Deforestación
Existen tantas necesidades apremiantes y tantos intereses egoístas alrededor de la explotación de los bosques, que la solución al problema de su extinción parece imposible.
Existen tantas necesidades apremiantes y tantos intereses egoístas alrededor de la explotación de los bosques, que la solución al problema de su extinción parece imposible El informe que presentamos a continuación es un experimento de cooperación periodística internacional. Nosotros lo denominamos Edición Mundial. Importantes publicaciones de todo el mundo han abordado el mismo tema: deforestación. Comenzamos con un análisis general al respecto, elaborado por expertos internacionales y por periodistas participantes.
Es importante destacar que el planteamiento general no refleja necesariamente el punto de vista de lo: editores firmantes. Cada una de las publicaciones ha hecho también su propia enumeración de las características particulares que atañen al medioambiente específico y alas actitudes públicas de su región.
WAGDI RIAD,Al-Ahram,Cairo, EgiptoMOHAMMAD DAWADIAH,Al-Hasad,Ammán, JordaniaSHAHADAT CHOWDHURY,Bichitra,Dhaka, BangladeshSTEPHEN MPOFU,The Chronicle,Bulawayo, ZimbabweABEL NDUMBU,Development Horizons,Nairobi, KenyaJOHN ROWLEY,Earthwatch,International Planned Parenthood Federation, Londres, InglaterraPAUL ICAMINA,Enviroment Folio,Press Foundation of Asia, Manila, FilipinasLUIS BERNARDO FLORES,Estrategia,Bogotá, ColombiaNANDINI MEHTA,Indian Express,Nueva Delhi, IndiaCHARLOTTE THOMPSON Y JOHN WISEMAN,México Desconocido,Ciudad de México, MéxicoRAZI BHATTI,Newsline,Karachi, PakistánRAY EKPU,Newswatch,Lagos, NigeriaALIOU DIONGUE,Pop Sahel,Bamako, MaliSUSANTO PUDJOMARTONO,Tempo,Jakarta, IndonesiaWINTHROP P. CARTY, Editor coordinador,Global Edition,Washington D.C., E.U.A. ELIZABETH LEE, Editor asociado,Global Edition,Washington D.C., E.U.A.
Los árboles son unos de los más comunes y útiles seres vivos que se encuentran en nuestro planeta, pero por desgracia, tal y como sucede con muchos otros recursos naturales, están en proceso de extinción. Debido a su gran utilidad, sus reservas disminuyen cada vez más, engendrando una fiera competencia entre diversos intereses. ¿Qué pasaría si los árboles, que cubren por lo menos un cuarto de la superficie total del planeta, desaparecieran por completo? ¿A quiénes afectaría este problema? ¿Qué debemos hacer para evitarlo? Con excepción de los desiertos y los polos, los árboles solían ser uno de los recursos naturales más abundantes en el planeta, y desde los principios de la historia han provisto al hombre de la madera necesaria para cocinar y para construir su habitación, le han brindado sus frutos y semillas comestibles, lo han resguardado del sol, y han sido el hábitat ideal para un ilimitado número de animales y plantas. Además, los árboles también evitan la erosión de la tierra y contribuyen a regular el medio ambiente absorbiendo el bióxido de carbono del aire.
El Banco Mundial estima que en la actualidad cerca de 500 millones de personas en los países en vías de desarrollo «viven dentro o cerca de algún bosque y dependen de él para su suministro de alimento, combustible, forraje, madera y como fuente de ingresos». Además de esto, las industrias involucradas en el comercio de la madera, tanto en los países ricos como en los pobres, crean millones de empleos. Este mismo Banco calcula que el consumo anual de madera en todo el mundo se aproxima a los 3.4 billones de m3, de los cuales la mitad se consume en países en vías de desarrollo en forma de combustible y materiales para la construcción. Debido a esto, la superficie de los bosques ha sido reducida en una tercera parte por el hombre, quien, en su afán de ganar terreno para la agricultura, no ha dejado de talar los árboles desde hace 10 mil años en que se establecieron las primeras prácticas agrícolas.
