El lobo mexicano (Fotogalería) - México Desconocido
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El lobo mexicano (Fotogalería)

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© Alejandro Castro

El lobo mexicano es una de las especies más amenazadas en nuestro territorio. ¡Conoce sus secretos e increíble lucha por sobrevivir!

Descripción biológica del lobo mexicano

El lobo mexicano (Canis lupus baileyi) es un tipo especial del lobo gris, el mismo que identificamos como habitante de los bosques canadienses o rusos. Pertenece, por tanto, a esa misma especie, pero es una raza que evolucionó según las condiciones particulares del norte y centro de México, donde se adaptó a la diferencia del clima, del terreno y al tamaño de sus presas.

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Todo ello determinó que el lobo mexicano sea más pequeño que el resto de los del mundo, y que sus manadas hayan estado compuestas por unos pocos individuos (usualmente los miembros de una familia).

Alejandro Castro

Su presa principal en México era el venado cola blanca (Odocoileus virginianus). A pesar de ello, cuando se lo proponía, podía matar animales de mucha mayor talla, pero esto era poco común, hasta que llegó el hombre occidental con su ganado.

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Alejandro Castro

La transformación de su hábitat

Al invadir las últimas zonas silvestres del centro y norte de México, los humanos transformamos drásticamente sus diferentes ecosistemas mediante las prácticas rurales habituales, lo que terminó eliminando los bosques y su fauna, reemplazándola por animales domésticos que poco a poco se convirtieron en los únicos animales que los lobos y otros grandes carnívoros podían encontrar en el campo.

Fue así como algunos lobos mexicanos (es importante recalcar “algunos”, pues no todos los hicieron), “descubrieron” que ciertos animales llevados a su hábitat por el hombre, como los becerros, eran presas infinitamente más fáciles de cazar que un venado, además de que a estos últimos ya rara vez los encontraban en el campo tras ser diezmados por los cazadores.

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La reacción ganadera fue entendible, pues los casos reales de daños causados por algunos lobos al ganado, despertaron el temor de que la situación fuera a empeorar o afectar a todos, lo que, a falta de un análisis objetivo de las causas, desató una respuesta desmedida que convirtió a todos los lobos en enemigos que había que erradicar.

Prácticas fatales

A finales del siglo XIX, los lobos mexicanos todavía habitaban sitios tan sorprendentes como los bosques de las faldas del Nevado de Toluca, en el Estado de México, o el Pico de Orizaba en Veracruz; desaparecieron rápidamente en el centro de México y se refugiaron en los lugares más remotos e inaccesibles de la Sierra Madre Occidental, su último bastión. Pero aún estos sitios fueron colonizados y afectados por el avance humano, de forma que, hacia mediados del siglo XX, los lobos ya eran muy escasos, y por ello no pudieron resistir el creciente acoso humano.

Por sorprendente que ahora nos parezca, en esa época el gobierno mexicano, que entonces no tenía noción alguna sobre la importancia de conservar la fauna silvestre, ofreció a los ganaderos emprender una campaña de erradicación de lobos que fue muy efectiva gracias al uso de un veneno letal que se diseminó en trozos de carne envenenada puestas a su alcance principalmente en Chihuahua, Durango, Sonora y Zacatecas. El efecto fue tan devastador que para 1977 se estimó que tan sólo 50 lobos sobrevivían en México, los cuales no perduraron por mucho tiempo.

Una milagrosa ayuda para el lobo mexicano

Antes de desaparecer por completo, nuestros vecinos del norte (Estados Unidos) tuvieron una iniciativa que, casi milagrosamente, salvó al lobo mexicano de la total extinción.

El rango original de distribución natural de los lobos mexicanos también abarcaba las montañas y praderas del suroeste de Estados Unidos, pero ahí corrieron la misma suerte y, para 1970, desaparecieron en ese país.

Por fortuna, ese hecho motivó una acción de los conservacionistas norteamericanos que culminó con la inclusión del lobo mexicano en la lista de especies en peligro de extinción de los Estados Unidos, lo que automáticamente obligó a su gobierno a diseñar un plan de rescate que buscaría lograr la recuperación del lobo mexicano en estado silvestre en Arizona y Nuevo México.

Afortunadamente también, en México muchas personas, instituciones y zoológicos, se han dedicado en los últimos años al desarrollo de programas de reproducción y conservación con el fin de restablecer las poblaciones silvestres del lobo mexicano. Se ha transitado por un largo y complejo trayecto que, aunque ha estado plagado de carencias, desacuerdos e incluso fallos significativos, ha alcanzado avances importantes.

Cada uno de nosotros le debe un mejor trato y comprensión a la que, irónicamente, fue la primera especie que los humanos domesticaron, hace más de 15,000 años para transformarlo en “el mejor amigo del hombre”: el perro. Con los esfuerzos que están haciendo diversas organizaciones, así como varios zoológicos mexicanos (Chapultepec, San Juan de Aragón y Áfricam Safari, entre otros) y muchas otras instituciones de conservación en México, esperamos que el Lobo mexicano pronto deje de ser un “desterrado”, y que podamos darle la bienvenida de regreso a la vida silvestre en territorio mexicano.

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autor Conoce México, sus tradiciones y costumbres, pueblos mágicos, zonas arqueológicas, playas y hasta la comida mexicana.
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