Altar teotihuacano en Tikal: un fascinante descubrimiento

Recientemente, se ha descubierto un altar teotihuacano en Tikal, Guatemala. Este hecho arroja más luz sobre los vínculos políticos, comerciales y culturales entre Teotihuacan y el área maya en el periodo Clásico.
Por mucho tiempo, se ha discutido la presencia teotihuacana en el área maya. Más allá de los vínculos comerciales y culturales, actualmente se ha ido confirmando que la metrópoli prehispánica del Valle de México fue un imperio. Además, ejerció un dominio efectivo sobre varias ciudades mayas de Chiapas y Guatemala. Por si fuera poco, el reciente descubrimiento de un altar teotihuacano en Tikal parece confirmar que los lazos entre ambos pueblos mesoamericanos eran más que estrechos.

El descubrimiento del altar teotihuacano en Tikal
Un equipo de arqueólogos de Guatemala y Estados Unidos descubrieron en la antigua ciudad maya de Tikal, una estructura teotihuacana. Se trata de un altar dedicado a la llamada «Diosa Tormenta», típica de los murales de la Ciudad de los Dioses. La construcción es de finales del siglo IV d.C. y habría sido elaborada por un arquitecto teotihuacano. El altar muestra la figura de la deidad con un tocado de plumas, rodeada de ricos ornamentos simbólicos.

La estructura tiene aproximadamente un metro de este a oeste, casi dos metros de norte a sur y poco más de un metro de altura. Está cubierta de piedra caliza y fue encontrada en una vivienda con figuras antropomorfas con borlas en tonalidades rojas, característicos de la cultura teotihuacana.
El altar se localizó al sur del emplazamiento maya mediante una luz láser, la cual mide distancias y obtiene información tridimensional. Esto aportó la evidencia de que lo que antes se creía terreno natural, en realidad era un complejo residencial de estilo teotihuacano, con el famoso talud-tablero como signo indiscutible de su origen.

El dominio teotihuacano en el área maya
En el pasado, se creía que el poderío teotihuacano era meramente comercial. Con evidencia de barrios extranjeros en la metrópoli del Altiplano Central, es evidente la importancia que tenía en el intercambio de bienes en toda Mesoamérica.

Sin embargo, poco a poco se ha descubierto que así como lo hicieron Tula y Mexico-Tenochtitlan en el Posclásico (900 d.C-1521 d.C), siglos antes Teotihuacan ejerció dominio directo sobre otras ciudades. Lo impresionante es que el área maya, la cual dista alrededor de 1,400 kilómetros de la Ciudad de los Dioses, ha sido la que ha arrojado indicios de ello.
Como lo indican las estelas 23 y 24 de Naachtun (en Guatemala), ante el imparable avance de Teotihuacan en la región, la ciudad-estado maya decidió aliarse con los extranjeros hacia el año 363 d.C. Fue tan fructífera aquella unión, que hacia el 16 de enero del año 378 d.C. (11 Eb), las tropas de la ciudad marcharon junto a los teotihuacanos contra Tikal y conquistaron el emplazamiento. El altar y estelas encontradas en el sitio, solo refuerzan la comprobación de este importante hecho en la historia de Mesoamérica en el periodo Clásico (200 d.C.-900 d.C.).
