Al encuentro de los pima por la carretera Sonora-Chihuahua.
Cuando se piensa en los grupos indígenas de Sonora, por lo general se tienen presentes los tres más famosos: mayos, yaquis y seris, pero en el estado también se encuentran diversas poblaciones de guarijíos, cucapás, kikapúes, pápagos y pimas.
Estos últimos viven en la sierra, hacia Chihuahua, y de hecho hay poblados pimas en esa entidad, lo mismo que en el territorio de Arizona, en Estados Unidos. La carretera que conecta Sonora con Chihuahua a través de la Sierra Madre Occidental es un recorrido por la historia y la cultura de los pueblos que habitaban esta región desde antes de la llegada del famoso jesuita Francisco Eusebio Kino, uno de los cuales, los pimas, viven precisamente en la sierra, hacia Chihuahua, lo mismo que en el territorio de Arizona, en Estados Unidos. Pero para ir a los pueblos pimas sonorenses, lo que el padre Kino llamaba la Pimería Baja, basta recorrer los primeros 340 kilómetros (unas cinco horas), de los cuales más de la mitad presenta muchas curvas.La primer parada saliendo de Hermosillo se encuentra en el kilómetro 72, una población de nombre San José de Pimas, famosa por sus panaderías tradicionales; ahí se hacen, entre muchos otros, los cochis y los coricos, o sea las roscas de maíz; también se preparan ricas empanadas de piloncillo y de piña. En algunas tiendas de San José se vende un queso fresco con chiltepín que bien vale la pena comprar.
En el kilómetro 141 la ruta se desvía a la izquierda unos 7 kilómetros para llegar a San Javier, pintoresco pueblo minero enclavado en la serranía, con algunas casonas coloniales y una pequeña iglesia muy bien cuidada. Siguiendo nuestro camino, en el kilómetro 168 cruzamos el río Yaqui. Su caudal no refleja el poderío que llega a tener cuando llueve durante varios días en la sierra. Es entonces cuando llena los vasos de las presas de El Novillo (relativamente cercana a Hermosillo) y de El Oviáchic, próxima a Ciudad Obregón.
En el kilómetro 224 se encuentra el entronque a la derecha, precisamente hacia Obregón.En el kilómetro 279 arribamos a Yécora, donde puedes comer el clásico “picadillo” de la sierra (que también se hace en Chihuahua): la carne de res picada (no molida), sazonada con caldillo de jitomate y orégano silvestre. Por separado, unos chiles güeros típicos de la región, asados o “toreados”, hacen el complemento perfecto, con sus tortillas de harina de trigo. En el kilómetro 307 la carretera cruza el río San Francisco, y pocos kilómetros después se llega a la zona denominada Los Pilares, visible a mano derecha durante varios cientos de metros; se trata de unas formaciones rocosas donde la erosión del agua y del viento ha producido unas extravagantes columnas pétreas de varios estratos encimados, que parecieran obra humana
En Los Pilares viven diseminadas varias familias pimas que aprovechan en parte la “arquitectura natural” del entorno para hacer corrales, delimitar sembradíos o ahorrarse alguna pared de sus casas, la mayoría de las cuales son de madera, con troncos trabajados rústicamente, pues ya nos encontramos en plena sierra, en medio de bosques de coníferas y de encinales con sus troncos retorcidos, como embrujados.En el kilómetro 326 se localiza el pueblo de Maycoba, capital de la Pimería Baja, con los restos silenciosos y destechados de su iglesia colonial de adobe, presididos por una esbelta cruz exterior.A un lado de la vieja capilla, o de lo que de ella queda, está un pequeño museo comunitario que hay que visitar. En el kilómetro 330 se ubica, a la izquierda, una pequeña brecha de un kilómetro que llega a la ranchería de El Encinal, y unos cinco kilómetros más adelante se encuentra el pueblo de Kipoor, última comunidad pima de esa región.
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