Bellezas naturales de México corren el riesgo de perderse. El Lago de Cuitzeo, el segundo más grande del país, se ha secado más del 50% , y con el agua se ha evaporado la salud del ecosistema del territorio. Se han perdido manantiales, especies vegetales y animales. Además del daño natural, las prácticas sociales y económicas también se han visto afectadas, por ejemplo, la pesca.
Éste es sólo un caso de los miles que ya existen en todo el país relacionados con la pérdida irreparable de ecosistemas únicos. Además de la pandemia ocasionada por el virus COVID-19, la cual ocasionó el aislamiento y con él aumentó el uso de agua para actividades de aseo, alimentación e higiene. Lo anterior se suma a más factores que agudizan la crisis del agua de forma preocupante.
Es un hecho, el agua se acaba
Es un hecho que el agua en México se acaba y las alertas están cercanas al rojo. Hoy en día existen indicadores graves: tan sólo en 2021 el 85% del territorio nacional se encontraba en condiciones de sequía extrema*, lo que limita de manera importante actividades esenciales para la continuidad de la vida y de nuestra sociedad; entre ellas: beber agua, cultivar frutos, actividades de riego y de higiene.