Arte y cultura en la Colonia, ¡descubre cómo era!
Conoce a los principales exponentes del arte y la cultura en la Colonia, una gran época para nuestra cultura y que nos heredó el legado de personajes como Sor Juana Inés de la Cruz.
Gracias a la influencia europea y prehispánica en la Nueva España, tanto el arte como la cultura se vieron muy enriquecidos. ¡Descubre la literatura, arquitectura y música de aquella época!
Siglo XVII
El sistema conceptual y estructural del barroco constituyó a lo largo de todo el siglo XVII, y en especial en la segunda mitad, una línea de pensamiento que permeó prácticamente todas las actividades vinculadas con la cultura y el arte en la Nueva España.
Floreció en este siglo ya que fue el de mayor solidez política y económica del virreinato, una vez concluida la conquista espiritual y material. No solo las bellas artes tuvieron un florecimiento único, también las llamadas artes menores o suntuarias como la platería y la cerámica.
Arquitectura
Cuando finalmente parecía que en la Nueva España se abandonaban los ejemplos inspirados en la antigüedad grecolatina, que había importado la corriente renacentista y de cierta manera se buscó dar expresión plástica a los anhelos libertarios de los criollos, a través de ella. Debido a esto, la arquitectura barroca europea se convirtió en modelo de la novohispana a lo largo del siglo XVII.
En un principio, el barroco en la arquitectura tuvo en México condiciones de la más moderna vanguardia. Por eso, no se adoptó inmediatamente en las obras que ya habían empezado a construirse como en el caso de las catedrales.
Ejemplo de lo anterior fueron las de México, Puebla, Oaxaca, Pátzcuaro y San Cristóbal de las Casas y Guadalajara, aunque, por supuesto, cuando estuvieron terminadas se le agregaron detalles del estilo que estaba en boga. En este sentido, algunos historiadores consideran que, por ejemplo, con las portadas de las naves laterales y la portada principal son el principio del barroco salomónico en México.
El enriquecimiento de la arquitectura
En la Nueva España, pues, se exploraron nuevas opciones compositivas. De esta época datan inmensa cantidad de construcciones como la portada original del Templo de Santa Trinidad, la iglesia de Santa Clara y la reconstrucción de San Agustín.
Entre los constructores que contribuyeron a caracterizar la primera mitad del siglo XVII destaca fray Andrés de San Miguel, hermano lego de los carmelitas descalzos: el construyó el conjunto del Desierto de los Leones en Cuajimalpa, el colegio de San Ángel y los conventos de Querétaro, Salvatierra y San Sebastián, por ejemplo.
En este siglo, el XVII, se fundaron también diez parroquias en la Ciudad de México: entre ellas, el sagrario, Santa Catarina, Santa Veracruz, Santiago Tlatelolco, Santa María la Redonda y San Francisco.
También se construyeron hospitales como el que fundó Zumárraga que después fue la Academia de San Carlos y el de San Antonio Abad y muchos conventos, como el de San Jerónimo, San Bernabé y el de San José de Gracia.
Muchos estudiosos consideran que el siglo XVII virreinal fue un siglo esencialmente arquitectónico.
Pintura
Las obras eclesiásticas eran, evidentemente las más importantes, no sólo por sus dimensiones sino porque tenían mayor apoyo, sobre todo gracias a las clases más poderosas económicamente.
Entre los pintores más importantes del XVII podemos citar a Baltasar Echave Rioja, seguidor de Murillo y Rubens y que pintó, por sólo citar un par de sus obras el Martirio de san Pedro de Arbués que le solicitó el Santo Oficio y los Tributos de la Eucaristía, la Fé y la Iglesia. José de Juárez (de la primera mitad), fue otro de los artistas de gran notoriedad en aquel periodo.
Juan Correa, trabajó intensamente de 1671 a 1716 y alcanzó gran prestigio y fama por la calidad de su dibujo y la dimensión de algunas de sus obras. Entre las más conocidos: Apocalipsis en la Catedral de México, La conversión de Santa María Magdalena, hoy en la Pinacoteca Virreinal y Santa Catarina y Adán y Eva arrojados del paraíso este último en el Museo del Virreinato de Tepoztlán.
Cristóbal de Villalpando, considerado el pintor más representativo de la segunda mitad del siglo XVII novohispano y que, como muchos artistas de su época trabajó más para la iglesia que para particulares o instituciones y trabajó tanto en pequeño como en gran formato. Algunas de sus obras son La apoteosis de San Miguel, Los desposorios de la Virgen y La huida a Egipto, todos ellos representativos de la calidad de la pintura barroca en la Nueva España.
Otros pintores novohispanos importantes de este siglo fueron son Rodrigo de la Piedra, Antonio de Santander, Bernardino Polo, Juan de Villalobos, Juan Salguero y Juan de Herrera.
Música
Los músicos también trabajaron especialmente para la iglesia, escribiendo partituras de la más diversa índole y copias de aquellas obras que se interpretaban en el órgano. Antonio Sarrier, fue autor de varias piezas en tres movimientos a las que llamó oberturas, que culminaban con lo que en cuestión musical fue la vanguardia de la época: una fuga.
Juan Matías, de origen indígena fue también compositor y maestro de capilla en la sede diocesana se Oaxaca y autor de un Tratado de Armonía.
Antonio de Salazar, maestro de capilla de la Catedral de México.
Literatura
Esta rama del más fino arte se permeó, por supuesto, de todas las delicias del culteranismo y del énfasis de la retórica. Lo que en arquitectura tuvo la apariencia de sinuoso y recargado, en literatura fue erudito y exagerado. Y para ser un gran escritor en esta época – o quizá en todas- no solo se requería de habilidad sino también de talento.
Algunos de los autores conocidos hasta mediados de este siglo incursionaron con éxito en el terreno del los juegos y caprichos literarios – anagramas, emblemas, laberintos, muchos símbolos- y en la poesía lírica, narrativa y dramaturgia.
Algunos de los escritores novohispanos de aquella época fueron José López Avilés que escribió una biografía en verso de Fray Payo Enríquez; Matías Bocanegra que alcanzó un grado importante de popularidad por su Canción a la vista de un desengaño y, por supuesto, el sabio de la época: Don Carlos de Sigüenza y Góngora.
Este escritor barroco, autor de obras todas ellas notables escribió la célebre Relación de los infortunios de Alonso Ramírez, un relato en género de ficción que estaba prohibido por la Santa Inquisición y la Primavera Indiana, largo poema que abordó a fondo el tema de la Virgen de Guadalupe.
La Décima Musa, una figura central de nuestra literatura
Sin embargo, el personaje más importante del la literatura en aquellos años y en toda la época virreinal – y hasta alguno dicen que en toda la historia de México- fue Sor Juana Inés de la Cruz. Objeto de las más profundas reflexiones, de los más sesudos estudios, de los más encendidos elogios y de las más ardientes polémicas, la figura de la Décima Musa, como la llamaron sus contemporáneos sigue siendo insuperable.
Lo anterior debido a la universalidad de su pensamiento, la brillantez de su ingenio, la corrección de su prosa y la magnificencia de su poesía, aunados a un manejo insuperable de lo alegórico y un conocimiento profundo de innumerables materias hicieron una aportación inestimable al mundo de la cultura.