Las cabezas olmecas, el simbolismo de un continuo misterio
Si hay un misterio en la arqueología mexicana que sigue despertando debates, es el de las colosales cabezas olmecas. ¿Qué significan?
Las cabezas olmecas son una de las maravillas arqueológicas de México y continúan generando acalorados debates entre los arqueólogos, historiadores y otros especialistas. Sin duda alguna, son el símbolo definitivo de ésta milenaria cultura prehispánica.
La fascinación que generan estos monumentos es enorme. Las colosales cabezas se encontraban en diferentes sitios de los estados Veracruz y Tabasco. La primera fue descubierta en 1862 por el explorador José María Melgar y Serrano, en Tres Zapotes (municipio de Santiago Tuxtla, Veracruz). Otras fueron halladas en diferentes puntos de la costa del Golfo de México por el arqueólogo norteamericano Matthew W. Stirling, entre 1938 y 1946.
¿Cómo son?
Una descripción general de las cabezas olmecas es que constan en ser moles de basalto (extraído de la Sierra de los Tuxtlas). Datados entre el Periodo Preclásico (1500–1000 a. C) y el Periodo Preclásico Medio (1000–400 a. C), estos bloques pétreos tienen tallados los rostros de personajes masculinos, y cada una tiene rasgos únicos y diferentes, indicando que representan sujetos concretos.
Las enormes cabezas cuentan con insignias particulares en los cascos abiertos o tocados compuestos que portan, los cuales a veces tienen fechas calendáricas, lo que podría asumirse como emblemas que los identificaban y asociaban con eventos significativos.
Sus rostros suelen ser ceñudos, con ojos rasgados, hundidos y en varias ocasiones con un evidente estrabismo. Sus narices son anchas al igual que sus labios, a veces entreabiertos. Las mejillas son flácidas y tienen comisuras entre la nariz y la boca, lo cual indica que eran personas de una edad madura.
¿Qué significan las cabezas olmecas?
Si bien el consenso generalizado entre los especialistas los considera como retratos de gobernantes, todavía no se sabe con seguridad si estas enormes cabezas en piedra son de jugadores de pelota, sacerdotes o guerreros; inclusive podría ser que estos personajes encarnaran esas tres dignidades al ser los señores de sus pueblos. Pero en definitiva, se infiere con más certeza que fueron personajes de alta jerarquía en la sociedad olmeca.
Hay que mencionar que en el pasado se llegó a considerar que inclusive representaban personajes de origen africano, tal vez nubios del antiguo Egipto, idea propuesta por su primer descubridor, José María Melgar, a mediados del siglo XIX.
También en algún momento se llegó a plantear que fueron tronos, ya que algunas presentaban hendiduras en su parte superior, como observó el arqueólogo James Porter (de ahí proviene la hipótesis de que los antiguos tronos con forma de mesa eran convertidos en los colosales retratos de los gobernantes al momento de su muerte).
Sin embargo, la idea de que son retratos de gobernantes es la más sostenida. La historiadora Anne Cyphers (quien falleció en 2023 y descubrió la última cabeza colosal olmeca, “Don Tiburcio”) señaló que la evidencia arqueológica de estos monumentos en San Lorenzo (Veracruz) y La Venta (Tabasco), sugiere que fueron instalados en la zona central de ambos sitios. Esto constituye un claro mensaje sobre la relevancia de estos señores para sus pueblos.
¿Dónde podemos admirar las cabezas olmecas?
Actualmente, las colosales cabezas olmecas están distribuidas en diferentes museos y sitios arqueológicos, tanto en los estados de Veracruz y Tabasco, además de la capital de país.
Varias de ellas están en los museos de sitio arqueológico de Tres Zapotes y San Lorenzo, en la costa veracruzana. Otras se localizan en el Museo de Antropología de Xalapa. Por otro lado, en tierras tabasqueñas, se pueden encontrar en el parque-museo de La Venta.
Finalmente, un par de los enormes retratos olmecas se alojan en la Sala Olmeca del Museo Nacional de Antropología, en la Ciudad de México.
