4 Pueblos Mágicos donde Día de Muertos es una experiencia inigualable
El Día de Muertos es una de las tradiciones más emblemáticas y bellas de México. Descubre aquí algunos de los Pueblos Mágicos más encantadores para vivir esta celebración.
Una de las celebraciones mexicanas que más intriga a los extranjeros es la tradición del Día de Muertos. Una fiesta llena de aromas, sabores, música, velas, adornos y colores para festejar los vínculos entre la vida y la muerte. Sin duda una de las tradiciones más bonitas que se extienden por todo nuestro país.
Por eso, te contamos cómo diferentes pueblos mágicos viven esta fecha de un modo muy especial.
Vive la tradición del Día de Muertos de una manera única
Pátzcuaro, en el corazón del Día de Muertos
Para hablar de la tradición del Día de Muertos tenemos que mencionar, sin excepción, al Pueblo Mágico de Michoacán: Pátzcuaro. Este pueblo ha conservado sus costumbres a pesar del gran aforo de turistas que lo visitan anualmente. Sin duda, durante las celebraciones del Día de Muertos, Pátzcuaro es un punto de referencia a nivel nacional e internacional.
Los alrededores de Pátzcuaro, Tzintzuntzan, San Pedro Cucuchucho, Ichupio, Santa Fe de la Laguna e Ihuatzio tienen como epicentro de toda las celebraciones la isla de Janitzio. En al centro del lago de Pátzcuaro, los festejos empiezan desde el 28 de octubre y concluyen el 2 de noviembre. Empezando con la Noche de Ánimas, son las primeras ofrendas dedicadas a los niños y jóvenes.
Los preparativos comienzan con la preparación de los alimentos. Las calles comienzan a llenarse de música tradicional, cánticos y adornos. Se destaca en estas fechas la danza de los pescadores: danzas que escenifican las proezas de la pesca y son ofrendas para pedir por la buena pesca en la región. Asimismo, se realiza la caza del pato sagrado; este animal es cazado únicamente con lanza y es utilizado para dar de comer a quienes esperan por la llegada de sus difuntos durante la madrugada del 2 de noviembre.
Durante la media noche del 1 de noviembre, se observan las procesiones hacia el panteón donde niños, mujeres y hombres caminan silenciosamente hacia el encuentro de sus seres queridos.
Sin duda, Pátzcuaro es uno de los mejores lugares de México para vivir la tradición del Día de Muertos. Aquí encontrarás altares, cantos, deliciosa gastronomía y cientos de velas y flores de cempasúchil.
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Malinalco, las ofrendas monumentales
A dos horas y media de la Ciudad de México, se encuentra este Pueblo Mágico del Estado de México que ofrece un verdadero espectáculo durante las celebraciones del Día de Muertos.
Aquí encontrarás ofrendas monumentales, cócteles de temporada, deliciosa gastronomía y mucho más. Las ofrendas son instaladas dentro de las viviendas de los habitantes del pueblo y se convierten en un tributo para los difuntos nuevos, es decir, las personas que fallecieron durante el año.
Los amigos y familiares de los difuntos coloran velas en las ofrendas monumentales, con el propósito de guiar a las ánimas a casa y que no se pierdan en el camino.
Si estás buscando un lugar cercano a la capital para celebrar el Día de Muertos, Malinalco es una excelente opción. Aquí todos los visitantes son bienvenidos y recibidos con júbilo por los pobladores; alegres de celebrar juntos la bella tradición y el lazo entre la vida y la muerte.
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Xilitla, el Xantolo y la tradición del Día de Muertos
Si bien, el Pueblo Mágico de Xilitla es famosa por su belleza surreal, durante las celebraciones del Día de Muertos se vuelve todavía más maravillosa. Aquí se festeja el Xantolo, una de las celebraciones más emblemáticas de la Huasteca Potosina, donde se celebra el acercamiento a los antepasados y a los dioses de las comunidades Tének y Náhuatl.
El Xantolo es una fiesta es una oportunidad para agradecer todos los favores recibidos durante el año, por eso todas las comunidades de la Huasteca se tornan en una gran celebración en donde abunda la hospitalidad, la gastronomía, la música y la alegría.
Los preparativos comienzan el 30 de octubre, cuando se instalan las primeras ofrendas. El primero de noviembre se empiezan a realizar las relaciones con rezos, se inciensan las imágenes de los altares y la convivencia dura toda la noche. Además, en algunas comunidades indígenas se realiza la Danza de la Malinche con piezas típicas de la zona.
El 2 de noviembre las ofrendas son llevadas a los panteones para adornar las tumbas. Aquí se tiene la creencia que los difuntos permanecen todo el mes de noviembre en nuestro punto, por eso las ofrendas son renovadas el 30 de noviembre.
Si buscas vivir una experiencia totalmente surreal, rodeada de la naturaleza de la Huasteca Potosina y con el encanto de toda la tradición del Día de Muertos, Xilitla es el lugar ideal.
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Huautla Jiménez, donde los huehuentones danzan
Y si hablamos de Día de Muertos, no podemos dejar de mencionar a Oaxaca. En el Pueblo Mágico de Huautla de Jiménez, ubicado en la Sierra Mazateca, se vive esta tradición de una manera única. Todo el pueblo se convierte en una fiesta desde el 27 de octubre al 2 de noviembre; llena de música, danza, deliciosa gastronomía y mucho más.
La tradición comienza el 27 de octubre, con los huehuentones que acuden al panteón a pedir permiso a los difuntos para poder comenzar la celebración. Durante los siguientes seis días los huehuentones visitan las casas y el panteón para ofrecer danzas y cantos en mazateco para representar la alegría de dar la bienvenida a los difuntos.
Los pobladores colocan un arco de carrizo en su casa, que indica la bienvenida a las ánimas hacia el altar. Las ofrendas son decoradas con alimentos típicos de la región, atole agrio, copal, veladoras, flores y figuras de los difuntos hechas de pan.
Primero se recibe las ánimas de los niños y jóvenes, en la madrugada del 1 d noviembre. Se realiza un evento con pirotecnia y se velan las tumbas. Las ánimas de los adultos también son recibidos con pirotecnia posteriormente y se mantiene la convivencia durante toda la noche.
Vivir el Día de Muertos en Huautla Jiménez es una experiencia única, ya que todo el pueblo se envuelve en una celebración que une a los vivos y muertos en una fiesta llena de danza, música y tradición.