De Ciudad Juárez a Parral, Chihuahua. Para escuchar el silencio - México Desconocido
Buscador
Ver revista digital
Sin categoría

De Ciudad Juárez a Parral, Chihuahua. Para escuchar el silencio

Chihuahua
De Ciudad Juárez a Parral, Chihuahua.  Para escuchar el silencio fifu

En un recorrido de varios días desde Ciudad Juárez, en la frontera norte, hasta Parral, en el corazón de Chihuahua, los autores, con su texto e imágenes, ofrecen una visión novedosa de esta ruta tan llena de contrastes.

Centenares de años han transcurrido desde que Alvar Núñez Cabeza de Vaca, en su periplo que lo llevó de la península de Florida a Culiacán, encontró alivio a la orilla del río que hoy lleva el nombre de Bravo del Paso.

Eran entonces otros tiempos. Los cazadores y recolectores transitaban libremente por las enormes y desérticas llanuras protegidas por el gatuño, la gobernadora, el cardenchi, el huzachi y los mezquites, entre muchas otras plantas que propiciaban la existencia de liebres, conejos, coyotes, ardillas, víboras de cascabel, aguilillas, águilas, gavilanes, patos y grullas. Pasarían muchos años antes de que Cristóbal de Oñate sentara sus reales en la región y se iniciara la colonización de las tierras norteñas y el exterminio de sus antaño primeros pobladores.

Todo esto acudió a mi mente al caminar por lo que algún día será reconocido como el centro histórico de Ciudad Juárez, antes Paso del Norte, que con el correr de los años devino en frontera y hoy forma un conglomerado industrial de dimensiones extraordinarias que alcanza ya los dos millones de habitantes, los cuales, sumados a otros tantos del otro lado de la línea divisoria hacen de estas dos urbes, Juárez y el Paso, la cita fronteriza más grande del mundo.

MÁS ALLÁ DE LA MIRADA TURÍSTICA

Su posición estratégica para el tráfico de mercancías desde el siglo XIX, y sobre todo de metales, explica la existencia del majestuoso edificio de la ex aduana de Ciudad Juárez, y desde luego, de la Garita de Metales. Por descuidada que sea la mirada del turista, este edificio no puede pasar inadvertido si se llega al corazón de la ciudad, la cual por cierto como conjunto merece un remozamiento y un tratamiento de reconversión urbana que le brinde a la catedral de nuestra señora de Guadalupe, a la misión del mismo nombre y a la Plaza de Armas un entorno y un espacio que haga sentirse orgullosos a los juarenses.

¡Descubre el México Auténtico a través de nuestro podcast!

MAQUILADORA POR EXCELENCIA

Desde la década de los 60 del siglo pasado, Juárez cuenta con 14 parques industriales en los que operan 308 empresas que emplean a 198 mil trabajadores. Este fenómeno trajo como consecuencia un crecimiento enorme, muchos retos y también muchos problemas, que en ocasiones agobian a sus habitantes.

La existencia de una nueva ciudad, con extensas áreas industriales y de servicios, hacen de este conglomerado un enclave cosmopolita moderno y con una infraestructura turística muy importante. Así, quien cruza la frontera en viaje de placer o de negocios, y quien arriba de otros destinos puede disfrutar de una amplia gama de opciones. Aquí abundan las discotecas y restaurantes, en tanto para quienes gustan de las apuestas hay instalaciones para efectuarlas y gozar al mismo tiempo de las carreras de caballos, y muy pronto, de galgos.

TIPS PARA LOS VIAJEROS

Por otra parte, es importante que el visitante sepa algunos secretos que le permitan disfrutar de su estancia en esta urbe fronteriza, y sobre todo de historias que se tejen alrededor de este histórico lugar, donde un buen día el presidente Taft le dejó ver a Porfirio Díaz que sus días en el poder estaban contados. Precisamente, en el edificio de la ex aduana de arquitectura victoriana se dio la entrevista en octubre de 1909, y ahí mismo, apenas en mayo de 1911, se firmaron los tratados que pusieron fin al régimen de Díaz después de la histórica batalla donde Francisco Villa y Pascual Orozco se convirtieron en los principales protagonistas del movimiento iniciado por Madero en 1910.