Para satisfacer las necesidades creadas por una población mundial creciente, el hombre sacrifica sus bosques indiscriminada y aceleradamente, y se estima que más de 20 millones de ha de bosques se pierden anualmente en el mundo. El Plan para la Protección de los Bosques Tropicales (TFAP), un consorcio internacional creado para la coordinación de los estatutos forestales en todo el mundo, nos informa de un modo conciso de los siguientes hechos: Las principales causas de la deforestación son la explosión demográfica y la pobreza, que tienen como consecuencia una explotación irracional de los bosques. En la mayoría de los trópicos la población crece con rapidez y, por lo mismo, también se incrementa la necesidad de abrir más terrenos para la agricultura y de obtener más madera para combustible, para la industria de la construcción y para usos domésticos.
Llevó millones de años que la población mundial alcanzara la cifra de 2.5 billones en 1950. Sin embargo, a partir de ese año pasaron únicamente 37 años para que la población se duplicara, y se espera que para el año 2050 haya 10 billones de personas en el planeta, cifra que cuadruplica el número de habitantes de 1950.
La creciente necesidad del hombre por obtener más alimentos, más combustibles y de abrir áreas para la urbanización y las carreteras, está llevando a la extinción de los bosques y representa un gran reto para las organizaciones mundiales encargadas de manejar nuestros recursos naturales. De acuerdo con su características, el Banco Mundial clasifica los bosques en tres grupos:
Bosques Tropicales Húmedos.
Dos terceras partes de este tipo de bosques se localizan en América Latina y ocupan un área de 1.5 billones de hectáreas. Estos bosques son el hábitat natural de 50% de todas las especies conocidas de animales y de plantas. Se considera que en la actualidad sólo queda aproximadamente un millón de hectáreas que no han sido explotadas por el hombre. Una vez talados, este tipo de bosques se pierden irreversiblemente, llevándose con ellos incontables especies de animales, plantas y árboles que purifican el aire.
Bosques Tropicales Secos.
Tres cuartas partes de estos bosques se localizan en África y cubren también una superficie de 1.5 billones de hectáreas, sin embargo, la biodiversidad contenida en ellos es mucho menor que la de los bosques húmedos. Este tipo de bosques son una fuente crucial de combustible y forraje animal, ya que están formados por grandes áreas arboladas y de barbecho forestal.
Bosques Templados.
Tres cuartas partes de estos bosques se encuentran dentro del territorio que ocupan países desarrollados, y cubren aproximadamente 1.6 billones de hectáreas. Europa, Estados Unidos y otros lugares han talado sus bosques para dar paso a la agricultura y otras actividades humanas, pero sorpresivamente esto no parece representar mayor problema, ya que estos bosques poseen una gran capacidad para regenerarse y la biodiversidad existente en ellos es considerable. Suecia, por ejemplo, posee más árboles en nuestros días que los que tenía a principios de siglo.
Se estima que la tasa de deforestación anual en el mundo fluctúa conservadoramente de 0.7% hasta 1% de la superficie, y en la mayoría de las localidades se culpa principalmente a la agricultura de este problema. Por ejemplo, en las zonas de bosques tropicales húmedos se considera que esta actividades la causante de 60% de la tala.
Por otro lado, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), estima que 17% de los hogares agrícolas en América Latina carecen de tierras, y que aproximadamente 60% de estos hogares posee pocas tierras. Tanto los campesinos desposeídos como los que poseen pocas tierras, «limpian» y queman los bosques para obtener tierras agrícolas temporales, en especial en Centroamérica y en la cuenca del Amazonas. Por otro lado, en estas zonas los dueños de ranchos convierten los bosques en grandes pastizales para alimentar su ganado.
