El huipil de Xochistlahuaca, riqueza textil del estado de Guerrero
El huipil de Xochistlahuaca es más que una vestimenta, pues representa un legado ancestral que la mujer amuzga ha mantenido durante años.
Uno de los atuendos más característicos en México es el huipil, mismo que lo portan con orgullo las mujeres de diversas regiones. Uno de los más bellos es el huipil de Xochistlahuaca, pieza que contiene un gran valor histórico y cultural para los habitantes del municipio.
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Acerca de Xochistlahuaca
Se trata de uno de los 81 municipios del estado de Guerrero y se ubica al sureste de Chilpancingo, en la región de la Costa Chica. La palabra Xochistlahuaca proviene del náhuatl, que en español significa «llanura de flores».
Los pobladores de esta región pertenecen al pueblo amuzgo y sus principales actividades son el comercio, la ganadería y la agricultura. Asimismo, la artesanía textil tiene un papel fundamental en la economía y se elaboran rebozos, servilletas, manteles y huipiles.
Desde la época prehispánica, la elaboración de huipiles se ha relacionado con la mujer. Son ellas quienes dan vida a los maravillosos tejidos y mantienen viva la tradición ancestral.
Importancia del huipil de Xochistlahuaca
Aunque externamente le llamamos huipil a la indumentaria, las mujeres amuzgas se refieren a éste como chuey, palabra de origen amuzgo que se traduce como «lienzo que cubre el cuerpo de una mujer.
Según el artículo La preservación de técnicas ancestrales de telar de cintura en Xochistlahuaca, Guerrero, la elaboración de textiles es fundamental en la cultura amuzga. En los textiles se da lugar a representar elementos de la identidad cultural:
«El huipil amuzgo, por ejemplo, es elaborado por las propias manos de las mujeres y en él comparten su herencia cultural, y en su manufactura se transmite conocimientos ancestrales de madre a hija, de generación en generación».
Heidy Francisco Marcial, coautora de La preservación de técnicas ancestrales de telar de cintura en Xochistlahuaca, Guerrero.
La importancia del chuey radica tanto en la preservación de la cosmovisión amuzga, como en el todo el arduo proceso detrás de su elaboración y quienes están implicados en éste.
El chuey se teje en un telar de cintura, instrumento que desde la época prehispánica lo utilizaban las mujeres mesoamericanas para la creación de indumentaria. Según el Museo Nacional de Antropología, se conforma por dos grupos de hilo:
- La urdimbre, hilos verticales que definen el largo y ancho del tejido.
- La trama, las hebras que se cruzan horizontalmente con la urdimbre.
Con la fibra de ixtle se forman los hilos, mediante el uso del malacate. Cuando se elaboran las telas, se pueden teñir con púrpura, grana y añil.
Otro aspecto importante a considerar es el tiempo de elaboración, pues las mujeres pueden tardar entre seis y nueve meses. Incluso se sabe que en el pasado la tejedora era enterrada con sus instrumentos, a manera de reconocimiento por su labor.
Elaboración y uso del huipil
Según La flor de Xochistlahuaca, el huipil amuzgo puede tener hasta tres lienzos que se unen con cintas hechas a mano, se dobla para hacerla una túnica, los costados se unen y se dejan aberturas para los brazos, y se realiza un corte en el centro para el cuello.
Acerca de su significado, el decorado del chuey va a depender de la mujer indígena que lo trabaje, de tal forma que transmitirá el contexto sentimental de cuando lo confeccionaron.
Con la prenda se usa una enagua, que es una falda, y es usada sin el huipil cuando están en casa. Al salir, las mujeres se ponen el huipil y la falda se asoma por debajo en forma diagonal.
El huipil de Xochistlahuaca en la actualidad
Hoy en día, el huipil de Xochistlahuaca se sigue elaborando con el telar de cintura. Gracias a la técnica ancestral con la que se elaboran es que su uso se ha extendido a nivel nacional.
Sin importar el cansancio que representa la elaboración de piezas con telar de cintura, las mujeres de Xochistlahuaca no dejan de hacerlo. Más allá de que el tejido se convirtió en una ayuda económica para las familias amuzgas, las mujeres tienen una fuerte conexión con la vestimenta y el conocimiento se va pasando de generación en generación.