Día 4: Turismo de inmersión en Copalita, Oaxaca - México Desconocido
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Día 4: Turismo de inmersión en Copalita, Oaxaca

Oaxaca
Día 4: Turismo de inmersión en Copalita, Oaxaca fifu

Marco y Manuel cruzaron sus proyectos: el punto en común –o cruce– era el turismo de inmersión.

Día 1:Los muchos Méxicos que se cruzan camino a Copalita

Día 2: Copalita, una manera diferente de vivir el turismo

Día 3: Camino Copalita, los creadores de una ruta mágica

Marco y Manuel cruzaron sus proyectos: el punto en común –o cruce– era el turismo de inmersión: “No queremos cambiar nada. Queremos aportar algo y es poner a la ruralidad en diálogo, al tú por tú, con la urbanidad”, asegura Marco.

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El recorrido sigue a lo largo del río y tiene una dificultad mediana: se extenderá por seis horas. En el trayecto hay ceibas que datan de más de 500 años y árboles de mango. El último tramo es una subida (de 45 minutos) que retó al grupo entero. Algunos ascendieron lento; otros rápido.

Lóránt Vörös

Unos, en silencio; otros lloraron al notar que se sobreponían a cada paso. Los guías locales suben con mucha facilidad (¡y con sandalias!) y destreza y son ellos también quienes empujan positivamente al grupo, con su paciencia, sus atenciones. Son admirables. Esta vez nos acompañó Ángelo, una autoridad del proyecto, un hombre con una manera de pensar apabullante, entera, clara, inteligente. Y pícara: “claro que me peleo, a veces, con Gaudelia, mi mujer, pero puedo asegurarte que, siempre, soy inocente”.

Llegar a la cima fue el último gran esfuerzo físico para todos. Extenuante. Retador. El sudor fue la moneda cara de este día.

Yuviaga es un templo. Y como tal entramos descalzos y en silencio, agachamos la cabeza bajo la cascada intensa de su manantial transparente, potente, exquisito. Beber agua helada. Sumergir los pies sobregirados desde hace días. Reír. Comer plátanos perón asados a las brasas con miel y agua de chilacayota en lo oscuro, entre intermitentes luciérnagas amarillas. Hay silencio. Más risas. Y hamacas esperándonos para dormir. Un templo, no hay duda. Se desconoce la ruralidad y es posible detectar cierta conveniencia en no saber.

Lóránt Vörös

Por ello, para los visitantes, la convivencia en los ocho diferentes parajes es una invitación a reproducir y replantear perspectivas, conceptos, formas de organización, en ellos. Con los viajantes las comunidades pueden trastocarse un poco en su dinámica, pero el objetivo que se busca es que no sea de forma definitiva, que este turismo se integre como parte de su economía, pero no se convierta en su forma de vida, pues eso sí reconfiguraría a su sociedad de manera absoluta.

Las ocho comunidades integrantes del proyecto se rigen bajo la estructura de bienes comunales. En México, 51% del territorio nacional es propiedad social (ejidos y comunidades); en Oaxaca de Juárez, 89% es propiedad comunal.

Una forma de explicarlo es: cuando se cumplen 18 años se tiene derecho a ser comunero, se puede hacer uso de la tierra. Para ello, es necesario cumplir con diferentes cargos en la comunidad, lo cual da un servicio a la misma.

A cambio se reciben de forma gratuita agua, luz, etcétera. No obtienen un sueldo, sino que este se ahorra y beneficia a todos. El salario, por lo tanto, es comunal y se utiliza para hacer un fondo que puede ser empleado para inversiones de distintos tipos. Ahora, se construye uno para comprar instrumentos y rehacer las bandas musicales comunitarias, desde lo artístico y no desde lo turístico.

autor Ana Elena Pola Santamaría
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