Descubre 4 destinos con sabor junto a expertos en gastronomía
Cuando la materia prima de una pasión son los sabores, se tiene la perspectiva de recomendar aquellos lugares en donde lo auténtico se hizo presente. Aquí cuatro testimonios que nos hablan desde la entraña de su experiencia y nos recomiendan los mejores destinos de México para disfrutar de los mejores sabores del país.
Ensenada, Baja California
La chef Elena Reygadas, dueña de Rosetta y Lardo, en las colonias Roma y Condesa de la Ciudad de México, nos conduce a Ensenada a través de una reflexión sobre lo auténtico. Sin duda, esta ciudad es un imán gastronómico por sus viñedos y la frescura de los productos marinos. Está a hora y media de Tijuana por la carretera 1.
“La autenticidad para mí no está asociada al territorio, sino a lo genuino, venga de donde venga, sea producto de una cultura milenaria o contemporánea o de la mezcla de ambas, de aquí, de allá… Creo que he comido de un modo muy original en diversos lugares de México y del mundo. La cocina yucateca y la oaxaqueña no solo son auténticas, ambas están fuertemente vinculadas a la tradición. La cocina en Ensenada es menos tradicional y más actual, contextual. Hace meses probé esta última; almorcé en un lugar de barbacoa, pedí un café de olla, un queso de vaca recién hecho y unos hot cakes de elote. Todo extraordinario. Fue un momento memorable, único”.
—ELENA REYGADAS
Comalcalco, Tabasco
La ingeniera en alimentos, Norma Estela Orozco Sánchez, actual directora general del Centro de Investigación y Capacitación en Confitería, nos remitió a una refrescante bebida hecha a base del ingrediente que conquistó su vida: el cacao. Comalcalco está a una hora de Villahermosa y se llega por la carretera 180.
“Cuál es el sabor que más te ha sorprendido’, me preguntaron. Me quedé pensando. He disfrutado muchos sabores durante mis viajes por varios países del mundo, pero mi mente se detuvo en México; en específico, en Comalcalco, Tabasco. ¡Claro, es donde se da el mejor cacao del mundo! Fue ahí donde por primera vez –y después de muchos años de consumir chocolate– probé el agua de cacao. Esta deliciosa y refrescante bebida es elaborada en el momento que se abre una mazorca de cacao. Resulta sorprendente la envoltura de color blanco intenso que resguarda como un tesoro el grano de cacao. Esa envoltura es transformada en una exquisita bebida que sabe entre guanábana y guayaba, agridulce. Su frescura me reconfortó y me produjo un momento de éxtasis después de visitar las plantaciones de cacao mexicano. Este sabor siempre estará en mi memoria”.
—NORMA OROZCO
Guadalajara, Jalisco
El chef Emiliano Ayala, avecindado en Querétaro, recomendó la Perla de Occidente con la intención de visibilizar su gran oferta gastronómica. Esta ciudad está entre las tres mejor comunicadas del país por vía aérea y terrestre, con vuelos y corridas de autobús los 365 días del año en diversos horarios.
“Aquí se respira buena onda: la gente es amable, la ciudad es limpia y la comida es sabrosa. Los lugares para comer bien no están centralizados. Para decir que se come en una ciudad, es necesario que haya opciones en la calle; en los mercados y en locales establecidos con conceptos bien logrados. Guadalajara es una ciudad que hoy en día, a mi parecer, no se reduce a tortas ahogadas, birria y tequila. Es un destino gastronómico en el cual una semana se queda muy corta para comer en al menos tres espacios por día. En mi último viaje, hace unas semanas, con varios cocineros del país no perdimos la oportunidad de ir a diez lugares durante dos días. Así que, sin duda, la Perla Tapatía es uno de mis destinos para viajar y comer a todo dar”.
—EMILIANO AYALA
Huasteca, Hidalgo
José Antonio Salinas, chef del Balcón del Zócalo, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, hizo un viaje a su infancia y nos regaló una estampa de la huasteca hidalguense, conformada por los municipios de Atlapexco, Huautla, Huazalingo, Huejutla de Reyes, Jaltocán, San Felipe Orizatlán, Tlahuiltepa, Xochiatipán y Yahualica.
“Al llegar a una gruta en la Huasteca Hidalguense, el olor a tierra mojada y el frío nos dieron descanso. Papá partió naranjas que llevábamos en bolsas, así calmamos la sed. Ya de regreso, llenos de rasguños, vimos una choza a la que nos llevó Nacho, nuestro guía de apenas 11 años. Nos recibió el aroma a leña fresca. Su madre tiraba tortillas al comal y sin preguntar nos sirvió dos, pasadas por manteca y mojadas en un mole muy ligero, con un poco de queso de rancho por encima y nada más. El sabor era increíble: ningún mole me sabrá igual. Ese recuerdo de la tierra de mi abuela me enseñó sobre la hospitalidad y la gran cocina mexicana”.
—JOSÉ ANTONIO SALINAS
México Desconocido Conoce México, sus tradiciones y costumbres, pueblos mágicos, zonas arqueológicas, playas y hasta la comida mexicana.