Cerros para practicar senderismo en la CDMX
Los puntos más altos de la CDMX ofrecen espectaculares, ¡perfectos para los amantes del senderismo y para descubrir la belleza natural que conserva la Ciudad de México!
Bien dicen que no hay mejor actividad para bajarle al estrés que salir a la naturaleza y sumergirse en esos escenarios de espesa vegetación. Esta actividad también beneficia la salud al respirar aire fresco y limpio, ¿sabías que no es necesario salir de la Ciudad de México para esto? No siempre hay tiempo para una escapada corta, pero acercarse a los cerros en plena ciudad y practicar el senderismo te puede cambiar la vida. ¡Estos son los cerros que puedes escalar en la CDMX!
Cerro de las Cruces
Su nombre oficial es Cerro del Judío, pero todos lo conocen como el cerro de las Cruces porque en su cima está Mazatepetl, una pirámide reconstruida y algunas de las excavaciones arqueológicas más antiguas en el Valle de México. Sobre este vestigio arqueológico, a 2,760 m s.n.m., se encuentran las tres cruces por las que se conoce el lugar.
El Centro Ecoarqueológico Cerro Mazatepetl es un Área Natural Protegida en la que se pueden realizar visitas guiadas, clases y talleres de medicina alternativa. Además del senderismo, hay diversas actividades al aire libre relacionadas con la naturaleza para disfrutar aquí.
Es parte de la alcaldía La Magdalena Contreras, se puede llegar al parque en auto al pueblo de San Bernabé Ocotepec y desde allí subir por las cruces o bien caminar o llegar en micro desde el metro viveros en ruta 42 Hidalgo-Capulines.
Xochitepec, un cerro en la CDMX para disfrutar de la naturaleza
El cerro de Xochitepec es uno de los volcanes monogenéticos más conocidos de la Ciudad de México. Está área, ubicada al sur de la ciudad, es también protegida por ser un gran recurso para la flora y fauna local. Técnicamente es una sierra, un rango de cuatro picos, el más alto de estos se eleva a 2,495 m s.n.m.
La mayoría de los excursionistas que visitan el cerro de Xochitepec para escalarlo, llegan a través de Santa Cruz Xochitepec. Desde el tren ligero de Xochimilco (estación La Noria), la caminata dura unos 30 minutos, en taxi son aproximadamente 10 minutos.
Cuauhtzin, un volcán en la CDMX
El volcán Cuauhtzin es parte de la imagen urbana de la capital mexicana. Es un hito de Milpa Alta en el sur de la ciudad con una altura, a 3,510 m s.n.m., que lo hacen uno de los más retadores para los que buscan hacer senderismo en los cerros de la CDMX. Es una de las elevaciones principales de la Sierra de Chichinautzin, también visitado por el manantial de Tulmiac, lugar donde se realizaban ceremonias para pedir agua a los dioses.
Para ascender la segunda montaña mas alta de la alcaldía Milpa Alta cuyo nombre en nahuatl significa «Nido de Águilas», es necesario llegar al pueblo de San Salvador Cuauhtenco de la alcaldía Milpa Alta. Hay dos formas de llegar en transporte público, en autobús desde la Villa Milpa Alta en la ruta 144C y desde el Deportivo Xochimilco en la ruta 144.
Montañismo urbano en el Cerro de Coconetla
El Parque Nacional Los Dinamos es un Área Natural Protegida en la CDMX cuyo punto más alto lo marca el mirador del Cerro Coconetla. Desde la cima de este cerro podrás ver un paisaje majestuoso de las montañas más representativas cercanas a la CDMX, uno de los pulmones más puros de la ciudad. También conocido como La Coco, este cerro es un símbolo natural de la alcaldía Magdalena Contreras.
Al llegar al parque, dirígete al cuarto dinamo. La caminata no es tan sencilla pero tampoco tan retadora, sin embargo, es necesario una condición física para disfrutar el trayecto. Lo disfrutarás mucho y vas a querer parar más de una vez para apreciar bien la naturaleza y las vistas cada vez más espectaculares. Llegar hasta el mirador será sencillo, ya que el camino está señalado.
¡Estos cerros en la CDMX son perfectos para escapar de la ciudad sin salir de ella!
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José Ángel Araujo Corredor, amante de los perros y apasionado de la comida. Escribo sobre comida, viajes y estilo de vida. Mi historia de amor con la comida comenzó cuando apenas era un niño, observando a mi mamá volando en la cocina como un colibrí. Amo los viajes que me dejan con el corazón contento, y unos kilitos de más.