Cuatomate, hallazgo culinario

Este raro nombre es tan extraño como el mismo fruto que le da el nombre, a pesar de todos mis viajes por el país, no me había tropezado con él. Este fruto se localiza en la Mixteca baja poblana, donde a pesar de ser común, el cultivo es sumamente local, escaso y de autoconsumo.

Este fruto tiende a ser de forma redonda u ovalada y como no hay cultivos extensos, los tamaños suelen ser muy irregulares, pero digamos que generalmente son ovalados, como de cuatro cm de largo; existen tres colores: blanco, morado y cenizo. Los dos primeros son todavía más difíciles de encontrar; el cenizo es más común, es de color verde pálido y presenta una especie de manchas o pecas blancas que lo hacen muy atractivo.

Su nombre se debe a que parece un “tomate”, pero aunque se hace en salsas picantes, tengo que aclarar que no pertenece a la familia de los tomates ni jitomates.

Dónde encontrar el cuatomate

Especídficamente los cuatomates los encontré en Piaxtla, Puebla, junto con los chiles tlacololeros, que también son muy raros y extraños de ver (cuya apariencia podríamos decir que es como la de un jalapeño alargado). En términos generales, los chiles y los cuatomates se asan, muelen y martajan con sal para hacer salsas picantes.

Me volví a topar con los cuatomates en Zitlala, Guerrero, y Tulcingo Del Valle, Puebla, en donde se preparan en una salsa de chiles, también, muy difíciles de encontrar, llamados localmente tecpin, que son unos chillidos de forma casi cónica.

No crean todo lo que encuentran en Internet, pues revisé qué había del cuatomate y ciertamente encontré una información muy puntual, pero en algunos casos las fotografías estaban equivocadas porque aparecen unos pequeños tomates, que se llaman tomatillos o tomate de ratón, que miden con un centímetro de diámetro, son rojos, jugosos y dulces, y con un sabor parecido al jitomate común, pero no es el verdadero cuatomate.

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Ricardo Muñoz Zurita