Carnaval en Solteros de Juan Rosas (Veracruz)
Al igual que en otras partes de nuestro país, en la pequeña comunidad de Solteros de Juan Rosas se celebra el tradicional carnaval, sólo que aquí adquiere características que lo hacen singular.
Esta comunidad, poblada mayoritariamente por nahuas y algunos totonacos, cuenta con 320 habitantes y se encuentra ubicada al suroeste del municipio de Papantla, Veracruz. La fiesta del carnaval en Solteros de Juan Rosas se ha venido celebrando año tras año, con una duración de cuatro días. Los preparativos para el festejo se inician con un año de anticipación. Esto significa que cuando termina el carnaval, se elige a los organizadores del que se celebrará el año siguiente.
El grupo organizador, conformado por un «capitán primero» y ocho o más personas, es el encargado de conseguir la indumentaria y las máscaras que portarán los participantes, popularmente conocidos como «disfrazados», cuyo número siempre es indeterminado e inclusive tanto a niños como a jóvenes y adultos.
Las actividades del carnaval inician la noche del viernes anterior al Miércoles de Ceniza con una ofrenda a las máscaras. Este culto tiene lugar en la casa del capitán primero, donde se colocan las máscaras en el suelo, mientras las mujeres se encargan de preparar un caldo de pollo que de preferencia ha de ser simple (sin sal), pues debe ser al gusto del diablo, a quien se le dedica la celebración. La ceremonia es precedida por un curandero de la comunidad, quien da de comer a las máscaras y le reza al rey del carnaval con el fin de que no se moleste y permita a todos jugar felizmente durante la fiesta. Las máscaras se colocan en hilera sencilla o doble, según sea su número. Una vez acomodadas mirando hacia arriba, se pone frente a cada una de ellas un plato con comida y una taza de café. Cuando ya está todo servido, el curandero ordena al diablo, ya con el disfraz al igual que algunos «viejos» y «damas», que brinque siete veces por encima de las máscaras, mientras los músicos tocan el «Son del diablo». Con el cumplimiento de este rito, absolutamente todos los participantes quedan protegidos de algún posible incidente.
Al día siguiente por la mañana, el diablo recorre la comunidad, invitando a todos a que concurran a la fiesta. Los participantes salen entonces de una casa, disfrazados principalmente de viejos y damas, aunque también cabe la posibilidad de adoptar otros personajes según la creatividad y el ingenio de cada carnavalero. el cuadro se completa con un trío de músicos que acompañan a los participantes con violín, guitarra y jarana. Los músicos y disfrazados que andan por la calle, se dirigen a la primera casa cantando y echando vivas. Una vez dentro, bailan de cuatro a cinco sones, después de haber pedido permiso para hacerlo; los vivas son para el dueño del lugar, su familia, los músicos y los viejos.
Cuando terminan de bailar y de festejar a los anfitriones, se despiden para ir a otra casa. Y así continúa la fiesta, mientras la gente del pueblo acompaña a la comparsa hasta que el carnaval termina con la cuelga de los viejos en el palo de la horca. Para este juego se colocan dos palos de 10 a 12 m de altura, y se amarra en cada extremo una reata a modo de columpio. Los carnavaleros son elevados pasando el lazo entre sus piernas, y cuando están a una altura considerable giran hacia el frente tratando de dar el mayor número de marometas. Durante el juego, los músicos tocan y algunos viejos que no participan en la horca bailan y divierten a la gente. Así es como, año con año, se celebra el carnaval en esta pequeña comunidad veracruzana. Se lleva a cabo con la finalidad de pasar unos días de regocijo familiar, en donde la diversión se hace presente viendo a los viejos del carnaval y participando con ellos. Terminada la fiesta, al día siguiente toda la población, después de recibir la ceniza como es tradición, se prepara para recibir la Semana Mayor o Semana Santa.
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