Así fue el nacimiento de las cocinas económicas en México, comidas en tres tiempos

En todo México abundan unos austeros establecimientos alimenticios en los que nunca falta una sopa de pasta, consomé, tortillas calientes y una gran variedad de guisos servidos a toda aquella persona con mucha hambre, pero quizá con poco dinero en el bolsillo. Se trata de las cocinas económicas o fondas. 

Y aunque pareciera que siempre han existido estas mujeres que abrieron los comedores de sus viviendas para servir alimentos a cualquiera que se los pida, la realidad no es esa. La historia de estos locales empezó al finalizar la Revolución Mexicana, en un país con familias seriamente afectadas en su economía por los recientes conflictos armados.

La Revolución Mexicana y las cocinas económicas

Habrá sido en la década de 1920, según estima el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, cuando aumentó la venta informal de comida en el país, dentro de las llamadas  “fondas” o “figones”, hoy también llamadas cocinas económicas. Desde un inicio dichos establecimientos eran propiedad de hombres o bien de mujeres. 

Sin embargo, cosa contraria a lo que ocurre en la actualidad, eran más aquellos locales en los que el hombre era el patrón y las mujeres eran la mano de obra para preparar y servir a los transeúntes los antojitos a precios accesibles. 

Mujeres, las creadoras de las cocinas económicas

También, anota la doctora Clementina Díaz y de Ovando, en su libro Acercamiento a la historia culinaria de México en el siglo XX,  hubo mujeres que se organizaron para formar auténticas sociedades culinarias en sus colonias de origen, atrayendo a trabajadores de la zona quienes por un cobro universal recibían una comida escalonada por tiempos. 

Las cocinas económicas o bien fondas, fueron convirtiéndose en sinónimo de alimentos caseros y accesibles, lugares que permitían y siguen permitiendo alimentarse conservando, más o menos íntegro, el sueldo del día. 

Los términos «fonda» y «comida corrida»

Sobre el orígen de “fonda” sabemos que viene de la voz árabe “fundac”, que significa hospedería, por eso la palabra empezó a usarse en el español por pequeños locales que ofrecían cuarto y comida. 

Así que la vocaci de las cocinas económicas siempre es servir antojitos o comidas por tiempos, un platillo tras otro, a un precio accesible. Y para darnos una idea de lo importante que siguen siendo están las últimas cifras del Inegi, las cuales indican que en México existen 59 mil 296 negocios que ofrecen comidas corridas, toda una legión. 

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