Real de Asientos y sus sorpresas - México Desconocido
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Pueblos Mágicos

Real de Asientos y sus sorpresas

Aguascalientes
Real de Asientos y sus sorpresas fifu

Una visita exprés por uno de los pueblos mágicos de Aguascalientes, me sorprendió en muchos sentidos. Aquí te cuento cuáles son los atractivos turísticos de Real de Asientos y sus sorpresas.

A dos horas de Calvillo y una de Aguascalientes, está el Pueblo Mágico de Real de Asientos. Desde que crucé el arco de entrada me emocionó la fisonomía de este antiguo pueblo minero, con sus fachadas en colores ocre y los marcos de puerta de cantera en cada una de ellas. Comencé a explorar los principales atractivos turísticos: por la Plaza Principal, donde sobresale la Iglesia de Belén. Llegué en plena misa, que se escuchaba por altavoces a lo largo de la plaza. Mi llegada también coincidió con alguna fiesta patronal, pues había mucha gente, en el templo y en el atrio, donde un grupo de danzantes hacía los honores. El cuetero, con gesto adusto, lanzó un cuetón cada cinco minutos. Nunca me han gustado los cuetes, así que traté de alejarme lo más posible. 

 Paulo Jiménez

El sugerente tunel

Preferí evitar la multitud así que me interné en el estrecho túnel que pasa por debajo, que fue construido por los indios chichimecas hace aproximadamente 300 años para evitar que las filtraciones de agua de los manantiales cercanos continuaran deteriorando el templo. Al atravesarlo, no pude evitar relacionarlo con aquellos túneles de otros subsuelos, que se usaron para esconderse, escaparse y hasta enamorarse. 

 Paulo Jiménez

Al encuentro de Cabrera

Seguí por la pinacoteca que guarda obras del maestro Miguel Cabrera, el máximo exponente de la pintura virreinal en nuestro país; y cuando la misa terminó, entré por fin al Templo de la Virgen de Belén, construido en 1715, bajo la inspiración del estilo neoclásico colonial, el característico de los espacios sacros de Aguascalientes. Todo esto me pareció bastante interesante, pero debo confesar que mis momentos favoritos en Asientos fueron los que pasé caminando sin rumbo fijo, tal vez guiada por el instinto, por pequeñas pistas que asomaban detrás de un señor que pasaba en bicicleta, o por los recovecos que se dejaban ver al cruzar cada esquina.

 Paulo Jiménez

La arquitectura intrigante

A lo largo de mi caminata, me topé con fachadas misteriosas, entre las que sobresalía la de Casa Larrañaga. Cuenta la leyenda que posee un escudo de armas tan intrincado que, quien consiga descifrarlo, podrá dar con el tesoro escondido dentro de la misma. Seguí mi camino atravesando la Alameda y llegué a una especie de hacienda color ladrillo, que me pareció seductora arquitectónicamente y a la que decidí entrar. Mejor pedir perdón que permiso. Al intentar descifrar qué era el lugar en el que estaba, que a simple vista parecería un jardín de cactáceas, bajé la vista ¡y miré un esqueleto expuesto! La sorpresa se combinó con un poco de desagrado y algo de ansiedad por estar haciendo algo presuntamente incorrecto al observar los huesos de una persona que tuvo una vida, hace tal vez 300 o 400 años. La emoción agridulce se me revolvió en el estómago, sin embargo, mi curiosidad fue más fuerte. Miré alrededor y había infinidad de esqueletos dispuestos de la misma forma, dentro de esos pequeños nichos.

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 Paulo Jiménez

De los entierros

A mi encuentro salió el guardián del lugar, que, en vez de regañarme, me invitó a seguir conociendo. Me platicó que en el antiguo cementerio de Guadalupe, ubicado a espaldas del templo del mismo nombre, se sepultaba exclusivamente a los españoles ricos. Y entre más ricos, más cercanos al altar mayor, o del cielo, según las creencias de esas épocas. A la gente se le enterraba de pie, y un par de años más tarde, los huesos se desecaban y se acomodaban en estos nichos, o si de pronto nadie se responsabilizaba de la osamenta, en un osario, al que es todo un reto asomar la nariz. Gracias a la mineralidad de la tierra, también se dio frecuentemente el fenómeno de la momificación en los esqueletos que aquí yacían.

 Paulo Jiménez

Dentro de mí continuaba la lucha: ¿cómo un lugar que debería percibir como macabro, con osamentas expuestas, un par de momias y la representación de un entierro prehispánico (con todo y su momia “petateada” o envuelta en petate, a la usanza antigua), me pueden parecer encantadores? Quizá se deba al esfuerzo de los restauradores que han devuelto al lugar su gloria original, tal vez cedí un poco en mi pelea interna y mi propia relación con la muerte, con mis duelos, con mis seres queridos que odiaría terminaran así, como una simple bola de huesos sin nombre fotografiados por los turistas. Simplemente me permití admirar la belleza de lo siniestro. Y así se fue la ansiedad, aunque no me acerqué demasiado, ni a los huesos ni a las momias.

 Paulo Jiménez

Fin del recorrido

Todavía con la impresión a cuestas, y tras caminar un poco más por el bello poblado para que se me bajara el susto, terminé mi breve recorrido por Asientos en el Ex Convento del Tepozán, la tercera maravilla de este lugar, una estructura de 1627 en perfecto estado de conservación, en el que recorrí la vida monástica de los franciscanos que lo habitaron. Quizá para continuar mi visita al lado oscuro, y con el instinto paranormal todavía a flor de piel, caminé por sus estrechos pasillos que me parecían aún más lúgubres que el propio cementerio. Casi pude percibir las almas en pena de los monjes, con todo y sus cadenas rechinantes, a través de estos oscuros pasillos que me helaron la sangre y los huesos, pero cuya belleza es indiscutible. No me extrañó nada enterarme de que estos muros están rodeados de las más estremecedoras leyendas de terror, que también, si te atreves, podrás conocer en los paseos nocturnos.

De Calvillo a Real de Asientos

  • Toma la carretera 70 Aguascalientes-Calvillo y la 25, Aguascalientes-San Marcos. Recorrido: 1:45 minutos.
cementeriosreal de asientos
autor Azucena Pacheco
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