La sala Maya en el Museo de Antropología
La aventura comienza en la primera sala, donde al entrar nos recibe la inmensidad esmeralda del territorio maya.
Dividido en norte, centro y sur, un gran mapa en relieve ubica las ciudades más importantes a través de la geografía montañosa y selvática de casi 400 mil km2 al sur de México. Después de una breve explicación del origen del mundo mostrado por un relieve que representa a dos reyes creando el universo, un cuadro cronológico dividido en periodos presenta las características más notables de la historia de los mayas.
Como una de las evidencias más sorprendentes que produjo esta gran civilización, se exhiben unos incensarios o cilindros que llegan a medir hasta 1.20 metros de alto y a pesar hasta 65 kilos. Estos objetos, donde se colocaban los braceros en los que se quemaba incienso y otras ofrendas para comunicarse con los dioses, proceden en su mayoría de Palenque y ostentan como rostro central una de las deidades más importantes: el Sol.
Ya en los umbrales del Preclásico encontramos algunas estelas, de las que destaca una de Izapa, en la que se aprecia el Dios de la Muerte. También en esta sala se muestran los elementos que formaban parte de la tecnología y la subsistencia de estepueblo. Se manifiesta su mundo animal, integrado por armadillos, iguanas, tortugas, venados, guajolotes y serpientes en pequeñas figurillas de barro o pintados en vasijas. Con éstos, al igual que con la piedra, conchas y huesos, fabricaban ornamentos que aquí se pueden apreciar, como agujas, instrumentos musicales, armas, moldes, artesanías y todo tipo de implementos utilitarios.
Ya en la entrada del periodo Clásico somos recibidos por unos dinteles de Yaxchilán, Chiapas, en los que se destaca el hermoso trabajo en relieve que realizaban los mayas y en los que narraban fechas, elementos y hazañas, y hablaban del linaje divino que los justifica como gobernantes. Destaca una ilustrativa pirámide que explica las distintas clases sociales en que se dividían. Ubicado en la cúspide aparece el gobernante de la nación, «el hombre verdadero», seguido por los altos sacerdotes; después, otros religiosos y nobles de menor rango, guerreros, comerciantes, artesanos, y al final, en la base de la pirámide, el pueblo o clase baja dedicado a la agricultura y otras actividades menores.
Otras piezas demuestran la importancia del jade y la piedra verde o jadeíta en objetos como orejeras y collares, sólo utilizados por sacerdotes importantes o nobles de alto rango debido a su valor sagrado; también se evidencian las características mutilaciones dentarias con jadeíta, hematita y turquesa a las que recurrían con propósitos estéticos y religiosos.
Como muestra de su escritura se exhiben los asombrosos códices: copias, libros en forma de biombo, hechos en papel amate y cubiertos con estuco, en los cuales se escribían sus profundos conocimientos sobre religión y astronomía, entre otros. En la siguiente sala, dedicada al Clásico tardío, después de observar otra serie de cartuchos glíficos fechados, la mayoría de Yaxchilán, nuestra atención queda atrapada por la magnífica reproducción de los dos primeros cuerpos de la fachada del Palacio de Sayil. Esta construcción, de tamaño real, nos introduce al mundo de los dioses, al juego de pelota -relacionado con la fertilidad de la tierra y el movimiento de los astros- y a las artes mayas. Diversos instrumentos musicales como caracoles, silbatos, flautas y tambores dan testimonio de la importancia que para ellos tenía la música, además de otras artes como el canto, la literatura, las artes plásticas y el teatro.
En la misma área, en el lado opuesto al Palacio de Sayil, se expone una muy ilustrativa explicación del comercio entre los mayas y otras culturas. También interesantes hallazgos arqueológicos como cascabeles y otros elementos metálicos que llegaban del exterior y que les servían como moneda, o conchas llegadas del Pacífico; asimismo se muestran el cacao y las plumas de aves preciosas que exportaban. Parte de esta misma sala, como una de las piezas más valiosas de la colección y en alusión a la arquitectura, es un monumental fragmento de un Friso Estucado proveniente de Placeres, Campeche. Rompiendo un poco el circuito salimos a la parte de atrás de la sala, hacia una recreación del ambiente selvático maya, donde entre la vegetación llegamos a una construcción en cuyo interior se revela el adelanto pictórico de este pueblo mediante los murales de Bonampak. En la temática se reflejan diversos personajes de la época interactuando en ceremonias religiosas, acontecimientos bélicos y la celebración de festividades.
