Cuando se comía pato el Día de la Candelaria en la zona de La Merced
En el pasado, los tamales compartían con el pato el monopolio gastronómico del Día de la Candelaria. Te contamos cómo desapareció esta tradición.
El Día de la Candelaria es una de las fiestas más esperadas por los amantes de los tamales. En este fecha el catolicismo celebra la presentación del niño Jesús en el Templo de Jerusalén. De acuerdo con la leyenda, en el templo se encontraban dos profetas, Simeón y Ana, quienes reconocieron en el niño la luz divina.
Por ello, esta fecha se denomina con el nombre de candelaria, que proviene del latín candela (vela), procedente de candeo (estar candente, encendido), derivado a su vez de la raíz indoeuropea kand (brillar).
En México la tradición se celebra vistiendo figuras del niño Jesús con distintos ropajes para presentarlo en las parroquias. También es costumbre presentar veladoras para su bendición, con el objetivo de conmemorar la luz percibida por los profetas de Jerusalén.
El barrio de Candelaria de los Patos
Sin embargo, la celebración tradicional ha ido cambiado a lo largo del tiempo en nuestro país. Aunque pocos lo recuerdan, anteriormente el platillo principal del Día de la Candelaria no eran los tamales, era el pato.
El consumo de este platillo se realizaba principalmente en la zonas lacustres de la Ciudad de México, como lo son La Merced y las zonas aledañas, donde aún existían canales de lo que alguna vez fuera el Lago de Texcoco.
La fiesta coincidía con la temporada de patos, ave que solía migrar a la Ciudad de México durante la temporada de invierno, para luego partir en la primavera. La tradición tuvo su auge durante la época novohispana y decayó en el siglo XX, cuando el proceso de desecamiento de los cuerpos de agua capitalinos se aceleró y los patos dejaron de llegar.
Aún existen algunas reminiscencias culturales del consumo de patos, como lo es el logotipo de la estación Candelaria de la Línea 1 del Metro, misma que se encuentra en la zona de La Merced.
El pasado de un barrio lacustre
Cabe señalar que durante la época prehispánica dicha zona era conocida como Macuitlapilco, que significa “sobre las chinampas”. Sin embargo, la zona se mantuvo inhabitada, pues era considerada insalubre por estar rodeada de agua. Con la llegada de los españoles la situación cambió, el territorio fue rebautizado y se erigió la capilla de la Virgen de la Candelaria. Asimismo, se convirtió en una zona de caza de aves.
Con el tiempo el barrio comenzó a ser llamado como Candelaria de los Patos, sin embargo, siempre mantuvo su mala fama. Entre los hechos históricos que marcaron a la zona de la Candelaria, se encuentra la epidemia de matlazáhuatl de 1737, en la que los cementerios de la ciudad se saturaron y se tuvo que improvisar los terrenos al rededor de la capilla de la Virgen de la Candelaria como camposanto. Desde entonces se reforzó el estigma sobre la zona, lo que la convirtió en un barrio marginal, cuya mala fama se extiende hasta hoy en día.
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