Amparo Dávila muere en primavera
Crueldad, terror y escenas insólitas brotaron del genio creativo de Amparo Dávila, quien tuvo una vida llena de misterio. Descanse en paz.
A los 92 años en la Ciudad de México la escritora Amparo Dávila dejó este mundo. “Que no muera un día nublado ni fío de invierno” pidió durante la celebración de sus 90 años y, al parecer, su deseo se cumplió: murió en primavera.
La vida de una escritora de lo siniestro
Luis Mario Schneider realizó una semblanza que merece ser reproducida, ya que da unos visos descriptivos que ayudan a quienes no hemos leído la obra de Dávila a comprender la magnitud de su talento y un tanto de su vida.
«La crítica ha insistido, quizá demasiado en que los cuentos de Amparo Dávila vienen directamente del universo de Edgar Allan Poe, de Franz Kafka y de los latinoamericanos Borges, Arreola y Cortázar.
«No sería mejor ¿antes que hallar influencias, hablar de afinidades espirituales? Si otra cosa distingue a la narrativa de Amparo Dávila es su originalidad y su honradez que no proviene por vía intelectual, sino por esa ligadura a una existencia padecida, también imaginada».
Pinos, Zacatecas
«Amparo nació en 1928 en Pinos, Zacatecas, uno de esos tantos poblados mineros mexicanos que más parecen cuevas de fantasmas, traspasados por el viento helado, por días largos como años, por años inmensos e inmóviles como la eternidad. Ahí no se habita, ahí se inventa la vida por el único camino posible: la imaginación».
La infancia en condiciones particulares marcó la obra de Amparo Dávila, ya que siendo la segunda de tres hermanos, terminó siendo criada como hija única pues sus dos hermanos murieron.
«Si a ello se agrega una precaria salud, una infancia solitaria, de hija única, pesada en el silencio, en la mudez, entonces la inteligencia se vuelve desquiciante».
Luego vino San Luis Potosí y la poesía
«Para completar, la familia va a vivir a San Luis Potosí, y la muchacha acarrea sus espectros y va a parar a colegios de monjas. Ahí comenzó el fatalismo: descubrió la palabra escrita y la lectura perturbadora. Primero fue la poesía. Dos títulos que ciñen tristezas, cercenamientos, ansiedades que encubren lágrimas y deseos de evasiones: Salmos bajo la luna (1950) y Perfil de soledades (1954).
Siguió la narrativa en la CDMX
«Ya en la Ciudad de México descubrió la narrativa, de la que como ataduras ancestrales, como destinación, jamás ha abandonado. En 1959 aparece Tiempo destrozado; en 1964 Música concreta, y Árboles petrificados, ganador del premio Xavier Villaurrutia, en 1977.
«Los tres volúmenes son la constatación de una obsesión, de una terquedad que asombra. El mundo de Amparo Dávila es siempre uno y lo maravilloso es que ese solo mundo es polifacético, diverso. Nace siempre de lo cotidiano, diría de lo modesto, de lo sin nombre, pero que poco a poco, sin nerviosismo, sin intranquilidades va recorriendo un lento camino hacia lo insólito; es una ruta al erizamiento».
¿Quieres leer los siniestros cuentos de Amparo Dávila?
Aquí te dejamos una recopilación que publicó la UNAM en Material de lectura. Rindamos homenaje a esta gran pluma de las letras mexicanas leyendo y difundiendo su obra.
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