El Parián, el mercado oriental que estuvo en medio del Zócalo
¿Sabías que durante el Virreinato se construyó El Parián en el Zócalo? Te contamos sobre este mercado de lujo.
Actualmente el Zócalo de la Ciudad de México es la plaza más grande y famosa de México. Acostumbrados a su imagen austera, pocas veces nos detenemos a pensar en su historia. Sin embargo, no siempre tuvo la imagen que hoy luce, y por más sorprendente que parezca, alguna vez albergó un mercado que abarcaba gran parte de su área. Se trataba de El Parián, un mercado de lujo con origen oriental.
Parián es una palabra proveniente del tagalo cuyo significado es mercado. Durante el Virreinato, en México se construyeron diversos mercados con este estilo. Entre sus principales características, se encontraba la división interna que separa a consumidores de élite y a los comunes. En su interior, El Parián de la capital era utilizado para comerciar seda, especias, perfumes y otros objetos llegados principalmente a través de la Nao de China.
Los objetos vendidos en El Parián llegaban a México a través del puerto de Acapulco. La mayoría de los objetos eran reunidos o hechos en Filipinas, lugar desde el que eran importados.
La historia de El Parián de la Ciudad de México comenzó en 1692, cuando un motín de cerca de 10 mil personas incendiaron Palacio Virreinal (hoy Palacio Nacional), Palacio del Ayuntamiento y establecimientos mercantiles. Dicho acontecimiento se registró como el primer levantamiento social en la historia de la colonia. Para mitigar la concentración de gente, en 1695 se comenzó la construcción del inmueble mercantil bajo la orden del virrey Gaspar de la Cerda y Mendoza.
Diseño
Construido con piedra de mampostería, El Parián tenia dos plantas, ocho puertas de acceso y 130 locales. La finalización del edificio terminó 1720 y fue obra de Pedro Jimenez de Cobo. Guillermo Prieto, poeta y político mexicano, describió El Parián del siguiente modo:
«…Ocupaba toda la extensión que hoy ocupa el Zócalo, con cuatro grandes puertas, una a cada uno de los vientos, y en las caras exteriores, puertas de casas o tiendas de comercio. En el interior había callejuelas y cajones como en el exterior y alacenas de calzados, avíos de sastre, peletería, etc.
En un tiempo los parianistas constituían la flor y la nata de la sociedad mercantil de México, y amos y dependientes daban el tono de la riqueza, de la influencia y de las finas maneras de la gente culta.»
La decadencia y fin de El Parián
Para el siglo XIX, una vez iniciado el proceso independentista, El Parián comenzó su decadencia. Las dos principales razones de su declive se hallaban en el cese de viajes del Nao de China y los levantamientos armados. El Parián de la Ciudad de México había pasado a ser un lugar insalubre, lleno de lodo a su exterior y contaminado con heces humanas. En gran medida, se debía al establecimiento de un grupo de comerciantes marginales conocido como «Grupo San José» al costado de la plaza.
Finalmente, el 04 de diciembre de 1828, José Maria Lobato inició un motín como acto de protesta ante los resultados electorales. El grupo, que apoyaba a Vicente Guerrero, saqueó e incendió El Parián. Se calcula que los manifestantes robaron 2,500,000 de pesos, cantidad extremadamente alta para la época.
Tras el evento ocurrido durante Motín de la Acordada, El Parián aceleró su fin inminente. El 27 de junio de 1843 Antonio López de Santa Anna ordenó su demolición con la intención de recuperar la plaza pública y embellecerla con un monumento. Sobre el antiguo mercado, el presidente mexicano refirió:
«…la deformidad del edificio llamado Parián, situado en la plaza principal de esta capital, que tanto por su ninguna arquitectura, cuanto por su mal calculada posición, impide y afea del todo la belleza y sorprendente vista que debe presentar dicha plaza principal…»»
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