De vuelta a la sala bajamos las escaleras centrales, todo se obscurece y nos introducimos silenciosamente al mítico inframundo, “el mundo paralelo”, donde para los mayas continuaba la existencia después de la muerte. Aquí, además de la representación de un entierro infantil en olla y las ofrendas encontradas en el Templo del Búho, en Quintana Roo, descubrimos uno de los elementos más impactantes de esta renovación: la representación de Pakal “El Grande”. Cubierto de cinabrio – mineral rojo con el cual se cubría a los muertos- y de manera impresionante, ostenta su original ajuar funerario: pulseras, un pectoral compuesto de cuentas tubulares, la famosa máscara hecha de más de 200 placas talladas, pulidas y perfectamente ensambladas, orejeras y anillos completamente de jade.
La recreación de la tumba de Pakal, descubierta en 1952 por el doctor Alberto Ruz en el Templo de las inscripciones, es uno de los mayores aciertos dela propuesta museográfica. Esta es una representación de la original, tal y como fue descubierta, en la que se pueden observar detalles que actualmente ya no existen en la real. Ascendemos de nuevo a la superficie y siguiendo nuestro recorrido nos acercamos al ocaso de la época maya. En esta nueva sala, donde accedemos al Fin de la época Clásica, se destaca el esplendor de Chichén Itzá, el hombre pájaro serpiente, la famosa serpiente emplumada, un tablero de hombres ave y unas explicaciones sobre los hombres chamán, que se transforman y suben al cielo.
No podía faltar en este milenario recorrido la presencia de los cenotes sagrados, donde se realizaban rituales religiosos y sacrificios humanos. Podemos observar una serie de ofrendas de madera, oro y cobre, piezas de ornamentos y los famosos discos de Chichén, que marcan los rumbos y subrumbos del universo y que fueron rescatados de los cenotes de Chichén Itzá. Con un vistazo a la copia del libro del Chilam Balam., manuscritos indígenas escritos durante la centuria siguiente a la Conquista, cerramos este fascinante recorrido por el mundo maya lamentando que como en el caso de otras culturas, esta magnificencia haya llegado a su fin.
EL MISTERIO DE LA ESCRITURA
Los avances en el estudio de la escritura maya han sido uno de los más sorprendentes logros en la investigación de esta cultura durante los últimos años. Gracias al desciframiento de sus complicados símbolos , que se encuentran en códices, estelas, dinteles, fachadas de edificios, cerámica y un sin fin de elementos culturales, se han confirmado datos ya existentes y se ha profundizado en muchos otros aspectos que ya no son un misterio. Ahora, se han incrementado los conocimientos sobre su sistema de numeración posicional vigesimal, el cual implicó la invención y utilización del concepto matemático del cero siglos antes de que los europeos lo conocieran mediante su contacto con los árabes, así como del sistema calendárico con su fecha Era – punto de partida- y las habilidades para calcular la duración del ciclo solar y predecir eclipses.
Actualmente, se muestran a los visitantes de la Sala Maya las fachas exactas de muchos monumentos que aquí se exhiben y la explicación bastante certera de lo que las imágenes muestran, como ascensiones al trono, nacimientos, conquistas, fallecimientos y una serie de acontecimientos cargados de simbolismos religiosos. De acuerdo con la maestra Amalia Cardoz, curadora de la Sala Maya desde hace 38 años, para la mayor comprensión del discurso maya los especialistas proporcionan la traducción de los símbolos en una forma pormenorizada, cuidadosa y más explicada, tanto en lengua maya como en idiomas contemporáneos, con lo que quienes lo analicen podrán comprender, mediante una comunicación directa con los antepasados mayas a través de sus testimonios escritos, lo que su fascinante pensamiento encierra.
Encontramos reproducciones de los códices con escritura glífica, como el de Dresde y el de Madrid, llamados así por los lugares donde se encuentran, afortunados sobrevivientes del auto de fe de Maní, en Yucatán, donde Diego de Landa mandó a la hoguera una infinidad de libros mayas, ya que los españoles los consideraban documentos diabólicos debido a su cargado simbolismo religioso, en el que aparecía constantemente la serpiente sagrada.
Gracias al desciframiento de la escritura maya en general, se han descubierto acontecimientos tan importantes como los enfrentamientos bélicos con ciudades como Toniná y Calakmul; que el territorio gobernado desde Palenque recibía el nombre de Baak, y que su capital llevaba el nombre de Lakanjá. Otro aspecto digno de ser mencionado es que en el área de las costumbres funerarias de los mayas, donde se exhibe la reproducción de la tumba de Pakal, se encuentra la genealogía de los gobernantes palenkanos junto con la fecha de su ascenso al poder y muerte. También, se muestra en el borde de la tapa de la tumba la fecha de muerte de ocho generaciones de gobernantes antecesores de Pakal, la fecha de su nacimiento y del fallecimiento, así como el nombre de su madre y padre: Na Sak Ka’uk’: señora quetzal blanco, y K’an Mo’ Hix: precioso jaguar guacamaya.
