¡Ballenas a la vista! Están ya en Baja y Nayarit
La llegada de las ballenas grises y jorobadas a costas mexicanas anuncia el advenimiento de uno de los fenómenos naturales más espectaculares de todo el planeta, un regalo que año con año no nos deja de sorprender.
Año tras año, las costas de Pacífico Norte de México reciben la increíble visita de dos de las especies más grandes del mundo submarino: las ballenas gris y jorobada.
En efecto, luego de un largo viaje que da inicio en el Ártico, y que comprende más de 10,000 km, la ballena gris termina su recorrido en las costas de la península de Baja California.
Específicamente las ballenas se refugian en las tranquilas aguas de las lagunas San Ignacio y Ojo de Liebre, en Guerrero Negro, dentro de la reserva de la Biosfera del Vizcaíno, y del estero de la Soledad, Puerto Adolfo Mateos y Puerto San Carlos, en la Bahía de Magdalena, donde inicia su sorprendente proceso de procreación.
Es así como, desde finales de diciembre y hasta principios de abril, los visitantes a esta región pueden maravillarse con la observación y, en muchas ocasiones, con el contacto directo sobre la piel de uno de estos imponentes mamíferos de ¡más de 14 metros de longitud!
Espectáculo similar ocurre en las costas de Nayarit, adonde llega la ballena jorobada después de nadar desde Alaska.
Esta se distingue de la gris por sus enormes aletas pectorales (que llegan a medir hasta 4 m y son las más largas entre todos los cetáceos), pero sobre todo por una pequeña aleta dorsal, de forma triangular, que presenta sobre una joroba o giba, situada en el tercio posterior de su cuerpo.
La ballena jorobada alcanza las cálidas aguas de Punta Mita, Bahía de Banderas y Rincón de Guayabitos para ahí aparearse, reproducirse y dejarse ver dando impresionantes saltos de casi tres metros, los cuales descubren gran parte de sus vientre color blanco.
Esto sucede desde principios de diciembre hasta principios de marzo cuando, junto con sus pequeñas crías “nayaritas” de casi seis metros de largo, emprende el regreso a las costas de aquel gélido estado americano.
Los mejores lugares de salida para observar a la ballena jorobada son San Blas, La Cruz de Huanacaxtle y Sayulita.
Observar el imponente paso de una gris, acariciando con su cola las tranquilas aguas de la península de Baja California, o bien admirar el increíble salto de una jorobada frente a las costas nayaritas, constituye uno de los regalos más hermosos que la naturaleza ha dado a las costas del Pacífico mexicano.
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