El bólido que deslumbró los cielos mexicanos
¿Meteorito o bólido? Cuál fue el fenómeno astronómico que nos sorprendió la noche del martes. Te contamos todos los detalles.
La noche del pasado martes 18 de febrero el cielo mexicano se iluminó con la aparición de un supuesto meteorito.
Inmediatamente las redes sociales se llenaron de fotos y videos sobre el evento astronómico. Incluso hubo reportes de habitantes en el municipio michoacano de Tzitzio, que aseguraban haber percibido un movimiento en la tierra momentos después de ver un gran objeto luminoso caer del cielo. Mientras tanto, algunos otros medios comentaban que el meteorito había caído cerca de la CDMX. Lo cierto es que se trató de un bólido, no de un meteorito, y este no impactó la tierra.
¿Meteorito o bólido?
Los primeros reportes que circularon en redes sociales no eran del todo claros y se mantenía la duda sobre el sitio donde había aterrizado el meteorito. Horas después del acontecimiento, un experto de la Universidad Nacional Autónoma de México aclaró el suceso astronómico. Daniel Flores, experto en meteorítica, afirmó que el bólido que cruzó la atmósfera de la tierra no tocó la superficie. Por esta razón el objeto luminoso visto la noche del martes técnicamente no puede ser considerado un meteorito sino un bólido.
Un bólido es un objeto que cruza la atmósfera, produce algún fenómeno atmosférico, desprende algunas partículas de materia y sigue su camino. Para que este sea considerado meteorito, tendría que tocar la superficie terrestre.
Se caracteriza por ser un objeto muy brillante y emitir durante su paso un sonido parecido al de una explosión. Aunque este tipo de fenómenos no se pueden predecir, es común que ocurra entre los meses de enero y febrero.
¿Representan algún peligro?
Usualmente estos fenómenos astronómicos no representan peligro para la población. El único peligro es que uno de estos bólidos llegase a la superficie terrestre, sin embargo, esto es muy poco probable.
El evento más reciente ocurrido en México es el caso del meteorito Allende, que cayó en Allende, Chihuahua, en 1969. La posibilidad de que un objeto de gran tamaño impacte la tierra es mínima: varía entre uno a 10 mil, y uno a 70 mil. La mayoría de los objetos pasan a grandes distancias de la órbita de nuestro planeta, por lo que solo queda disfrutar del maravilloso espectáculo natural.