En San Pedro Mártir se puede tocar la Vía Láctea (Baja California)
Los árboles caídos formanparte de un proceso, deja que la naturaleza haga sola sutrabajo.
Al leer en un letrero del bosque este epígrafe, se toma conciencia de que en San Pedro Mártir, parque nacional protegido, a salvo de la explotación forestal, los árboles también se caen, pero de viejos, y sus restos son el refugio ideal para la existencia de muchos otros seres y parte de un paisaje que vale la pena admirar. Resulta agradable descubrir que a 100 kilómetros de Ensenada, por caprichos de la naturaleza, es posible encontrar un Imponente macizo que alcanza en su cumbre más alta, el picacho del Diablo, una altura de 3 000 metros.
En las inmediaciones del bosque, entre cañadas, desfiladeros, crecen cipreses, pinos y alamillos; aquí se pasean como Pedro por su casa el borrego cimarrón, el venado cola negra; tienen su hogar numerosas especies de aves y murciélagos; y en las aguas cristalinas de los arroyos se puede hallar la famosa trucha arcoiris. Esto que vemos no es un milagro, se debe en gran medida a que la Sierra de San Pedro Mártir es un espacio protegido, alejado de los grandes centros urbanos. Esta característica lo convierte en un sitio idóneo para trabajos de investigación en los que participan biólogos, arqueólogos, historiadores y astrónomos, estos últimos gracias al observatorio situado en la misma sierra, y considerado el mejor punto de observación astronómica del hemisferio norte. La noche anterior a nuestra partida, resistiendo el viento helado, mientras el telescopio escudriñaba las profundidades del universo, sentimos que casi era posible tocar la Vía Láctea.
Fuente : Tips de Aeroméxico No. 10 Baja California / invierno 1998-1999