Cuetzalan y el agua viva de sus cascadas - México Desconocido
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Cuetzalan y el agua viva de sus cascadas

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Fresca como un amanecer. Así es el agua de las cascadas que rodean Cuetzalan. Su caída incesante hipnotiza y nos hace participar en la fiesta de la vida.

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El viaje a Cuetzalan bien vale el sinuoso camino por las elevaciones de la Sierra de Puebla. Las curvas de la carretera resguardan este sitio de la monótona modernidad y le han permitido conservar por más tiempo el encanto del que fue el primer Pueblo Mágico de México. Un fin de semana en este lugar te llenará de aromas y sabores que te harán suspirar por mucho tiempo.

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Una de las más bellas recompensas para los viajeros que llegan a Cuetzalan es el agua de sus cascadas, un codiciado tesoro que ha tenido que defenderse de las transnacionales que buscan entubar los ríos para sus industrias. Para bendición de los nahuas -y de sus visitantes- hasta ahora la única cuota que se paga por llegar aquí es la del transporte, que no es más de 50 pesos y que se paga a la cooperativa que cuida de las cascadas.

Existen al menos cuatro cascadas alrededor de Cuetzalan. La mayoría son de muy fácil acceso y puedes llegar en tu propio auto, sobre todo si te apoyas en la tecnología GPS. Pero lo mejor sería que, al menos la primera vez, contrates a un guía que te haga saber que tan hábil debes ser en el senderismo para acceder a estos lugares, ya que para llegar a algunas de ellas se requiere de largas caminatas, además de zapatos y ropa adecuada.
 Angélica Barrientos

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Por otro lado, las tour operadoras cuentan con itinerarios armados para visitar las cascadas, llevarte a grutas de más difícil acceso o visitar la zona arqueológica totonaca de Yohualichan y llevarte a dar un recorrido por  algunas tiendas artesanales o restaurantes.

Al momento de elegir la cascada que quieres conocer toma en cuenta que algunas requieren de mayor habilidad física para llegar. Por ejemplo, Las Hamacas, es un sitio excelente para llevar a los pequeños, pues la cascada corre por piedras escalonadas en las que se conforman pozas de agua fresca y transparente. Además ahí se puede acampar y los fines de semana hay un restaurante con comida típica.

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Por otro lado, Las Brisas tiene una poza en la que toda la familia se puede refrescar y sólo se requiere una breve caminata entre paisajes de exuberante verdor. Desde aquí también se puede visitar la cascada de El Salto, sin embargo, el camino es mucho más complicado. Aventurarse a conocerla es maravilloso, pero no expongas a niños o adultos con alguna afección cardiaca. 
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Otras cascadas como Pata de Perro y la Encantada se encuentran un poco más retiradas de Cuetzalan y requieren más tiempo de visita. En el caso de La Encantada es necesario tener una condición física óptima. Si te gusta el rapel o la exploración de cuevas y cavernas, te gustará saber que el sistema de cavernas que rodea Cuetzalan es el tercero más grande del país, así que puedes complementar tu recorrido visitando la gruta Aventura o las de Atepolihui y Chivostoc. Asegúrate de que si contratas un guía, este cuente con el equipo necesario y que sea un experto en la zona.

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Seguramente al final de tu experiencia estarás hambriento, así que es buen momento para saborear el pan dulce de Cuetzalan, con un rico café. La cecina, los molotitos rellenos de frijol y de haba son de lo más tradicional, aunque el mole que preparan también es sabroso y hay numerosos platillos con quelites y otras hierbas en salsas. Para la sobre mesa no puede faltar un licor de yolixpa y un sabroso café mientras se admira el bello centro de Cuetzalan al atardecer.

autor Embajadora de México desconocido en Cancún, Quintana Roo.
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