El terrible fin de Pedro Armendáriz tras filmar en un campo nuclear
Nadie le dijo a Pedro Armendáriz, ni a los más de 100 actores, que ese campo desértico de Estados Unidos fue usado para realizar pruebas nucleares durante la Guerra Fría.
Era junio de 1963 y Pedro Armendáriz yacía en la cama de un hospital en Los Ángeles. Un dolor lacerante recorría su cuerpo, lo cual, más la depresión, lo había convertido en un vestigio del actor imponente que había cabalgado por las pantallas de Hollywood y del cine mexicano. En un acto desesperado, con la determinación que lo caracterizaba, tomó un revólver y acabó con su vida. Tenía 51 años.
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Pero la tragedia de Armendáriz no comenzó aquel fatídico día. Su destino había quedado sellado siete años atrás, en 1956, cuando aceptó participar en el rodaje de El Conquistador de Mongolia (The Conqueror), al lado de los actores John Wayne y Susan Hayward.
El desierto de Utah donde Pedro Armendáriz filmó
Aquella parecía una oportunidad más para consolidar su carrera en Hollywood, pero más bien fue una maldición, pues se filmó en el desierto de Utah, un lugar tan inhóspito como letal, no solo por las duras condiciones climáticas, sino también porque ahí, el gobierno de Estados Unidos, había realizado numerosas pruebas nucleares durante la Guerra Fría.
Era una amenaza invisible que, décadas después, reveló su letalidad: de las 220 personas que participaron en El Conquistador de Mongolia, al menos 91 desarrollaron cáncer. Entre ellas, el propio Armendáriz. Años después del rodaje, para 1981, 91 de ellas fueron diagnosticadas con algún tipo de cáncer, mientras que un total de 46 ya habían muerto por esta enfermedad; en total, la película maldita se cobró 150 vidas humanas.
El malestar llegó 7 años después para Pedro Armendáriz
Años más tarde, en 1963, durante la filmación de Desde Rusia con amor, Armendáriz comenzó a sentir fuertes dolores en la cadera. Era un malestar persistente, incapacitante. Pronto, el diagnóstico llegó como una condena inapelable: cáncer de huesos en fase terminal. La enfermedad había avanzado hasta sus pulmones y esófago, reduciéndolo a un hombre frágil.
El conquistador de Mongolia fue un fracaso en todos los sentidos para Pedro Armendáriz
Probablemente la idea de pasar sus últimos días postrado en una cama, consumido por el dolor, era inconcebible para un hombre que había encarnado a héroes y caudillos en la pantalla grande. Así que tomó su decisión. En un momento de soledad, aprovechó un descuido de su esposa y, con la misma valentía con la que había enfrentado su carrera, apretó el gatillo.
Pedro Armendáriz no solo se llevó consigo su propia historia, sino también el eco de una tragedia mayor. El Conquistador de Mongolia no fue solo un causante de muertes, también había sido un rotundo fracaso.