Además de su valor arquitectónico, la ex aduana, hoy convertida en museo, trae a nuestra memoria la idea de otro México que terminó de despedirse al finalizar del siglo XX. Cerca de ahí, sobre la misma avenida, la Juárez, está el bar Kentucky, el más antiguo, de gran tradición y elegancia, el cual abrió sus puertas en 1920. En el mismo lugar donde usted disfrutará de una bebida espirituosa se sentaron en algún momento Steve Mc Queen, Liz Taylor, Richard Burton y el peleador más famoso de todos los tiempos y peso completo, Jack Dempsey.

Otro sitio de imprescindible visita es el club San Luis, que recibió este nombre después del histórico vuelo trasatlántico de Charles Lindbergh, el famoso piloto del “Espíritu de San Luis”, quien visitó la ciudad y se entrevistó con Emilio Carranza, piloto mexicano famoso por su record de vuelos, el mismo que a bordo de un monomotor llamado Quetzacóatl realizó el dos de septiembre de 1927 un vuelo de 10 horas y 48 minutos de Ciudad Juárez a la ciudad de México.

También, al llegar hasta acá resulta indispensable preguntar por el restaurante Martino, la casa Sauer y el Camino Real de Tierra Adentro, un pequeño fragmento de lo que fue en su época el camino más largo de Norteamérica, ruta que se convirtió después en el ferrocarril de Santa Fe que conecta a Kentucky con la capital del país.

MÁS OPCIONES

En otra dirección Ciudad Juárez cuenta también con su plaza de toros en la que por cierto puede admirarse una extraordinaria escultura de Humberto Peraza y conocida como “El Encierro”, cuya gran calidad estética contrasta con el descuido del pedestal que la sostiene y en éste la cerca improvisada que le protege. Aún así bajo el sol juarense vale la pena asomarse para admirar “El Encierro” desde varios ángulos.

Y para aquéllos que cuentan con el fin de semana y se preguntan a dónde ir, pueden visitar las dunas de Samalayuca, que con sus 17 mil hectáreas es un lugar extraordinario ubicado a sólo 37 km de Ciudad Juárez y desde luego, a Casas Grandes, Nuevo Casas Grandes y Paquimé, pues dos horas y media de camino separan a los muros de Paquimé de Ciudad Juárez.

En la actualidad, la oferta de entretenimiento es más amplia que en el pasado, pero aun sin el atractivo del sanboarding, la bicicleta de arena y las motos, Samalayuca es un espacio ideal para el encuentro con uno mismo.

La inmensidad de las dunas representa un remanso que sólo tiene su equivalente en el paisaje marino. Hoy que es posible rodar sobre ellas, la visita se hace más atractiva, sobre todo para los jóvenes capaces de disfrutar de la emoción que representa volar prácticamente sobre una superficie infinita.

UN AGRESTE PAISAJE

Si se cuenta con más tiempo, se puede ocupar un día o dos para visitar Nuevo Casas Grandes, Casas Grandes y Paquimé. Para apreciar mejor este recorrido hay que entender que el agreste paisaje chihuahuense tiene atractivos especiales. Si el visitante proviene de una zona urbana será una oportunidad inigualable para reconocer los perfiles de la tierra, los cerros que se extienden interminables y el filo de la luz sobre la línea indeleble del majestuoso desierto.

Camino a Casas Grandes las sorpresas pueden ser de toda índole; los huertos de árboles frutales aparecen de cuando en cuando; sobre el curso de la vertiente del río Casas Grandes se cobijan Asención, Janos, Nuevo Casas Grandes, Casas Grandes y Paquimé.

No es casual que la tierra sea ahí tan noble y conserve a los “perritos” de las llanuras en Janos, y las huertas de frutales en Nuevo Casas Grandes, que han alcanzado desde hace muchos años niveles importantes de producción y frutas de excelente calidad. Disfrutar de los escenarios que acarician nuestra vista al ver hileras interminables de árboles cargados de manzanas y de duraznos es una experiencia inolvidable, reconfortante y que nos hace pensar en el espacio primigenio.

Nuevo Casas Grandes es un lugar paradigmático, si se atiene uno a juzgarlo por la organización que se percibe en todo. Cerca de ahí a unos cuantos kilómetros, 23 para ser exactos, está la colonia Juárez, una aldea mormona y pequeño emporio agrícola que cuenta además con una academia dedicada a la educación media. Es una magnífica construcción rodeada por campos de frutales y casas con evidente sello norteamericano, fundada en 1904 al mismo tiempo que la colonia. La academia ha desempeñado un papel importante en el desarrollo de la educación en el estado.