CELEBRANDO EL CONOCIMIENTO
En septiembre de 1964 fue inaugurado el Museo Nacional de Antropología por el presidente Adolfo López Mateos. En esa fecha se definió un formato especialmente diseñado acorde con la realidad de entonces y de los conocimientos con que se contaba. Después de casi cuatro décadas, las investigaciones de un ejército incansable de antropólogos, etnólogos arqueólogos, historiadores, epigrafistas y restauradores, entre otros especialistas, han arrojado miles de nuevos hallazgos del misteriosos México prehispánico, lo que ha superado en mucho el acervo de los primeros años del museo.
Para participar y difundir este nuevo conocimiento, se inició en 1998 un proyecto de renovación de la institución que implicó principalmente la remodelación y actualización de las salas arqueológicas y etnográficas. Así, durante el presente año, el Museo Nacional de Antropología planea concluir la remodelación de la Sala del golfo, con lo cual concluirían los trabajos de las salas de arqueología; y para el siguiente se proyectan los trabajos de renovación de dos salas etnográficas pendientes: la de los pueblos mayas y la de Oaxaca, trabajos con los que se dará por terminada la etapa de actualización.
Una de las personas clave en el éxito de dicha transformación es el arquitecto José Ortiz Lanza, coordinador nacional de museos y exhibiciones, quien nos anuncia que para septiembre del siguiente año estará todo listo para conmemorar el aniversario 40. Además de diversas celebraciones que se llevarán a cabo durante todo el año, se prepara un ambicioso proyecto editorial que permitirá no solo tener concluida la parte museográfica, sino también difundir diversas publicaciones que pongan al alcance del público el trabajo realizado por el Museo durante las últimas cuatro décadas. Este proyecto editorial incluirá guías, memorias de investigaciones e interesantes revelaciones culturales que sin duda serán de mucho interés.
LA MEJOR SALA ARQUEOLÓGICA
Como parte del proyecto de remodelación del Museo Nacional de Antropología, la Sala Maya ha experimentado una renovación que ha dado como resultado uno de los espacios más sorprendentes y mejor logrados de este recinto cultura. En los años de su primera inauguración, cuando aún no se sabía nada del desciframiento de la escritura maya y no se realizaba una excavación muy intensiva de los sitios arqueológicos, la sala mostraba una temática de medio ambiente, tipo físico, cronologías, comercio y algo de escultura.
El paso del tiempo y el surgimiento de nuevos conocimientos promovieron que en 2000 se planeara su remodelación, para lo que se convocó a un numeroso grupo de expertos investigadores, cada uno de los cuales proporcionó su especializado y actualizado conocimiento para conformar un trabajo muy completo y sólidamente fundamentado. Así, durante dos años se llevó a cabo una reflexión museográfica: se introdujeron colores muy cálidos, mobiliario e iluminación precisa, y se realizó una intensa labor de acopio mediante la cual se trajeron piezas nuevas: dinteles, estelas, esculturas, cerámicas, piezas ornamentales y diversos objetos utilitarios, entre otros; incluso algunos encontrados en sitios de más reciente hallazgo como Calakmul, ubicado en Campeche; Dzinbanché, en Quintana Roo; Balamkú y Ek Balam cerca de Chichén Itzá, además de Xcambó, piezas excepcionales que enriquecieron de manera invaluable la propuesta museográfica.
Actualmente, más de 60% de las piezas que conforman la Sala Maya son novedosas y ésta se distingue como la mejor del museo, la más atractiva y actualizada, ya que se incorporó la epigrafía y se descifran las inscripciones de los monumentos. Resaltan la sencillez y claridad con que se presenta toda la información realmente complicada de los mayas, y el recorrido por la sala mantiene un discurso muy ordenado y completo que nos revela paso a paso sus aspectos culturales más sobresalientes, desde el inicio de la historia maya hasta el final de sus tiempos. Orgulloso del resultado, el arqueólogo Felipe Solís, director del Museo Nacional de Antropología, señala como uno de los principales atractivos expuestos la máscara de Pakal, completamente renovada. Éste es un trabajo en el que participaron restauradores de alto nivel académico, quienes basándose en conocimientos de antropología física lograron recrear el verdadero rostro de Pakal en una dramática presentación en la que también se aprecia el cuerpo completo del gobernante pintado de rojo, el color de la vida, de la sangre.
La atracción que ejerce el mundo maya a través de importantes vestigios como Palenque, Yaxchilán, Bonampak, Tical y Chichén Itzá, por mencionar algunos, promueve que actualmente esta sala sea una de las más visitadas del museo, como un espacio de gran serenidad, donde el ambiente propicia un diálogo con los objetos y un reconocimiento más profundo de la cultura, lo que la convierte en la mejor sala maya del mundo.