Ate con queso: un postre tradicional de México - México Desconocido
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Ate con queso: un postre tradicional de México

Ate con queso
© La Villita

El ate con queso es un aperitivo muy tradicional de México. La sutil combinación de lo dulce con lo salado lo hace único ¡Conozcamos su historia!

El ate con queso es uno de esos postres con el que crecimos desde pequeños. Y es que es un aperitivo tradicional en las casas mexicanas. La particularidad de su sabor descansa en esa sutil combinación de lo dulce del ate y lo salado del queso. La pasta hecha a base de guayaba o membrillo, es un bocadillo muy arraigado en diferentes regiones de México. Su unión con el queso la transforma en un platillo ligero muy socorrido para reuniones familiares o fiestas.

Ate con queso: un aperitivo muy tradicional de México. © La Flor de Morelia.

¿Qué es el ate con queso?

El ate con queso es un bocadillo muy tradicional de nuestro país. El ate es un dulce típico, elaborado a base de una pasta hecha con pulpa de guayaba, membrillo o tejocote, agua, canela y mucha azúcar. Respecto al queso, este es el famoso derivado lácteo cuajado. Para este postre en particular, se puede usar cualquier variante, aunque las más socorridas son el panela, el manchego, el gouda y el Chihuahua, entre muchos otros. Ambos ingredientes se cortan en cubitos o rebanaditas. Se usan palillos cocteleros para consumirlos, a manera de brochetas. Inclusive se les puede acompañar con una copa de vino.

El ate con queso se come con palillos, a manera de brochetas. © Cocina Fácil.

Origen: el dulce de membrillo

El origen de este postre, particularmente del ate, se encuentra en el dulce de membrillo. Este se elaboraba desde época romana, usando el árbol de membrillo. También se producía en Medio Oriente. Por esta razón, los árabes, en su expansión cultural y territorial durante la Edad Media, llevaron el manjar a la Península Ibérica. Allí fue muy popular, particularmente entre la comunidad sefardí (judíos hispanos), alrededor del siglo XII d.C.

Con la conquista de Mesoamérica y Aridoamérica, los españoles trajeron el famoso dulce a nuestro país. Y como no podía ser de otro modo, el bocadillo fue adaptado. Se introdujeron varios cambios y nuevos sabores, como el de la guayaba y el tejocote. Parece ser que la receta del ate se creó en recintos religiosos, particularmente en los conventos de las distintas órdenes establecidas en la Nueva España. El pasar de los siglos hizo que el ate fuese consumido troceado, acompañado de cubitos de queso.

Ates de pera, guayaba y membrillo. © Wikipedia.

Variedades tradicionales y modernas del ate

Los ates tienen una variedad enorme. Los más famosos y que inclusive tienen denominación de origen, son lo de Morelia, Michoacán. Sus tres sabores son lo que solemos disfrutar en la mayor parte del país: guayaba, membrillo y tejocote.

Sin embargo, hay otras muchas clases de ate a nivel nacional. En los estados de Durango, Sonora y Chihuahua, le llaman cajeta. Mientras tanto en Coahuila, hay de membrillo y de perón. En Guanajuato se hacen ates de membrillate. Por otro lado, el ate de guayaba suele llamarse guayabate en muchos lugares de México. Inclusive, en entidades como Oaxaca, es conocido como guayabate de panela; en lugar de azúcar, se usa panela. En Baja California Sur existe el sabroso ate de dátil.

Por último, el sabor del ate ha sido incorporado en otros postres. Uno de ellos es el pay de queso con ate. También se ha experimentado con los tamales, creando uno de ate con queso, en el cual la masa de maíz sirve de cama para trozos de ate y queso. Todas estas fusiones de lo tradicional y lo moderno enriquecen la gastronomía de nuestro país.

Tamal de ate con queso. © Recetas Nestlé.

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autor Poeta y ensayista. Historiador de formación. México es sus misterios.
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