Ecoaventuras en Puerto Peñasco, Sonora - México Desconocido
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Ecoaventuras en Puerto Peñasco, Sonora

Sonora
Ecoaventuras en Puerto Peñasco, Sonora fifu

Puerto Peñasco no es sólo el desarrollo turístico de torres de condominios, extensas playas y excelentes restaurantes.

En recientes ocasiones hemos presentado a Puerto Peñasco como destino de descanso y diversión en pleno auge. Sin embargo, este rincón al norte de Sonora es también un sitio excepcional por las riquezas naturales que la rodean. Para quien esté dispuesto a ir en su búsqueda, le recomendamos recurrir al Centro Intercultural de Estudios de Desiertos y Océanos (CEDO), una organización no gubernamental (ONG) binacional (su otra sede está en Tucson, Arizona), dedicada a la investigación y conservación del alto Mar de Cortés y el Desierto Sonorense. Desde su fundación, en 1980, ha defendido —incluso en procesos judiciales— espacios naturales y formas de desarrollo sustentable que se ven amenazados por el rápido crecimiento económico de la región. En forma paralela, esta ong realiza una amplia labor educativa y de promoción de la conservación que incluye “ecoaventuras”.

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Por el Acuario del Mundo

Las ecoaventuras, siempre sorprendentes, son visitas guiadas a distintos rumbos naturales de la zona. Las hay por las grandiosas dunas, volcanes y sahuarales de la cercana Reserva de la Biosfera del Pinacate y Gran Desierto de Altar. Sin embargo, las más novedosas son las visitas de orientación acuática. La más sencilla de éstas es la de “pozas de marea”, por alguna de las playas de la ciudad. El alto Mar de Cortés es una zona de grandes mareas y su nivel suele subir y bajar varios metros, dos veces cada 24 horas (con luna llena o luna nueva, el desnivel llega a los siete metros). Al bajar el nivel del mar descubre una ancha franja costera. Y ahí, en los agujeros de las áreas rocosas, quedan atrapados cientos de animales marinos. En el paseo, los guías muestran poza por poza. Levantan las piedras con cuidado para ver a las raras criaturas presentes: caracoles, pepinos de mar, lapas, camarones pistola (que espantan a los intrusos con ruidos como de disparos), anémonas, estrellas de mar y hasta pulpos que para ahuyentar a los humanos arrojan su tinta oscura…

Otra de las ecoaventuras es por los esteros de la costa desértica cercana, como el estero Morúa, nueve kilómetros al oriente. El recorrido se puede hacer a pie o en kayak. La vegetación es pobre en relación a los exuberantes esteros del sur de México, pero lo verdaderamente impactante del lugar es la presencia de incontables aves tanto residentes como migratorias. En una excursión durante marzo avistamos en unos cuantos minutos y sin mucho esfuerzo más de veinte especies diferentes: garzón cenizo (Ardea herodias), garza blanca (Egretta thula), achichilique de pico amarillo (Aechmophorus occidentales), limosa canela (Limosa fedoa), playero pihuihui (Catoptrophorus semipalmatus), además de muchas variedades de patos, avucetas, cercetas, zarapitos, ibis, gaviotas y pelícanos.

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Danza con lobos

La ecoaventura más espectacular que ofrece el cedo es en San Jorge, una isla rocosa a unos 40 kilómetros al sureste de Puerto Peñasco. Este promontorio de 41 hectáreas es residencia de pelícanos, bobos (cafés y de patas azules), gaviotas, cormoranes y murciélagos. Hasta hace unos años también lo era de ratas comunes, que habían sido introducidas accidentalmente a la isla por barcos guaneros en el siglo XIX y que fueron erradicadas por el cedo y otros grupos ambientalistas. Sin embargo, los habitantes más llamativos de San Jorge son sin lugar a dudas los lobos marinos (Zalophus Californianus), que ocupan cada metro de su línea costera. Son alrededor de tres mil individuos en una de las colonias con mayor densidad de población de todo el alto Mar de Cortés. Las embarcaciones del cedo suelen acercarse a la costa (en áreas permitidas), donde los viajeros pueden nadar, esnorquelear o deslizarse en kayak. Y como aquí los lobos viven sin temores, ocurre el milagro de que ejemplares jóvenes de estos amistosos mamíferos marinos hacen coro en torno a los humanos y se ponen a jugar y a nadar con ellos. En esos momentos uno entiende por qué han llamado al Mar de Cortés, “Acuario del Mundo”.

Cómo contactarlos

El cedo está en Camino a Las Conchas (a seis kilómetros de Puerto Viejo). Su página web tiene el calendario de actividades, entre las que se encuentran las ecoaventuras aquí reseñadas.

autor Periodista e historiador. Es catedrático de Geografía e historia y Periodismo histórico en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México donde intenta contagiar su delirio por los raros rincones que conforman este país.
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