¿Te imaginas bucear en un barco hundido?

En las inmediaciones de estos mares se desataron numerosas batallas para defender las mercancías de los continuos saqueos. Como consecuencia de estos acontecimientos, se calcula que en las profundidades de las costas cercanas al puerto yacen más de 300 barcos hundidos, los cuales son muy difíciles de encontrar. Esto convierte al Puerto en un excelente lugar para los aficionados al buceo de aventura.

Una vez definido nuestro destino, comenzamos a preparar la expedición. Lo primero fue capacitarnos, así que acudimos a Dive Encounters para tomar la especialidad de buceo en barcos hundidos, donde nos enseñaron técnicas en espacios reducidos.

En busca de un especialista

Pronto encontramos al arquitecto e instructor de buceo Manuel Victoria,  dueño y director general de Dorado Buceo, con 16 años de experiencia. Con él y su equipo organizamos nuestro programa de cinco diferentes naufragios: El Rielero, El Ana Elena, El Águila, El Hidalgo y El Cañonero Riva Palacios; barcos cargueros que sucumbieron por el mal temporal, excepto el último, un barco del ejército (un cañonero C50) que fue hundido con el propósito de hacer un arrecife artificial.

Sorpresas submarinas

Los buceos fueron espectaculares, estar en lo que alguna vez fue un barco que trasportaba gente es algo que pone a volar tu mente; todo tipo de pensamientos invaden tu cabeza: imaginas a las personas caminado por los pasillos, trabajando en el cuarto de máquinas, navegando el barco y muchas otras cosas más, igual no dejas de pensar en el mal momento que pasó la tripulación cuando se hundió su barco.

Paradójicamente, hoy en día estos naufragios albergan en sus grandes cascos de acero a cientos de especies de flora y fauna marina del Golfo de México que le dan un toque de color y armonía a las corroídas estructuras.

En la superficie…

También disfrutamos del Puerto de Veracruz en sus diferentes facetas. Visitamos el Fuerte de San Juan de Ulúa, que durante muchos años funcionó como una prisión, en cuyas celdas estuvieron personalidades como Fray Servando Teresa de Mier, Benito Juárez y Jesús Arriaga, mejor conocido como “Chucho el Roto”.

También caminamos por los muelles, desde los que pudimos ver los impresionantes barcos cargueros que permanecían anclados. Y por las noches disfrutamos el zócalo de la ciudad. Ahí se reúnen de 8 a 9 de la noche para bailar el tradicional danzón; los hombres ataviados con su tradicional guayabera y las mujeres con sus largos vestidos de manta blanca.

Y no podemos dejar de hablar de la comida; es de lo mejor, por ejemplo, las bombas con un lechero en Café de la Parroquia saciaban nuestra hambre después de bucear, igual que los frutos del mar que comíamos a la orilla del río, en Boca del Río, rematando con una buena nieve de limón del “Güero Güera”.

Al término de la expedición todos regresamos muy contentos ya que se  logró el objetivo y sobre todo seguimos descubriendo sitios maravillosos para la práctica del buceo en nuestro país.

Tips para bucear en restos de barcos hundidos

– Es fundamental dominar habilidades como la respiración compartida,  el control de flotabilidad y el equilibrio del cuerpo.

– Se necesita una excelente condición física y mental, sentido común, disciplina y autocontrol.

– Se debe asegurar siempre la salida.

– Consumir el aire por tercios: uno durante el recorrido de entrada, otro para regresar a la entrada y el último para emergencias.

– Evitar bucear a más de 40 metros.

– No golpear en los techos o paredes.

– No ingresar en lugares donde no se pueda dar la vuelta con facilidad.

– Hay que tener en cuenta que es un ambiente sin luz natural, no se puede realizar ascensos de emergencia, no se debe remover el sedimento para no perder la visibilidad y se tiene una mayor dependencia del equipo mecánico.

¿Te gustaría o has buceado en barcos hundidos? ¡Cuéntanos!