Únicamente en algunos países del este de Asia se considera a los leñadores y no a los agricultores, como principales responsables de la tala de los bosques húmedos. Según un dato proveniente del Reglamento para los Bosques del Banco Mundial, alrededor de tres millones de personas dependen de la madera como principal y, a veces, única fuente de energía en sus hogares. Este mismo dato añade… «que este producto es imprescindible, especialmente dentro de los hogares rurales y pobres, y que al mismo tiempo que las reservas de madera disminuyen, las mujeres y los niños tienen que dedicar más tiempo a la recolección de este valioso elemento para sus hogares».
Este problema de la recolección de leña es característico en África debido a que sus bosques tropicales secos son sumamente accesibles. Por otra parte, la lluvia ácida y los desperdicios industriales empiezan a mermar el crecimiento de los árboles, principalmente en Europa oriental. El interés por encontrar una forma unificada para proteger los bosques del planeta no concuerda con las demandas diametralmente opuestas del mercado. En otras palabras, los habitantes de lastribus quieren que los bosques prevalezcan para poder subsistir, pero los agricultores, mineros, constructores de caminos, leñadores y granjeros quieren talarlos con el mismo propósito. Las naciones del primer mundo desean conservar los bosques tropicales para que sirvan de «pulmón purificador en el mundo» y también como un jardín de la biodiversidad natural, pero no obstante no están dispuestas a invertir mayormente para lograrlo.
Los ecologistas señalan que en realidad no existe un sistema exacto que permita calcular el valor de los bosques. El reglamento del Banco Mundial, en su sección referente a los bosques, señala que… «algunas de las funciones de los bosques, y en especial la protección y preservación del medio ambiente para la supervivencia de la población indígena, no son tomadas en cuenta al negociar con fines lucrativos. Un ejemplo claro de esto es que los individuos responsables de la tala de bosques no consideran el costo monetario que sus acciones causan a terceros como resultado de la degradación del terreno, la erosión del suelo y/o la sedimentación de ríos y presas».
Asimismo, instituciones internacionales de crédito como el Banco Mundial, otorgan préstamos para el desarrollo de proyectos y los gobiernos que los reciben ofrecen incentivos para aquellos que deseen explotar zonas boscosas; de este modo, el dinero va a parar a manos de las gentes pudientes que pueden adquirir maderas exóticas sin considerar el verdadero costo ecológico y social de sus acciones.
Un sistema efectivo para calcular las consecuencias de la tala de bosques, sería de gran ayuda tanto para los gobiernos del mundo como a nivel individual, ya que prevendría la tentación de sacrificarlos para obtener ganancias a corto plazo. Además de esto, los expertos estiman que en esta década deberán ser plantadas 200 millones de hectáreas con un costo de 100 billones de dólares, para poder satisfacer las necesidades de madera de los países en desarrollo.
Un programa como este tiene que incluir necesariamente amplios proyectos de reforestación así como de «reforestación social», que insta tanto a las comunidades como a los individuos a plantar árboles para su propio uso y beneficio.
Según C.H. Murray, asistente del Director General de la fao… «en los países en desarrollo, la mayor parte de la destrucción de los bosques es ocasionada por gente sin recursos, quienes, desprovistas de tierras, se ven obligadas a talar para sobrevivir a duras penas». Si se pretende proveer a los desposeídos de tierras cultivables, las naciones tropicales tendrán que reformar sus estatutos para la protección de los bosques con el apoyo económico de las naciones del primer mundo.
Para finalizar citaremos al ecologista hindú George Verghese, quien expresó lo siguiente: «La gente talará hasta el último árbol si no existe otra alternativa. Es difícil imaginar que el mundo llegue al terrible momento de contar con solo un árbol, pero también es difícil imaginar que el rico provea al pobre con una alternativa satisfactoria para evitarlo.»
Fuente México desconocido No. 185 / julio 1992