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Arte y Artesanías

Artesanías Teporingo: trompos, yo-yos y baleros

Estado de México
Artesanias Teporingo
© cortesía Artesanías Teporingo

¡Regalemos juguetes mexicanos! Pirinolas, trompos, baleros, yo-yos son producidos por Artesanías Teporingo desde hace cuatro generaciones.

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Marisol Hernández ha abierto las herramientas digitales de Artesanías Teporingo; sus tíos y abuelos llevan más de 40 años trabajando el pino y transformándolo en trompos de cuerda, pirinolas, dados, baleros, cochecitos y yo-yos, entre otros juguetes tradicionales mexicanos.

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¿Por qué Artesanías Teporingo?

Ella, hace un par de años, nunca imaginó que al ponerle el nombre de Teporingo, el más pequeño de los conejos que vivía en el Nevado de Toluca, habría de llamar el mal agüero de la desaparición. El teporingo es endémico del Estado de México y está en peligro de extinción.

San Antonio la Isla es un pueblo cercano al Pueblo Mágico de Metepec, cuya principal producción era, precisamente, la artesanía de madera; en especial los juguetes tradicionales. Camiones de carga llegaban al pueblo donde se surtían para llevar a diferentes polos turísticos del país donde vendían las artesanías como souvenirs.

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La innovación del negocio familiar

Con la pandemia vino el confinamiento y los souvenirs quedaron en pausa, como muchos oficios que han tenido que reinventarse. Y así lo ha hecho Marisol, de la mano de sus familiares y vecinos artesanos, quienes han abierto la tienda en línea de sus juguetes, pero también han innovado con sus productos.

Estas últimas semanas han desarrollado una nueva línea de productos para dar masaje: cinturones de masaje, copas suecas, champiñón para masaje. Quizá las horas que consume el trabajo remoto, tal vez por el uso de la tecnología que nos conecta al nuevo entretenimiento: a distancia, online.

Sin tener un estudio mercadológico que sustentara la decisión de ampliar el catálogo, esta variante ha dado un poco de aliciente a la familia y a los vecinos que han unido esfuerzos para que la comunidad salga adelante. Ya que muchos artesanos han tenido que irse a trabajar de obreros a pueblos vecinos ante la nula demanda de sus artesanías.

Sin embargo, la familia Hernández se ha mantenido y ha logrado lanzar una nueva línea y armar paquetes de juguetes mexicanos con piezas propias y de vecinos que van desde kits musicales con maracas, guitarra, pandero y xilófono, hasta el kit básico de balero, pirinola, yo-yo y trompo.

Hay una gran variedad de colores y diseños y están abiertos a pedidos especiales.

La producción, un oficio que debe permanecer

Nacer artesano implica que los surcos de las manos se pronunciarán, que el aserrín calará hondo en la piel y es altamente probable que las callosidades del trabajo artesanal harán engrosar los dedos. Así son las manos del tío de Marisol, don Samuel que tiene 60 años de vida y, quizá, 40 de tallar la madera y darle forma y color a la imaginería popular.

En Artesanías Teporingo llevan más o menos este proceso:

Aprenden a recibir y escoger la madera (ellos trabajan principalmente pino), a guardarla para que se seque, ya que húmeda no se puede trabajar; aprenden a protegerla del aire y la humedad para que no se agriete y se rompa. Lo anterior es parte de un oficio que se va heredando de generación en generación.

Cuando la parte del almacenamiento ya está resuelta, hay que saber qué se va a hacer y sólo los entrenados para ello pueden ajustar el torno para la producción: no es lo mismo producir trompo de cuerda que el clásico, por ejemplo.

Para que la producción sea exitosa, lo recomendable es que se saque la mayor cantidad posible de piezas para que el ajuste del torno sea utilizado al máximo; no sería rentable estar sacando una producción limitada de yo-yo y luego trompos, a menos que se trate de una edición limitada cuyo costo se elevaría.

Luego se talla y se sella; se deja secar, se entinta o se pinta y, finalmente, se barniza. Todos los procesos anteriores se hacen a mano y se les dedica el tiempo necesario para que no se manchen.

¿Quién no gozó de jugar yo-yo? ¿Acaso sabes tirar el trompo? Si te gusta el ritmo, ¿qué tal un pandero o un xilófono?

Si esto de lo que escribo te parece completamente lejano, ¡te hace falta ir a la raíz y divertirte con los juguetes mexicanos! Sin duda, la motricidad de un bebé se estimulará mucho más aprendiendo a tirar un trompo y tocando un xilófono. Así que ya lo sabes: ¡consume local, haz patria y regala juguetes mexicanos!

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autor Editora en jefe del sitio México Desconocido. Quiero contagiar mi pasión por México.
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