San José del Carmen. Hacienda en Guanajuato - México Desconocido
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San José del Carmen. Hacienda en Guanajuato

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Actualmente la hacienda de San José del Carmen se encuentra algo deteriorada debido al paso del tiempo, pero su tamaño y la magnificencia desu edificación dejan ver que en su época fue una de las más importantes de la región.

Actualmente la hacienda de San José del Carmen se encuentra algo deteriorada debido al paso del tiempo, pero su tamaño y la magnificencia desu edificación dejan ver que en su época fue una de las más importantes de la región.

Uno de los municipios más antiguos del estado de Guanajuato es, sin duda, Salvatierra (véase México desconocido núm. 263), y por esto mismo es una entidad con un sinnúmero de monumentos históricos, entre los que sobresalen varias haciendas, como la de Huatzindeo, la de San Nicolás de los Agustinos, la de Sánchez, la de Guadalupe y la de San José del Carmen. De esta última es de la que hablaremos ahora.

San José del Carmen nació como la mayoría de las haciendas mexicanas: tras el acumulamiento de varias mercedes de tierra otorgadas por la Corona española a los primeros pobladores del nuevo territorio.

Se dice que el 1 de agosto del año de 1648 los frailes de la orden de los carmelitas, avecindados en lo que hoy es Salvatierra, recibieron la merced de dos sitios: uno de cal y otro en un yacimiento de cantera, esto se hizo con el fin de que los religiosos levantaran el conjunto conventual que se estaba construyendo en esas latitudes. Dos años más tarde, en mayo de 1650, estos monjes carmelitas tomaron posesión de cuatro caballerías de tierra (aproximadamente 168 hectáreas) justamente frente al lugar de la calera y al arroyo de Tarimoro; más tarde, se recibió un sitio de unas 1 755 hectáreas, era para ganado mayor. Hacia octubre de 1658 se les otorgó otro sitio y otras tres caballerías.

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Como si esto fuera poco, en 1660 los frailes compraron quince caballerías a doña Josefa de Bocanegra. Con todas estas tierras se fue formando la hacienda de San José del Carmen.

Sin que se sepa a ciencia cierta el porqué, en 1664 los carmelitas decidieron vender en 14 000 pesos la hacienda a don Nicolás Botello. En el momento de realizar esta transacción la hacienda ya se extendía hasta el arroyo Tarimoro, al norte; al poniente con las propiedades de Francisco Cedeño, y al sur con el antiguo camino a Celaya.

A la muerte de don Nicolás (quien se encargó de hacer crecer aún más la propiedad) la hacienda fue heredada por sus hijos, pero como estaban muy endeudados con el convento del Carmen de Salvatierra, decidieron vender la hacienda nuevamente a los frailes. El contrato de compraventa se realizó el 24 de noviembre de 1729, entre el bachiller Miguel García Botello y el convento mencionado. Para este momento, la hacienda ya poseía 30 caballerías de siembra y seis sitios para ganado mayor.

Hasta el año de 1856, en que entra en vigencia la ley de desamortización, la orden de los carmelitas estuvo en posesión de San José del Carmen, después de ese año la propiedad pasó a pertenecer a la nación y su producción bajó drásticamente.

En 1857 la hacienda es rematada en favor de Maximino Terreros y M. Zamudio, pero como no les fue posible saldar la cuenta en forma total, en diciembre de 1860 la propiedad es rematada nuevamente. En esta ocasión es adquirida por Manuel Godoy, quien la mantiene en su poder durante 12 años. En agosto de 1872 Godoy vende la hacienda a un tal Francisco Llamosa, un aventurero español que reúne una gran cantidad de dinero al comandar a una banda de ladrones que merodeaban el cerro del Culiacán y que fueron conocidos como “Los buches amarillos”.

Durante la época del porfiriato, San José del Carmen se consolidó como una de las fincas más productivas de la región. Después de 1910, se dejaron de cultivar por el sistema de “jornaleros” gran parte de las tierras de la hacienda y pasó a ser explotada por el de “aparceros”.

La hacienda de San José del Carmen, con el movimiento revolucionario y sus consecuencias en la repartición de la tierra, dejó de ser el latifundio de más de 12 273 hectáreas para repartirse en gran medida entre sus anteriores peones y trabajadores.

Actualmente, en la hacienda de San José del Carmen se conserva la “casa grande”, la capilla, algunas trojes y la barda perimetral que la delimita. Pese a que su actual propietario, don Ernesto Rosas, se ha preocupado por darle mantenimiento, le ha resultado casi imposible evitar que se vea deteriorada.

No obstante que don Ernesto y su familia frecuentan este lugar los fines de semana, la han facilitado para que se realicen en ella algunos eventos de importancia estatal.

Cabe mencionar que aunque la hacienda no está abierta al público en general, si se habla con el dueño y se le explica la razón de nuestra visita, generalmente permite el acceso para que tengamos la oportunidad de observar muebles de la época, como estufas de hierro forjado y “refrigeradores” de madera, entre otros.

SERVICIOS

En la ciudad de Salvatierra es factible encontrar todos los servicios que el visitante puede necesitar, tales como hospedaje, restaurantes, teléfono, internet, transporte público, etcétera.

SI USTED VA A SAN JOSÉ DEL CARMEN

Saliendo de Celaya tome la carretera federal núm. 51 y después de 37 km de recorrido se llega a la ciudad de Salvatierra. De aquí, tome la carretera a Cortázar y a tan sólo 9 km se encontrará con la hacienda de San José del Carmen.

Fuente: México desconocido No. 296 / octubre 2001

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