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El neoclásico del siglo XVIII

El arte es un fiel reflejo de la sociedad que lo produce. Las condiciones sociales políticas y religiosas de un grupo que vive en una cierta época se manifiestan en las diferentes expresiones formales.

Dos siglos y medio de colonia han servido —hasta aquí— para forjar a un hombre mestizo de ideas propias que ha asumido el pensamiento de la ilustración. La llegada de los Borbones al trono español (siglo XVIII) será decisiva para implantar una nueva administración, nuevas costumbres y un nuevo pensamiento filosófico enarbolado por la Revolución Francesa que habla de igualdad, libertad y fraternidad.

Así se funda en la Nueva España en el año de 1778 la Academia de San Carlos, que trajo maestros saturados de ideas neoclásicas, estilo en boga en Europa. El nuevo modelo utiliza los elementos clásicos como: columnas de fuste estriado o liso, capiteles clásicos. Entablamentos divididos en arquitrabe, friso y cornisa; frontones de tímpanos abiertos o cerrados. Muchas iglesias decidieron cambiar de estilo y desaparecieron retablos dorados por los nuevos que son más rápidos de ejecutar. Al igual algunas fachadas se transformaron.

Durante los tres siglos de dominación española, en nuestro país, se dieron las expresiones artísticas antes mencionadas y que funcionaron tanto para edificaciones religiosas del clero secular o regular.

Entender las manifestaciones artísticas implica entender el sentido de un pueblo, en este caso de nuestro México. Esta es nuestra herencia y debemos protegerla.

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