Las rutas de comercio zapotecas

A pesar de la gran movilización de la gente se puede observar la forma ordenada en que se han colocado las mercancías para ofrecerlas a los compradores. En una sección se venden los productos traídos del mar, como pescado seco y tortugas, en otra se comercia con patos, gallinas de la tierra, guajolotes y loros; otra más está dedicada a la gran variedad de plantas medicinales; más allá se pueden ver los productos suntuarios, elaborados en piedra, concha y plumas. Son tantas y tan diversas las mercancías que la Gran Plaza está llena de colores y del murmullo de la gente que regatea para hacer un buen negocio.

Los comerciantes acomodan sus artículos sobre petates, telas y pieles, o los extienden sobre el piso estucado de Ia Gran Plaza.

Gente de los pueblos cercanos viene a intercambiar sus productos por los de lugares distantes; de esta región se comercia la mica y plantas medicinales.

Algunos artículos como el cacao, que viene de tierra caliente, y la sal de Lambityeco, son utilizados como monedas para efectuar las diversas operaciones.

Los comerciantes van de tianguis en tianguis transportando sus mercancías; algunos de ellos llevan varias lunas desde que salieron de su lugar de origen y les quedan muchas más para retomar a ellos.

Uno de los lugares que tiene mayor contacto con Dani Báa es la gran ciudad de Teotihuacan, el pueblo más importante del Altiplano Central. Los productos que se intercambian con esta ciudad son principalmente la obsidiana verde, que se emplea en la elaboración de herramientas, como cuchillos y puntas de flecha, o de objetos suntuarios, como narigueras, orejeras, pendientes y bezotes.

También la cerámica suntuaria o la gran variedad de piedras verdes, como el jade, la serpentina y la turquesa, son obtenidas por eI intercambio con los grupos seminómadas deI norte.

A Teotihuacan se exportan productos como la mica, que se utiliza en el piso de sus palacios, o en la cerámica. Estan importante Ia relación entre estos dos pueblos que una colonia de zapotecos se ha asentado en Teotihuacan, de la misma manera que una deIegación de teotihuacanos se ha estabIecido en Dani Báa. Dentro de la ruta que comunica a estas dos grandes ciudades hay que pasar por el Valle de Tehuacán, un importante pueblo que es la intersección de las rutas comerciales entre regiones como el Altiplano central y la Costa del Golfo.

A través de la región deI Soconusco llega una gran variedad de mercaderias a esta región. Plumas de quetzal, de papagayo y de otras aves exóticas que sirven para confeccionar los tocados de los personajes importantes; hilos teñidos con caracol púrpura; la cera y Ia miel de un pequeño insecto de la región del Petén; colorantes como el añil, animales como la iguana, pescado ahumado, carne de manatí y productos de artesanos de Ejutla. En el Valle de Tehuacán hay también importantes centros dedicados a la producción de objetos de concha, como pectorales, collares, pulseras y pendientes, que son exportados a distintos lugares y que a través del comercio llegan a sitios muy lejanos.

Otro lugar del que arriban los mercaderes es el pueblo de Cuicatlán, en la región de la tierra caliente de la Cañada.

La gente de la ciudad se reúne alrededor de los puestos para ver la gran diversidad de mercancías traídas de tierras remotas. Antes de la caída del Sol los comerciantes guardan sus productos y buscan el lugar donde se quedarán por esa noche, para después dirigirse a otro sitio a seguir comerciando con los nuevos productos adquiridos aquí.

Pero la función del mercado no sólo es la del intercambio comercial, la actividad más importante dentro del mercado es la divulgación de los sucesos ocurridos en los pueblos cercanos o distantes, como las guerras entre dos ciudades o las bodas entre los príncipes de dos pueblos.

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