SÁBADO

Este día opté por el rumbo de la arqueología. También en este rincón poco frecuentado de México las culturas antiguas dejaron rastros espectaculares.

Con algunos compañeros partimos hacia Zirahuato. Apenas pasamos el poblado de San Felipe Los Alzati, entramos a la zona arqueológica del mismo nombre. Sobre una ladera del imponente cerro Zirahuato, seguimos un caminito que ascendía zigzagueante entre el bosque. Al final se abría una plataforma hacia una vista inesperada: dos pirámides bastante grandes y de forma bien conservada vigilaban todo el valle de Zitácuaro a nuestros pies. Estas pirámides señalaban la frontera entre el imperio purépecha y los pueblos mexicas. Puede advertirse claramente cómo desde aquí podían controlarse los accesos desde el centro de México. El guía nos explicó que éste es sólo uno de los cinco grupos de edificios que existen en el lugar. La Pirámide Mayor, de 40 m de altura, es la estructura más alta que ha sido explorada en Michoacán. Pero lo que más me llamó la atención fue el monolito de la entrada. Igual que otros en México, tiene tallada una espiral, imagen que simboliza el origen del universo, aunque más bien es el dibujo de un caracol.

Después fuimos a dar una vuelta por Zirahuato. Allí nos asomamos a los viveros de nochebuenas y visitamos a Jacobo, un maestro temazcalero que me dejó una impresión profunda. “Lo principal de este oficio es la higiene mental”, resumía. Aunque joven en edad, se percibía en él un espíritu antiguo, con una relación sensible e íntima con la madre tierra. Esto lo advertimos a simple vista en su jardín, donde todas las hierbas medicinales que usa en su temazcal crecían fuertes e inspiradas.De vuelta en Agua Blanca, no me hice rogar para pasar el resto de la tarde en las albercas termales. Los colibríes y las mariposas como flores móviles se posaban a beber agua de las hojas.

DOMINGO

El último día lo dediqué por completo a explorar los senderos que recorren toda la finca y se internan en diferentes áreas del valle. En la mañana caminé a la Cascada Velo de la Novia. Cada pocos metros me sorprendía algún pájaro o insecto exótico en el sendero, que atraviesa una pequeña selva. Me contaron que en una excursión nocturna con un guía se pueden apreciar varios tipos de insectos y orugas fosforescentes. Otra caminata que valió la pena, un poco más larga, fue la que me acercó a Agua Amarilla, otra fuente termal en medio de la naturaleza. Durante una hora, más o menos, seguimos un sendero a través de unos campos de frutales. Mientras caminábamos, Thomas nos contó que aquí se filmó la película El tesoro de la Sierra Madre, de John Huston. Luego remontamos cerro arriba las cascadas de un caudaloso río de montaña, saltando de piedra en piedra. Finalmente, en la parte más alta, nos asomamos a una poza de agua tibia, de color amarillo por los minerales que contiene. Allí, en medio del vaporcillo que flotaba sobre la poza, nos dimos un baño acompañados por el sonido de la cascada.  

Ya de vuelta en el oasis verde de la finca, nos recostamos al sol. Pero antes de dejar este lugar inolvidable, hicimos una última excursión. En auto (aunque también se podría hacer en bici) subimos un estrecho caminito rural rumbo a Puerto Bandera, un mirador natural sobre todo el valle. Entre miles de flores coloridas y un zumbido dulce y constante de abejas, los cielos de Michoacán nos regalaron una despedida espectacular.

Contacto
Agua Blanca Canyon Resort
T. 01 (715) 157 0056, 157 0732.
www.aguablancacanyonresort.com/es/

Cómo llegar
Agua Blanca se encuentra a dos horas del Distrito Federal. Desde Zitácuaro, sobre la carretera a Ciudad Hidalgo, se toma la desviación hacia Jungapeo, y antes de llegar está la desviación hacia Agua Blanca.

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