Cenas clandestinas, una propuesta diferente para los amantes del buen comer
Blind Pig es un lugar que rompe con la monotonía diaria y apapacha el paladar de los amantes de los sabores y el buen comer. Conoce esta nueva tendencia gastronómica en la CDMX.
En la vida llega un momento que el aburrimiento cubre los días con el polvo de la cotidianidad. Cuando el tedio se instala, el ingenio aparece. Así surgió Blind Pig; una propuesta diferente para quienes huyen del lugar común.
Puede que la voz me la corrió un amigo o que lo escuché en la radio. Las opciones para enterarse van desde las redes hasta la inspiración divina. La idea me atrapó desde el principio: una propuesta culinaria distinta —que descubriría hasta el momento de la cita—; un lugar poco convencional para una cena, del que podría conocer la ubicación horas antes del evento; una atmósfera donde el menú, la música y la decoración se combinarían para que los invitados pudiéramos disfrutar de una experiencia sensorial imborrable.
Conseguí una contraseña y el día al fin llegó, tenía la dirección, la hora y el acompañante. Me desconcertó la fachada del lugar, no parecía que allí fuera a suceder algo, era la entrada de un edificio cualquiera. Toqué y con la puerta se abrió un lugar lleno de luz y magia.
Me sentía como Alicia en la madriguera del conejo, pero en lugar de té había tragos sofisticados. Subí por una escalera y la luz menguó, al fondo se oía música de Frank Sinatra. Comenzamos con un panecillo hecho en casa con mantequilla y sal ahumada, después vino lo más deleitoso, un pincho de ribe-eye marinado en bourbon con queso azul y cebolla caramelizada, un verdadero delirio para las papilas, seguido de una ensalada de arúgula, menta y setas salteadas, robusta y fresca. El plato fuerte, un risotto de alcachofas con parmesano y ajo, un mimo para el paladar, y para cerrar la noche, un postre algo inusual pero sorprendente: pan francés, ricota, limón, pera caramelizada y arúgula, bañado con glasé de balsámico. Cada platillo estuvo maridado perfectamente con un vino distinto, que dejaba suavidad en la boca y alegría en el corazón.
La noche se hizo tan corta… pude haber ido al lugar de siempre, pedir mi plato favorito (que ya ni me gusta tanto) y volver con una sonrisa a medias. Llegué a casa y un regocijo se asomaba en mi rostro. Tenía nuevos ánimos.
¿Cómo sucede?
Hay que registrarse por internet, especificar si se es alérgico o si no se consume algún alimento y esperar una contraseña. En cada evento cambian el menú y la temática.
¿Para quién es?
Para foodies que buscan salir de la rutina.
¿Quieres escaparte a Ciudad de México? Descubre y planea aquí una experiencia inolvidable