿es esto cierto?, ¿De dónde provienen tan extraños y fatalistas argumentos?

Todo tiene su origen en la zona arqueológica de Cobá, al norte del estado de Quintana Roo, en la Península de Yucatán. En este sitio, los mayas levantaron -durante el llamado periodo clásico (350-650 d.C.)- una de las ciudades más importantes de su tiempo. Entre las particularidades de esta increíble metrópolis, oculta entre la selva y rodeada de lagunas, destaca su asombrosa red de sacbés o caminos blancos. Éstos le permitían a “el lugar con agua picada” (el significado de su nombre en lengua maya) estar comunicado con otras urbes del Mundo Maya, participando de su dinámica comercial; incluso con otros pueblos y ciudades-estado lejanos en regiones como Centroamérica o el mismo centro de México.

Uno de estos sacbés internos (el número 9) conduce a los visitantes de esta antigua capital indígena al nombrado Grupo Macanxoc; el punto es fácil de reconocer pues está dispuesto sobre una especie de terraza artificial poblada por varias plataformas bajas y una serie de adoratorios comunes, así como por 18 altares semi-circulares y ocho estelas, todos asociados al mismo conjunto. Según los arqueólogos, Macanxoc se trató de un recinto meramente ceremonial pues hasta la fecha no han sido encontrados rastros que indiquen su uso como casa o habitación.

Haciendo un especial énfasis en las estelas del Grupo Macanxoc, éstas parecen haber sido labradas en el siglo VII. A grandes rasgos, sus grabados muestran una temática muy similar: todas presentan varias columnas de glifos y, en el centro, la imagen de un personaje principal acompañado de una especie de prisioneros que casi siempre se advierten arrodilladon, atadon o en actitud de súplica.

Particularmente, la Estela 1, colocada en la parte superior de la Estructura 9, es la única que, en su diseño, además de lo arriba señalado también ofrece cuatro fechas calendáricas de Cuenta Larga. “Tres parecen relatar varios sucesos ocurridos el 29 de enero de 653, el 29 de junio de 672 y el 28 de agosto de 682, mientras que, por su parte, la cuarta -ubicada en la parte superior del monumento- menciona el 13.0.0.0.0, 4 ahau-8 cumku, como la fecha D de una era. Ésta, de acuerdo a la correlación con el calendario actual, el gregoriano, quizá puede indicar el 21 de diciembre de 2012, incorporándola dentro de ciclos que abarcan 20 periodos de 13 baktunes (cada baktun con 144,000 días), resultando así una cifra astronómica algo mayor a la edad del universo”. Digamos que en ese preciso grabado, los mayas situaron el fin de un intervalo de tiempo (que ellos visualizaban como lejano) sin indicar ahí arranque de uno nuevo. Es por ello que muchos, sobretodo de oportunistas, intentar ver ahí el testimonio de un  final total de todos los tiempos en el Mundo Maya, lo cual estaría por revisarse bajo el estudio y rigor científico.

A ciencia cierta, nadie sabe si esta misteriosa estela en verdad indique el “fin de nuestro mundo” el próximo invierno. Lo cierto es que, mientras exista el universo, los monumentos, los tesoros artísticos y las antiguas tradiciones que aún mantienen vivas las etnias del sureste de México todavía tienen mucho que enseñarnos. De tal modo que -en este o en otro tiempo- todos alcancemos a comprender el valor de la civilización maya y a asombrarnos con su legado cultural el cual, desde Cobá, han logrado trascender por milenios.

Angel Gallegos Guía de turistas especializado y experto en cultura mexica. ¡Ama los mapas!