Otra colonia mormona integrada ya a Nuevo Casas Grandes es la de Dublan, fundada en 1886 y dedicada con éxito a la fruticultura y la ganadería. La calidad de sus productos lácteos, manzanas y duraznos es incomparable.

Otra experiencia interesante es visitar El Capulín, campo menonita que se distingue por la austeridad en sus formas de vida, la conservación de la tradiciones y la productividad.

EN LA ARQUITECTURA DE TIERRA

Toca el turno a Paquimé, también llamada la ciudad de las guacamayas. Pablo Rasgado, que había guardado silencio como es usual en él a lo largo de todo el camino, se llenó de alborozo al ver las primeras instalaciones y expresó: “ésta es una imagen maravillosa”. Más allá de los datos y la evidencias que presenta por una parte Di Pesso, así como los aportes de Eduardo Contreras y Beatriz Braniff que nos permiten saber más sobre el sitio, Paquimé es una ciudad que al verla produce una emoción particular y esto sólo puede explicarse porque se trata de una construcción de arquitectura de tierra, que en algunas secciones alcanzó hasta tres niveles.

Pero, no sólo eso. Es tal vez la única ciudad prehispánica de México donde lo más importante es el complejo habitacional, pues incluso las habitaciones en el primer nivel contaban con un sistema hidráulico que llevaba el agua al interior. Paquimé sigue siendo un lugar que todavía está muy lejos, un sorprendente centro urbano de apartamientos destinados no sólo al ritual, sino de manera importante a la vida cotidiana, y es muestra indiscutible de su desarrollo cultural. Una comunidad solitaria en medio del desierto debajo de la bóveda celeste esperando el interminable paso de los días.

MUSEO DE LAS CULTURAS DEL NORTE

Aquí están las evidencias: guacamayas, serpientes y pericos, fetiches utilizados en la gran chichimeca; cerámica de acabado natural textu-rizada, polícroma y de diseños muy finos; conchas talladas, brazaletes, aretes y pendientes; tejidos; objetos fundidos a la cera perdida; coalín, caledonita, selenita, sal y cobre. El adorno, la apariencia y el vestir estaban en el centro de esta civilización.

Bajo este cielo transparente y limpio los paquimenses, expresión avanzada de un área cultural norteña que se extendía hasta lo que es hoy el territorio norteamericano, lograron el milagro agrícola: asentarse, construir su casa, con la ayuda de la lluvia y de la fertilidad de la tierra.

Antes de salir rumbo a Parral, Pablo y el que ésto escribe decidimos ir a Juan Mata Ortiz, una ciudad de la cual se sabía una leyenda del indio Juh que derrotó a Juan Mata Ortiz, coronel del ejército dedicado a combatir a los indios irredentos y a los apaches.

Mayté Luján, quien ha construido un pequeño hotel siguiendo los mismo perfiles de la ciudad ubicada apenas a unos centenares de metros, me cuenta una historia distinta a la que puedo leer en la guías de forasteros. Escucho por primera vez la historia del indio Juh, contemporáneo de Gerónimo y de Vittorio, indio indómito que cercó, tomó prisionero y quemó vivo a Juan Mata Ortiz, después de que éste había entrado a su aldea dejando una estela de muerte.

Con este breve dato histórico como preámbulo salimos en busca de los más viejos del pueblo para confirmar con ellos si alguna vez han escuchado la historia del indio Juh, y también, para que nos cuenten cómo empezó la historia del maestro Juan Quezada, quien convirtió a Mata Ortiz en el centro de producción de ollas más importante de América. Usted dirá después de verlas.

SOBRE PAQUIMÉ

Cliff Palace, Mesa Verde, Vandelier, Pueblo Bonito, Betataquin, Hopi Me-sas, Alkali Rige, Mogollón, Snake Town, Chetro Kelt, Cuarenta Casas, Cueva de la Olla y muchos lugares más forman un conjunto del asentamiento de Estados Unidos de Norteamérica del suroeste y el noroeste de México, entre los que destaca por su dimensión y vestigios la ciudad de Paquimé, la cual fue declarada Patrimonio cultural de la humanidad en diciembre de 1998.

autor Conoce México, sus tradiciones y costumbres, pueblos mágicos, zonas arqueológicas, playas y hasta la comida mexicana.
Comentarios