Cerro de San Pedro. Rincón potosino - México Desconocido
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Cerro de San Pedro. Rincón potosino

San Luis Potosí
Cerro de San Pedro. Rincón potosino fifu

La luz en Cerro de San Pedro es mágica, ya sea brillante, aperlada o austera se percibe por todos los rincones, por sus añosas casas, por sus veteados cerros, por sus calles empedradas, ésas dispuestas sin traza ni plano, como lo son muchos de nuestros antiguos pueblos mineros.

La luz es sin duda alguna una de las principales protagonistas en este sitio considerado la «cuna del ser potosino», dado que fue precisamente en este poblado donde se fundó la primera capital del estado, el 4 de marzo de 1592, tras descubrirse que en la región existían importantes vetas de oro y plata. Sin embargo, poco tiempo lo fue, ya que aunque poseía la gran riqueza mineral, le faltaba un tesoro aún más grande, el agua. Por la falta de este líquido para refinar el mineral, la capital tuvo que ser refundada en el valle poco tiempo después.

Vagabundear con su cámara y capturar las imágenes de derruidas fachadas de ciertas casas abandonadas y darse cuenta de que al interior las habitaciones fueron construidas horadando la roca, puede resultar un descubrimiento en verdad placentero. También lo será el visitar sus dos pequeñas iglesias –una dedicada a San Nicolás Tolentino y la otra a San Pedro, que datan del siglo XVII– y su pequeño museo organizado por parte de la comunidad, que lleva el curioso nombre de Museo del Templete.

Resistiéndose al olvido

Los habitantes de Cerro de San Pedro –poco más de 130 personas– hoy luchan por la persistencia de ese pueblo otrora fabuloso que tuvo, en términos generales, dos grandes bonanzas económicas: una, la que dio origen al lugar y que terminó con el hundimiento de las minas en 1621; y otra que inició alrededor de 1700.

Hoy, resulta conmovedor ver que el nativo que ha tenido que emigrar a la capital potosina (y a otros escenarios tal vez más lejanos), no olvida su lugar de nacimiento; así, si usted viaja para acá, quizás corra con la suerte de ver una boda, un bautizo o unos quince años, de alguien que decidió retornar para celebrar ahí un evento personal importante.

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Pero también están los que se niegan a irse, como don Memo, un pícaro y alegre potosino, en cuyo comedor se puede degustar un sabroso menudo y unas deliciosas gorditas de queso con chicharrón, frijol o rajas. También puede conocer a María Guadalupe Manrique, quien atiende amable la tienda de artesanías el Guachichil –nombre de una de las tribus nómadas que habitaban la región en la época colonial–. Ahí, seguramente saldrá con algún sombrero típico traído de Tierra Nueva o con algún cuarzo de la región.

Por cierto, en el comedor de don Memo nos quedamos largo rato charlando con María Susana Gutiérrez, quien forma parte del Patronato de Mejoras del Pueblo de Cerro de San Pedro, un organismo no gubernamental que busca proteger los monumentos históricos, y entre otras cosas, organiza visitas guiadas a una mina adaptada para recibir turistas y donde se puede conocer un poco de la historia del lugar y de la minería. Sobre el bello templo de San Nicolás, María Susana nos dijo estar especialmente orgullosa, ya que fue restaurado porque estaba a punto de derrumbarse.

Así es como nos damos cuenta que un pueblo está vivo cuando es amado por su gente.

Cerro de San Pedro se niega a morir, para eso tiene a los suyos.

Fuente: México desconocido No. 365 / Julio 2007

autor Conoce México, sus tradiciones y costumbres, pueblos mágicos, zonas arqueológicas, playas y hasta la comida mexicana.
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