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Convento Grande de San Francisco de la CDMX, el recinto desaparecido por las Leyes de Reforma

Ciudad de México
Convento Grande de San Francisco
© Tzahiry Esmeralda / IG @the_tzay

Alguna vez fue uno de los conventos más grandes de América Latina. Ahora, algunos fragmentos de él están dispersos sobre calles del centro histórico.

La Ciudad de México ha sufrido un sinfín de cambios a lo largo de su historia. La evolución en las corrientes arquitectónicas, el gusto de los gobernantes, o los desastres naturales y accidentes, la han ido modificando a través del tiempo. También las coyunturas políticas han incidido en ella. Muestra de ello fue la desaparición del Convento Grande de San Francisco, uno de los más grandes de su tipo en América Latina, a raíz de la desamortización de los bienes del clero en el siglo XIX.

Convento Grande de San Francisco
Litografía de Casimiro Castro que retrata el atrio del Convento Grande de San Francisco en el siglo XIX.

Fundación del Convento Grande de San Francisco

En 1525, Hernán Cortés donó a los recién llegados frailes franciscanos, los terrenos donde se encontró alguna vez el famoso zoológico de Moctezuma, a orillas de la Ciudad de México. Allí los religiosos encabezados por fray Pedro de Gante, fundaron el Convento Grande de San Francisco con la construcción de la iglesia San José de los Naturales. En dicho templo se celebraron el Primer Concilio Mexicano y el primer auto de fe del Santo Oficio, entre otros importantes eventos.

Para 1649, las instalaciones del convento ya eran insuficientes para los frailes, por lo que se demolió todo el conjunto para renovarlo. En 1710 sufriría nuevas modificaciones. Por su parte, la iglesia de San José, siendo ya en ese entonces la Capilla de los Servitas, había sido renovada desde 1590; se concluyó su reconstrucción en 1602. El aspecto que conocemos de ésta hoy, corresponde a los cambios de 1716. Más tarde, en 1766, le fue anexada la Capilla de Balvanera, cuya fachada ahora es el acceso principal del templo, ya que la entrada principal está tapiada. La edificación de esta obra se le suele atribuir al arquitecto Lorenzo Rodríguez, autor del Sagrario de la Catedral Metropolitana.

Fachada Actual
Entrada actual a lo que fuera el Convento Grande de San Francisco, a través de la portada de la Capilla de Balvanera. © CONCANACO.

Ubicación y extensión del convento

Actualmente en el cuadrante donde estuvieron el zoológico mexica y el convento, se alzan la Torre Latinoamericana y el Centro Cultural El Rule, en la esquina de la Avenida Francisco I. Madero (antes Plateros) con Eje Central Lázaro Cárdenas.

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La extensión del inmueble era enorme, alrededor de 32 mil metros cuadrados. Su perímetro iniciaba por el norte en Madero, hasta la actual calle Venustiano Carranza, al sur. En el poniente se alzaba desde Eje Central, hasta los alrededores de la calle de Gante en colindancia con el Palacio de Iturbide, en dirección oriente.

Aspecto que debió tener el Convento Grande de San Francisco
Aspecto que debió tener el Convento Grande de San Francisco. © Acuarela isométrica: arquitecto Sergio Saldívar Díaz.

Hoy en día se pueden visitar restos de lo que fuera el enorme recinto. En el número 7 de Madero se localizan la capilla de Balvanera y en su interior la iglesia de San Francisco. En Gante número 5, en el Templo Metodista de la Santísima Trinidad, está el claustro grande del convento. Por otro lado en la calle de 16 de Septiembre, adentro de la pastelería La Ideal, se puede ver lo que resta de la sala de Profundis. Finalmente, en la esquina de Venustiano Carranza y Eje Central Lázaro Cárdenas, en la librería del Fondo de Cultura Económica «Juan José Arreola», se encuentran las que fueran las capillas del Calvario y de San Antonio.

Restos del Convento Grande de San Francisco al interior de la panadería La Ideal, en el centro histórico de la CDMX. FB México Secreto Guiado.

Algunos pasajes históricos del Convento Grande de San Francisco

La fundación del Convento Grande de San Francisco fue un punto importante en la evangelización de México en el siglo XVI. También, durante mucho tiempo sufrió las inclemencias del terreno donde estaba asentado, con diversos hundimientos diferenciales.

Recibió durante años el hostigamiento por parte del clero secular, que recelaba el poder de los franciscanos. Y es que la superficie del convento era inmensa. En contra de las opiniones de los sacerdotes parroquiales, los frailes construyeron un hospital, un cementerio y un panteón en el que se atendía no sólo a sus cofrades, sino también a los menesterosos. En 1750, a pesar de las objeciones arzobispales, la orden obtuvo el permiso para acoger a los pobres en el reciento.

Convento Grande de San Francisco
Vista que tenía la esquina del Convento Grande de San Francisco en la entrada de la calle Plateros, hoy en día la esquina de Madero con Eje Central. También se puede observar al fondo el Palacio de los Azulejos. Litografía de Casimiro Castro.

También es de destacar que en la iglesia del convento franciscano fueron bautizados algunos japoneses. Estos formaban parte de los primeros viajes realizados desde Japón a la Nueva España. En 1611 fueron sacramentados tres, durante la primera expedición organizada por Rodrigo de Vivero, quien había naufragado en Japón en 1609. Años más tarde, en 1614, fueron bautizados otros veintidós nipones que participaban en la embajada de Tsunenaga Hasekura, un samurái que era vasallo del daimyō de Sendai, Date Masamune. Éste lo había enviado a España y a Roma a tratar diferentes asuntos tanto con el rey Felipe III, como con el papa Paulo V.

Dibujo
Samuráis con un fraile franciscano en una pintura anónima del siglo XVII, actualmente en el Museo de la Ciudad de Sendai, Japón. © Raíces.

Exclaustración y fin del convento

En 1856, se supo que en el atrio del Convento Grande de San Francisco había una conspiración. Los conservadores pretendían derrocar al gobierno liberal. El presidente Ignacio Comonfort hizo un doble anuncio en septiembre de ese año. Primero, se abriría una calle desde el Callejón de Dolores hasta San Juan de Letrán (hoy Eje Central). Segundo: el convento quedaría clausurado. Para ello, la enfermería, las celdas, la huerta y el monasterio fueron demolidos, iniciando así el fin del recinto.

En 1860, ya con el respaldo tanto de las Leyes de Reforma como de la Constitución de 1857, un decreto del gobierno suprimió definitivamente al convento. Todos sus bienes fueron declarados propiedad de la nación. Se fraccionó el predio y se vendió a diversos particulares.

Matías Romero. © Wikipedia.

El golpe de gracia lo daría el ministro de hacienda del gobierno de Benito Juárez, Matías Romero. En 1868​ terminó por completo de poner a la venta el otrora edificio religioso. Prácticamente la totalidad de él fue destruida. Sin embargo, gracias a que no sólo partes del inmueble sobrevivieron, sino sobre todo, a la labor de historiadores, cronistas, arquitectos y arqueólogos, hoy podemos conocer este majestuoso convento.

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autor Poeta y ensayista. Historiador de formación. México es sus misterios.
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