Día 1: Los muchos Méxicos que se cruzan camino a Copalita
Viajeros expertos cruzaron selva, bosques, plantíos de maíz y cafetales para llegar a la costa oaxaqueña
Recorrimos un camino desde el punto más alto de la sierra oaxaqueña hasta su mar. Aquí hay muchos Méxicos, y solo están a un paso, a un cruce de río.
El objetivo principal era recorrer 70 km a pie y 30 en Río atravesando la Sierra hasta llegar a la costa oaxaqueña.
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Cuenten. Cuando hayamos cruzado ocho veces el río, sabrán que hemos llegado al siguiente paraje”, nos dijo Marco, el biólogo guía y cofundador de Camino Copalita, antes de comenzar el trayecto con mayor dificultad de la semana.
Le creímos; él ha realizado el viaje muchas veces. Sin embargo, no ha contado bien: los cruces para llegar a Copalita son más, y crecen de manera exponencial cada que alguien lo recorre.
Como los brazos de río, las personas se cruzan en el camino y se funden y se separan de nuevo tocadas por el otro. El resultado será siempre aditivo: vidas, historias y proyectos más caudalosos, nutridos, nutritivos, perennes. Andar el Camino Copalita es, sin duda, un río en cauce, fértil, ancho, limpio, lleno de vidas y cruces.
Primer Cruce: Caminata Día 1
La aventura inicia, si una es poco desapegada, con el armado de maleta adecuada —“ligera”, con lo necesario para atravesar cinco ecosistemas—. Llegar al punto de encuentro en la ciudad de Oaxaca y conocer a los guías, a los compañeros y hacer el repaso mental de lo que había que recordar empacar —sí o sí— mientras se aborda la camioneta y se comprueba qué no se trajo, también suma a la adrenalina.
El trayecto comienza con una parada en San José Cieneguilla, donde se comen los “mejores frijoles en caldo del mundo” —nos aseguró uno de los guías—, con doña Juana. Luego se llega a San Juan Ozolotepec, después de cinco horas, aproximadamente, en camioneta. Este lugar está a 3,243 metros sobre el nivel del mar (msnm). Es el punto más alto del recorrido.
La última parada-contacto con lo urbano: una tienda de conveniencia a un lado de la Catedral de la Sierra. La altura no puede ignorarse en este punto: la neblina envuelve el techo de la sacra construcción, la humedad escurre por las chamarras, suda la calle empedrada y el cabello de todos está incontrolable.
Arribo exitoso. Las tiendas de campaña están ordenadas en fila, blancas, con impermeable, custodian árboles altos, verdes, en todos los flancos, en medio hay leña y un par de bancas, a un lado una mesa servida con platos de sopa y un grupo de señoras amables con sus hijos pequeños, chapeados, dan la bienvenida. Estamos entrando a un cuento.
El nombre:
Hace tiempo había, cerca de Santa María Huatulco, en el estado de Oaxaca de Juárez, a orillas del río, una cantina alegre atendida por doña Margarita. De cariño, todos la llamaban “Alita”. Esperando ser atendidos, le pedían: “¿Me sirve una copa, Alita?”. La popularidad del lugar y la repetición de tal pedido dio origen con el tiempo al nombre: copa, Alita; copaAlita; Copalita.
Camino Copalita es el nombre asignado a una caminata en grupo, con duración de cinco días, que inicia en la Sierra Madre del sur del estado de Oaxaca de Juárez en México y termina en la playa La Bocana, en Huatulco. Es también el proyecto de turismo de inmersión, con ocho comunidades indígenas oaxaqueñas y dos enlaces, cuyo objetivo primordial es la conexión, el diálogo entre la ruralidad y la urbanidad de México.
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