El amaranto de San Miguel del Milagro (Tlaxcala)
Según la tradición, San Miguel del Milagro debe su nombre a que en 1631 el arcángel San Miguel se le apareció al indio Diego Lázaro de San Francisco para pedirle que se edificara una ermita junto a un manantial situado en el cerro del Tzopilóatl.
Actualmente, una de las principales actividades económicas de los habitantes de San Miguel del Milagro es el cultivo del amaranto. La región donde se localiza San Miguel tiene un clima templado con lluvias abundantes en el verano, aunque el resto del año tiende a ser más bien seco.
Como el cultivo del amaranto es de temporal, para asegurar que las plantas reciban la humedad necesaria, la semilla se siembra directamente en el surco entre los meses de mayo y junio, y poco después se puede ver a los campesinos depositando fertilizante, ya sea natural o químico, alrededor de cada conjunto de matitas que apenas empiezan a asomar. La distancia más usual entre surco y surco es de 80-90 cm. Los campesinos colocan la semilla en el fondo de cada surco y utilizando una rama la cubren con una ligera capa de tierra.
La distancia entre las matas es de 50 cm. Una vez que la semilla germina se acostumbra dejar tres o cuatro plantas en cada lugar. Un mes después de la siembra se eliminan las malezas, y a los dos meses, una vez que las plantas han mostrado su vigor, se lleva a cabo un aclareo y se dejan para su desarrollo total las mejores. El crecimiento de las plantas hace innecesaria más labor, pues su follaje cubre prácticamente todo el campo de cultivo. A principios de octubre da gusto ver los campos con las plantas en plena floración.
Es en ese momento cuando pueden observarse las vistosas espigas de poco más de medio metro, con sus colores verde, rojo y naranja, que en la zona llaman “ladrillada”, sobresaliendo de las matas de cerca de casi dos metros de alto, y aun más. Una ventaja en la uniformidad de los cultivos en San Miguel del Milagro es que las plantas no tienden a ramificar, por lo que toda su energía se concentra en una sola espiga. Será en noviembre cuando se cosechen las espigas o panojas con el método tradicional. Se forman con ellas haces o gavillas y después se extienden sobre una lona para desprender la semilla.
Es importante que este trabajo se realice en las primeras horas del amanecer para que la semilla no se suelte o se caiga de la panoja. La maniobra de sacudirla es también delicada porque la cápsula que contiene a la semilla es similar a una espina y puede lastimar la piel o los ojos. Es notable en Tlaxcala la uniformidad del color de la semilla, que es blanca. La variedad de amaranto que suele sembrarse es el Amarantus hypocondriacus, a diferencia de otros lugares, donde se utiliza el Amarantus cruentus. Una vez recolectada la semilla habrá que “reventarla”. Esto se realiza aplicándole calor uniforme hasta que, tal como ocurre con el maíz palomero, el núcleo de la semilla se dilate y rompa la delgada cáscara protectora.
Así preparada, la semilla es suave y más fácilmente digerible; puede molerse y convertirse en harina o emplearse para elaborar el dulce llamado “alegría”, que tiene sus orígenes en la época prehispánica. Cronistas como fray Bernardino de Sahagún la mencionan al describir los comestibles que estaban a la venta en el mercado de Tlatelolco. San Miguel del Milagro se encuentra en el camino a la ciudad de Tlaxcala por la autopista de cuota.
Fuente: Tips de Aeroméxico No. 20 Tlaxcala / verano 2001
¿Quieres escaparte a Tlaxcala? Descubre y planea aquí una experiencia inolvidable