El poblado de Pátzcuaro
Recorrer el bello estado de Michoacán constituye un continúo despliegue de imágenes humanas y naturales en lo que lo sobresaliente es la calidad cultural de sus pueblos y ciudades, herederos de historias y tradiciones tan antiguas como el irreductible pueblo Purépecha que habitó en esta región.
Uno de estos hermosos rincones de Michoacán es el poblado de Pátzcuaro, de gran renombre por el lago de similar denominación y por haber sido nombrado Patrimonio Mundial de la Humanidad.
Pátzcuaro fue de gran importancia en la época colonial, gracias a la presencia de Vasco de Quiroga, ilustre personaje que colaboró en la pacificación y adoctrinamiento de los indios tarascos durante la conquista del reino del Cazonzi Tangaxoan en el siglo XVI.
Su situación urbana no podría ser más rústica y “colonial”, pues sus calles continúan en su mayoría empedradas y sus casas poseen techumbres de teja y amplios aleros.
Dentro del pueblo existen dos lugares en los que el visitante podrá disfrutar de un momento de relajamiento y apreciar la labor artesanal típica no solo de Pátzcuaro, sino de casi todo Michoacán: el primero es la Plaza Vasco de Quiroga, en la que la estatua del benemérito de los Purépechas resalta como figura principal; el segundo es el Museo de las Artesanías de Pátzcuaro, en donde fácilmente el visitante puede sorprenderse por la variedad de modelos que los michoacanos imprimen a sus artesanías, que van desde quimeras y diablos divertidos (originarios de Ocumicho, en el mismo Estado), hasta piñas de pequeños y llamativos picos, mismas que pueden adquirirse ahí mismo o en los mercados de artesanías de la plaza principal, junto con otros muchos ejemplos del incomparable estilo artístico de los michoacanos.
El lago de Pátzcuaro se ubica en la parte baja de una cuenca cerrada. Siendo uno de los más bellos de la región, hoy en día es uno de los centros turísticos más visitados por los extranjeros. El lago posee nueve islotes, de los cuales el más conocido es Janitzio.
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