El lío por el hallazgo de la cabeza olmeca de los ojos cerrados - México Desconocido
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El lío por el hallazgo de la cabeza olmeca de los ojos cerrados

cabeza olmeca

Se trata de la única cabeza olmeca con los ojos cerrados y también es la más grande de las 17 que se han hallado hasta el momento. Lee su peculiar historia.

Los hallazgos arqueológicos son por lo general eventos accidentados, en los que abundan los enojos, las envidias y las venganzas, bien entre arqueólogos, bien entre arqueólogos con autoridades. El descubrimiento de la colosal cabeza olmeca de los ojos cerrados no fue la excepción. 

En 1970, a los integrantes del gremio arqueológico nacional e internacional, aún no se les quitaba la emoción por el hallazgo consecutivo, desde 1862, de las testas gigantes de la cultura olmeca. Por tanto un grupo de arqueólogos profesionales, y estudiantes, se lanzaron a Santiago Tuxtla, Veracruz, en busca, no de más cabezas, sino más bien de datos sobre los tipos de roca con las que se habían erigido tales monumentos. 

Francisco Beverido Pereau. Foto: uv.mx

El accidental hallazgo de la cabeza olmeca de ojos cerrados

Caminando, inspeccionando el terreno, tomando muestras, se les fueron los días a los arqueólogos. Un día de esos, justo cuando se dispusieron a tomar sus alimentos sentados sobre una piedra relativamente plana, a la estudiante Celia Susana Osorio Rosas, dueña de un olfato arqueológico innato, se le ocurrió comentar casi jugando que tal vez estaban sentados en una cabeza olmeca.

La primera reacción de todos fue una ligera risa de incredulidad, mas al instante reaccionaron dando un tremendo salto para ponerse de pie y empezar a seguir las líneas de la piedra. Excavaron superficialmente, y cuando dieron con las cejas y los ojos cerrados, saltaron ahora de alegría, gritando, riendo, festejando. 

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Un grupo de niños sobre la cabeza olmeca encontrada en el rancho La Cobata. Foto: Olmeca Digital

El hallazgo de la cabeza olmeca debía mantenerse en secreto

Unos pobladores que estaban cerca vieron y escucharon aquel jolgorio de los arqueólogos tras su hallazgo. Al darse cuenta de esto los arqueólogos se detuvieron, tenían que ser cautos hasta no tener en la mano el permiso del INAH para excavar, autorización que ya habían solicitado por escrito, pero que aún tardaría días. 

Así que dejaron la excavación en pausa, hasta que el mismo Eduardo Matos Moctezuma, entonces director de monumentos prehispánicos en el INAH, diera la autorización para empezar con la obra. Pero en lo que esperaban que este visto bueno llegara, se hizo realidad su mayor miedo. 

El robo del hallazgo de la cabeza olmeca de ojos cerrados

Ignacio Díaz Bustamante, el presidente municipal de Santiago Tuxtla, llegó a la zona donde estaba la recién descubierta cabeza olmeca para presumir a todos que él fue quien había hecho el hallazgo. La realidad es que habían sido los pobladores quienes lo llevaron a la zona. 

Y el alcalde no solo quería llevarse el crédito del descubrimiento, quitando éste a los arqueólogos  Robert J. Squier, O’Learly Squier, Francisco Beverido Pereau y a los estudiantes Paul R. Katz, Susana de Katz, Bertha Aguayo y Celia Susana Osorio Rosas, también pretendía excavar con su propia cuadrilla, de forma rudimentaria, es decir, poniendo en riesgo la investigación. 

El alcalde presionó a los arqueólogos

Pero el presidente municipal nada de eso le importaba, solo quería que la “joya” fuera sacada cuanto antes para ser llevada al centro del municipio, a fin de que se volviera en símbolo de su gestión. 

Foto: El Valle de México desde su raíz

Por fortuna los permisos del INAH llegaron para que los arqueólogos pudieran excavar con la ley de su lado, pero el enfadado edil continuó, siguió presionando, nunca paró de reclamar que la excavación fuera tan lenta, para él se trataba de algo simple, excavar, extraer, transportar, y ya. Con todo y estos inconvenientes con la autoridad, los arqueólogos lograron sacar la testa olmeca. 

Resultó ser de 3.45 metros de alto, resultando ser la más grande de todas las que se han encontrado hasta la fecha. Además es la única con los ojos cerrados, probablemente por tratarse de la representación de un gobernante fallecido. 

Transportación de la Cabeza olmeca de La Cobata. Foto: Olmeca Digital
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