Démosle un vistazo a Torreón (Coahuila)
Te presentamos un breve, pero interesante, recorrido por la historia de Torreón, en Coahuila...
Olvídate de la rutina y escápate:
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Al llegar a Torreón lo primero que se observa es que se trata de una ciudad sin una larga historia antigua y sin gran cantidad de arquitectura notable; se advierte asimismo un crecimiento constante y un ambiente muy dinámico; se ve que es una ciudad con grandes desarrollos industriales, y lo caluroso de su clima no pasa inadvertido. Sin embargo, la verdad es que esas primeras observaciones superficiales no nos hablan de otros aspectos más significativos, como por ejemplo el carácter tenaz y amable de la gente, su cultura, su idiosincrasia y sus costumbres particulares.
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Luego de conocer un poco más de su corta historia, entenderemos por qué Torreón nos parece así. Resulta difícil imaginarnos que hasta hace poco más de un siglo, en toda esta Comarca Lagunera no había más que un simple caserío ubicado alrededor de una hacienda. No obstante, ya en la época porfiriana, cuando México se hallaba en pleno desarrollo gracias al tendido de las vías del tren, Torreón no sólo nació, sino que toda esta zona recibió un impulso impresionante, al grado que se convirtió en un centro ferroviario de gran importancia, pues por aquí habrían de cruzar las líneas que conectarían al centro de la República con los estados del norte. El desarrollo se dio de una forma vertiginosa, ¡de nacer como simple villa en 1893 pasó a ser ciudad en 1907! A la vez, empezaron a llegar muchísimas personas a poblar un área que antes no era más que una laguna y un inmenso desierto. En un espacio de tiempo muy corto se levantaron fábricas de fundición metalúrgica y se inició el cultivo del algodón, que tanta fama le dio después a toda el área.
El clima fue un factor importante en la conformación del carácter de los que llegaron a poblar la nueva villa de Torreón; los futuros lugareños comenzaron a construir una identidad propia al combinarse todas las idiosincrasias y costumbres traídas de sus propios lugares de origen. Todos trabajan con ahínco. Rápidamente surgen los comercios y las pequeñas industrias textiles. Más gente llega de otras regiones, inclusive de otros países, como por ejemplo los alemanes, franceses, libaneses, estadounidenses, árabes y chinos. De hecho, existe en Torreón un parque conocido como Parque Ecológico Fundadores, con las banderas de todas las naciones a las que pertenecían los fundadores de esta industriosa ciudad.
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Luego vienen momentos sumamente difíciles como resultado de una serie de eventos tanto naturales (sequías, heladas, temperaturas extremas) como humanos (revolución, guerrillas, ocupación extranjera), pero los nuevos habitantes perseveran y superan cada reto. La tasa de crecimiento se mantiene en niveles impresionantes, y con el paso de los años Torreón se va convirtiendo en lo que es hoy: una ciudad con uno de los mejores niveles de vida de todo el país.
Una vez cubiertas las necesidades básicas de la vida, los torreonenses empiezan a buscar opciones de esparcimiento. Llega el acceso a la cultura con el excelso Teatro Isauro Martínez y con los museos, como el Museo de Sitio del Torreón, el Museo de la Revolución, el Museo de Arqueología Regional de La Laguna, la Casa del Cerro, el Museo Paleontológico de La Laguna, A.C., y el Museo del Ferrocarril –el más reciente–. Asimismo, los deportes ofrecen oportunidades de diversión: primero es el beisbol y años más tarde el futbol, que viene a reforzar la identidad de los habitantes con un equipo triunfador.
Por todo lo mencionado, podemos entender cuán importante es no dejarse influir demasiado por las primeras impresiones que nos produce un lugar. Siempre es mejor llegar a cualquier parte con los ojos y los oídos bien abiertos, para descubrir así toda la riqueza histórica y cultural que yace justo debajo de la superficie. Vayan de visita a Torreón ¡y déjense impresionar por este sobresaliente ejemplo de entereza humana y de crecimiento urbano!
Fuente: Tips de Aeroméxico No. 31 Coahuila / verano 2004
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