Cerámica de Gres en México
Este tipo de cerámica, tiene poco tiempo de difusión entre algunos artesanos y jóvenes artistas egresados de escuelas especializadas a quienes se les conoce como neoceramistas.
Su origen es oriental, especialmente japonés, pero se ha popularizado en otras naciones del mundo. A quienes realizan esta actividad se les conoce como neoceramistas, ya que pocos se apoyan en las tradiciones alfareras del país. Algunos se definen como artistas y otros como artesanos; éstos en su mayoría no provienen de familias con tradición alfarera.
Los materiales que utilizan los obtienen de la industria, combinándolos a su gusto, por lo que les dan su distinción particular; éstos son: feldespáticos, caolines y alúminas. En el mejor de los casos usan una proporción del 30% de barros contra un 70% de productos industriales. Destaca el manejo de los esmaltes, que al quemarse, producen en las piezas efectos, que a veces sorprenden al mismo creador. En varios lugares de México a partir de los 70, se abrieron talleres, en instituciones oficiales, para difundir la técnica de alta temperatura, por lo que existen talleres que producen vajillas, floreros, figuras, esculturas modernistas, ceniceros, etc.; con mezclas, barnices y diseños, determinadas por los instructores de estos centros de trabajo. El sistema de trabajo ha impedido la creatividad y la búsqueda de nuevas formas y diseños.
Los talleres funcionan como cooperativas en: Valle de Bravo y Lerma, México; Acámbaro, Guanajuato; Patamban y Zinapecuáro, Michoacán; Tepacan, Campeche; Tonalá, Chiapas; Huachichic, Chihuahua, entre otros. En Tonalá y Tlaquepaque existen más de 40 talleres, sus propietarios son en general, personas formadas profesionalmente en los centros mencionados, así como ceramistas que llegaron hace cincuenta años y se establecieron en este lugar. Ambos basaron su decoración en motivos populares de la cerámica tonalteca.
El Distrito Federal también cuenta con centros que producen este tipo de cerámica, así como Cuernavaca, Morelos y Guanajuato, Guanajuato. Varios neoceramistas trabajan en pequeños talleres creando piezas de producción exclusiva, en estas piezas se utilizan herramientas sofisticadas, aunque a veces se procede con las usadas para la cerámica tradicional. Su particularidad es que no se transminan. Su cochura se realiza a temperaturas de un mínimo de 110 a 1,250°C.
Otras característica de esta cerámica es la resistencia a las presión, que no son fáciles de despostillar, no pierden su brillo natural con el paso del tiempo, no contienen plomo y se pueden utilizar en hornos domésticos, aunque no al fuego directo. No hay estilos definidos, ya que su producción es en serie y, en la elaboración individual, cada creador realiza algo muy personal. Algunos ceramistas mexicanos, se han especializado en Japón, Alemania e Inglaterra; en éste último país parece que han encontrado la forma de hacer cerámica de alta temperatura que pueda resistir el fuego directo y que no contenga plomo.
La porcelana también se elabora con barro y caolines decantados por generaciones. Un tradicional ceramista chino, recibía como herencia de sus tatarabuelos un tanque de decantación lleno de material, el cual se purificaba por medio del remojo permanente por años y así elaborada su porcelana, esta costumbre se seguía por generaciones. Este método de decantación ha ido desapareciendo paulatinamente. Los talleres de porcelana que existen en México, son asesorados generalmente por extranjeros, tal es el caso de Toluca, Cuernavaca, Guanajuato y recientemente Puebla. Su producción se caracteriza por su tendencia a reproducir piezas chinas, japonesas o europeas.