El barco de cemento que el gobierno mexicano echó al mar en 1940
¿Flotó o se hundió? Detrás de la historia del barco de cemento hubo mucha expectativa, malos cálculos y un hombre ridiculizado
Dicen los abuelos que uno puede pasarse la vida haciendo todo bien, pero si al último se comete un error, éste será lo único que la gente recuerde de nosotros. Algo así le pasó al primer mandamás de la Secretaría de Marina, Heriberto Jara, cuando echó al mar un barco de cemento.
Sí, leyó usted bien, un barco de cemento, un barco de puro hormigón, un barco de piedra. Esto ocurrió una mañana de verano de 1942, en el dique de San Juan de Ulúa, de las costas del Puerto de Veracruz.
¿De dónde salió la idea de hacer un barco de cemento?
Marineros, funcionarios, pescadores, ciudadanos, curiosos en general, se dieron cita en aquel lugar para atestiguar cómo es que una roca podía flotar. La banda de guerra tocaba dianas y otras piezas para amenizar el momento. Pero Jara, hombre de alta reputación en el gobierno mexicano por ser un connotado militar, político y diplomático en su pasado, estaba bastante nervioso, y cómo no, aquello había sido su idea.
Se le ocurrió porque como ex embajador de México en Cuba había visto una flotilla de barcos pequeños de concreto levitar en aguas cubanas. Así que cuando el presidente Ávila Camacho lo designó secretario de Marina se le ocurrió hacer algo llamativo, atípico. Pero no había sido lo único que lo había hecho impulsar tal proyecto.
El barco de cemento surgió por una serie de circunstancias
En 1942, a causa de la Segunda Guerra Mundial, el acero empezó a escasear, y casualmente el cemento se encontraba en su apogeo. Así que todo se juntó para crear una embarcación con ese material. De vuelta a la mañana de verano de 1942, Heriberto Jara asintió para que el barco fuera botado.
Y para sorpresa de todos el barco de cemento flotó. No obstante fue todo una ilusión, fueron instantes de gloria, porque al poco rato se hundió, nadie pudo hacer nada para evitarlo, en el espacio marino que fugazmente ocupó, solo emergieron millones de burbujas, el sueño había acabado.
De un prestigioso político a ser el «hazmerreír»
“Fui el hazmerreír”, confesaría tristemente el secretario Jara a la prensa algunos días después de lo ocurrido. La gente de mar, la clase política, todos lo trataron como imbécil, según contó en una entrevista de 2016, Diego Berruecos, un artista que ha investigado el caso.
Aunque realmente Heriberto Jara fue tratado injustamente porque solo se había equivocado en algunos cálculos, puesto que el peso del concreto y el acero es prácticamente el mismo sobre el agua.
De hecho hubo casos de éxito en países como Italia, Noruega y Estados Unidos, éste último tuvo varios, entre ellos el petrolero S.S. Selma. Del barco de Heriberto Jara no hay fotografías, solos las anécdotas, como si esta historia hubiera tratado de borrarse, y en parte lo lograron.