El nuevo rostro de Chihuahua (Chihuahua)
Descender del avión a la vieja usanza, bajando por la escalerilla, es en Chihuahua un privilegio que nos deja disfrutar del paisaje desde el primer momento, el sol brillante recostado sobre un cielo transparente nos recibe cobijado por la cordillera dorada y nos enseña su nueva y moderna cara.
Es Chihuahua, no hay duda, por la luz y el recibimiento hospitalario. Y así aparece de nuevo ante nuestra vista esta ciudad entrañable que se acicala año con año y nos muestra reluciente sus mejores galas. Sigue ahí el Cerro del Coronel ataviado por antenas en busca de señales que desdibujan su antiguo perfil. Estamos ya en la ciudad surcada por vías rápidas que lo llevan a uno de aquí para allá en un santiamén. Nuestro anfitrión nos presume y nos pregunta si queremos ver lo que ha cambiado.
La Puerta del Sol
Apenas arranca de nuevo y nos dice ¿quieren ver la puerta? La Puerta del Sol, amplia, abierta tan grande como la hospitalidad de los chihuahuenses. Está ahí la que Sebastián concibió “para un paisaje semiárido, para una cultura del sol…” y seguimos adelante. Desde el periférico podemos ver nuevas construcciones, aparadores gigantes que le dan a la cuidad un aire nuevo que ya quiere ser cosmopolita. Octavio nos comenta algo sobre el nuevo Estudio Universitario y el recién inaugurado parque de beisbol.
La Plaza del Ángel
Después de un breve descanso viene a buscarnos Patricia Martínez, mujer entusiasta estudiante de derecho y promotora turística cuyo encargo fue el de mostrarnos la plaza que alberga los edificios administrativos de la ciudad, ya disfrutan los chihuahuenses de una plaza renovada en la que asoman esculturas modernas y la estatua ecuestre muy bien lograda de un Francisco Villa entrando en combate rompiendo el aire seguido por sus guerreros. Nos llamó la atención ahí un mirador que alguien rediseñó a partir de las estructuras de una construcción abandonada para que la gente contara con un espacio para asomarse sobre la plaza donde se acomodan orgullosos el Palacio de Gobierno y el antiguo Palacio Federal, los dos de marcado estilo neoclásico, construidos en cantera rosada.
Ya nos había preguntado Octavio, nuestro primer anfitrión, si deseábamos ver y visitar las casas. ¿Cuáles casas?, preguntamos asociando su frase con las Cuarenta Casas de la sierra, pero no, él hablaba de la Casa Requena, también conocida como Quinta Gameros, la Casa Redonda y la Casa Chihuahua.
Casa Chihuahua
Patricia nos llevó primero a esta casa, lo que fue el antiguo Palacio Federal que albergaba también una pretenciosa Oficina Central de Correos. Nos sorprendieron los pisos que bien podrían ser de mosaico italiano y el domo construido magistralmente para mantener patio y pasillos con luz de día. Las salas están muy bien montadas y diseñadas con gran imaginación para atrapar al público, en especial a los jóvenes. Un museo interactivo como pocos en México, que muestra de manera ágil el rostro natural del estado.
Terminamos este interesante recorrido frente a lo que fue la celda donde pasó sus últimos días el prócer de la independencia, Miguel Hidalgo y Costilla.
Nos esperaba el otro edificio, el Palacio de Gobierno. Su patio interior nos subyugó por las bellas arcadas y el desplante de la escalera que conduce al recinto de la antigua Cámara de Diputados.
La Casa Redonda
El tiempo apremiaba por lo que abandonamos la plaza de los gobernadores para ir en busca de la Casa Redonda, antiguo hospital de máquinas de ferrocarril que ahora alberga el Museo de Arte Moderno, la exposición permanente muestra fotografías, objetos y documentos del ferrocarril para no olvidar lo que fue la máquina de vapor, la carbonera, los carros y plataformas sin faltar el express, el coche de pasajeros y el caboose.
La Catedral en la Plaza de Armas
No podríamos dejar de mencionar en esta breve crónica la visita a la catedral y su excepcional fachada con sus torres gemelas, famosas por la mención que hace de ellas Graciela Olmos en el corrido titulado “El Siete Leguas”. En la parte posterior de la Catedral se puede visitar la pinacoteca que guarda obras de arte sacro del periodo colonial.
Después fuimos hasta el Paseo Simón Bolívar para terminar con la boca abierta, después de ver el conjunto de casas, muestra de una época de bonanza construidas a finales del siglo XIX y principios del XX.
Cuando nos invitaron a visitar la entidad, nos advirtieron que se trataba de conocer el nuevo rostro de la capital chihuahuense, efectivamente así fue, nos encontramos con muchas sorpresas, pero sobre todo la de saber que la modernidad presente en el paisaje urbano no le ha arrebatado a la cuidad su antiguo carisma ni la gracia que le da a sus calles y avenidas, la dimensión humana.
Restaurantes
De igual manera la urbe norteña cuenta con cerca de 40 restaurantes con servicio de bar y en muchos de ellos se incluye música viva. Desde luego, en la mayoría puede usted disfrutar de platillos de la comida norteña que es más sabrosa y variada de lo que se imagina, pero de lo que sí estamos seguros, es que en cortes de carne se ofrece calidad suprema, puede usted aprovechar para probar el caldillo norteño, el puchero, chile con queso, menudo norteño, machaca, burritos, tortillas de harina, dulces y sobre todo, tarta de manzana, que no tiene igual.
Hospedaje
Aún cuando la presencia de turistas que provienen del país vecino es creciente, puede hospedarse cómodamente, ya que la ciudad cuenta con 40 hoteles por arriba de las normas de calidad; en la mayoría de ellos los servicios de bares restaurant van más allá de la formalidad y es una garantía comer y degustar en ellos.
El sotol
No puede visitar Chihuahua sin paladear este mezcal de auténtico agave del desierto chihuahuense que en nueva presentación y doble destilación, no le pide nada al tequila, por algo está teniendo hoy gran aceptación en el mercado norteamericano.
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