El bajorrelieve olmeca robado que regresó al Museo de Antropología
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El bajorrelieve olmeca robado que regresó al Museo de Antropología

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Este bajorrelieve olmeca fue recuperado en Francia y luego de una larga travesía regresó a México. Aquí la historia de cómo llegó al Museo Nacional de Antropología.

En el vestíbulo  del Museo Nacional de Antropología, ocupando un lugar de hono,  se encuentra un bajorrelieve olmeca Xoc el cuál fue robado de la selva en los años 70, fue recuperado y regresó a México 45 años después. Esta es parte de su historia…

En los años 60 cuando la gente visitaba la Selva Lacandona se quedaba admirado al encontrar ahí un bajorrelieve olmeca que representa a un hombre de perfil, con pies de garras y con máscara bucal en forma de ave y que además usaba un particular tocado alto adornado con algunas bandas cruzadas conocido como Xoc.

El primer registro que se tiene de la existencia de esta roca fue gracias al escritor B.Traven quien escribía en sus memorias en 1926 que había viajado a la selva de Chiapas y que este bajorrelieve había sido lo más interesante que había encontrado. Traven en ese entonces fue uno de los primeros no nativos de la región que llegó a conocerlo. Durante muchos años el grabado había sido  uno de los secretos mejor guardados de la selva chiapaneca, hasta que en 1928 fue anunciado su descubrimiento de manera oficial y ya para los años 60 que empezaron a llegar más turistas a la zona.

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Pasado el tiempo este maravilloso bajorrelieve, fue sustraído en los años 70 por un grupo de  ladrones que lo  sacaron del país para pasar más de 40 años perdido, hasta 2014, cuando fue localizado en París, Francia.

La recuperación de Xoc

En 2014 la casa de subastas Binochet et Guiquello recibió la pieza prehispánica de más de 400 kilos cortada en 4 trozos, después de que una familia de coleccionistas buscaba colocarla en alguna puja de la galería francesa.

La casa de subastas determinó que la pieza era robada y al investigar encontró que la descripción de esta pieza coincidía con la que hizo la arqueóloga Sussana Ekholm Milller  en su libro en en 1968. Ekholm  fue de las primera personas que descubrió el robo y lo registró en su libro, es por ello que la empresa francesa decidió mandar una alerta a la Asociación de Amigos de Francia para que analizará el caso.

Después del robo se desconoce por cuántas manos pasó esta pieza, sin embargo, se piensa que el bajorrelieve pudo haber salido del país por Guatemala hacia Centroamérica sin que las autoridades lo notasen. De ahí es probable que fuera embarcado hacia Europa y vendido en el mercado negro.

La pieza fue entregada a México de manos de la Asociación de Amigos de México en Francia por conducto de la Embajada de Francia sin pasar previamente por un proceso judicial. Por lo que poco se conoce sobre su robo y lo único que se sabe es que el coleccionista que la obtuvo, la tenía empotrada en un muro y al momento de su muerte, sus hijos decidieron venderla a la casa de subastas.

La pieza fue recuperada en 2015 y  regresada a México en donde pasó un tiempo para que se definiera si sería colocada en el Museo Nacional de Antropología o en el Museo Regional de Chiapas donde existe una copia.

La pieza se colocó en el Museo de Antropología sin restaurar con el fin de que los visitantes aprecien los daños causados por  la sierra utilizada para desprenderla de su sitio origina y por las modificaciones para ser empotrada, esto como muestra del daño que se hace al sustraer estas piezas de su sitio original.

El grabado mide 2.20 metros de alto por 1.15 de ancho y pesa más de 400 kilos.  El bajorrelieve se encontraba originalmente en el pueblo chiapaneco de Ocosingo y fue descubierto de manera oficial por un grupo de expedicionistas que buscaba huellas del pueblo maya.

Poco se sabe sobre el significado de la pieza, y el desplazamiento de la misma significó el 90% de la perdida de la información que el grabado pudo aportar a la historia. Solo se sabe, gracias al retrato de Ekholm, que se perdió parte del tocado y del escudo del hombre que se puede ver en la piedra.

Lo poco que pudieron descubrir los arqueólogos es que los olmecas labraron la roca para delimitar su territorio o comenzar un nuevo camino.

El destino final de esta pieza que se encuentra ahora a simple vista al entrar al Museo Nacional de Antropología será la sala de las Culturas de la Costa del Golfo, a la que irá al finalizar el mes de enero.

México aún tiene pendiente la recuperación de varios objetos prehispánicos entre ellos las piezas de la colección del costarricense Leonardo Patterson que se encuentran retenidas en Alemania.

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autor Viajera y contadora de historias con una gran amor por México, sus lugares y su gente.
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