La enramada yaqui: un espacio de autoridad y sacralidad
Además de cumplir con funciones habitacionales, la enramada es un espacio que los yaquis destinan a sus autoridades y culto religioso. Por ello, posee un simbolismo muy significativo para este pueblo.
Probablemente, los yaquis sean uno de los pueblos originarios más conocidos en la actualidad en México. Los diversos eventos históricos de su lucha para resistir y defender su autonomía, reflejan la compleja relación entre esta comunidad con el Estado mexicano. Sin embargo, también es importante conocer su rica cultura y tradiciones para dimensionar de mejor forma su historia. Uno de los elementos más simbólicos de su vida cotidiana, política y religiosa, es la enramada. Descubramos porque.
Donde se encuentran los yaqui
Los yaquis, o como ellos mismos se denominan, yoremes (que en su lengua significa «hombre»), son un pueblo que habita la franja costera y valle al sureste del actual estado de Sonora. Su lengua, el idioma yaqui (o Jiak noki) es parte del sistema lingüístico cahíta, de la familia yuto-azteca. Es mutuamente inteligible con el mayo y el extinto tehueco, ya que los tres forman parte de dicho conjunto de lenguas.
Se asientan desde la ribera sur del río Yaqui, hasta el cerro Tetakawi, al norte de la actual ciudad de Guaymas. El territorio comprende tres áreas: el área serrana (la sierra de Bacatete); una área costera, que abarca los poblados vecinos de Guásimas y Bahía de Lobos, y finalmente el valle, en donde se localizan las tierras irrigadas.
Lo político y lo religioso entre los yaqui
Los elementos más importantes de la vida comunitaria de los yaquis son su organización política y la práctica religiosa.
Los yoremes se dividen en ocho pueblos tradicionales: Loma de Guamúchil, Loma de Bácum, Tórim, Vicam, Pótam, Ráhum, Huirivis y Belem. Vícam es considerado el centro político de todo el territorio, ya que es el lugar de encuentro de las autoridades tradicionales de todos estos pueblos. Cada uno de estos representa una unidad política, militar, religiosa y ritual por sí mismo. Hay que aclarar que las autoridades militares de cada poblado tienen funciones que son más bien ceremoniales y no guerreras, como en el pasado.
La otra parte fundamental de la vida de los yoremes es la religión. Se consideran a sí mismos católicos, pero sus creencias dan cabida a prácticas y cultos autóctonos, los cuales se han entrelazado con el catolicismo, conformando un complejo sincrético. Así, encontramos la sobreposición de identidad entre la Virgen María con la figura de ltom Aye («Nuestra Madre»), Jesucristo con Itom Achai (Nuestro Padre). También se encuentran presentes otras figuras como la Virgen de Guadalupe, San José, la Santísima Trinidad y los santos patronos de cada pueblo.
La enramada
Teniendo en cuenta la organización política y la religiosidad de los yoremes, resulta interesante saber que precisamente, la enramada funciona como el asiento primordial de estos aspectos.
Dicha estructura (también llamada ramada), es muy común en el territorio yaqui, así como entre sus vecinos, los mayos. Se asemejan a las palapas, pero tienen el techo plano. Éste suele ser hecho con rama de álamo y carrizo, y se sostiene con horcones de mezquite. Este recinto abierto tiene diversos usos. Sin embargo, los más importantes son los destinados para propósitos políticos y rituales.
De esta manera, cada uno de los ocho pueblos yaquis tiene una explanada central, sobre la cual está la Comunila u Oficina de las Autoridades Tradicionales. Ésta es la sede de los poderes civil, militar y religioso. Se conforma por una enramada rectangular de amplia extensión, la cual tiene la función de albergar las asambleas entre las autoridades y el pueblo. También allí se suele recibir a los presidentes de México, gobernadores y alcaldes. En este sentido, es significativo que en días recientes, en una de ellas se haya recibido a la próxima presidenta del país, ya que es la primera vez que una mujer con esta investidura entra a estos espacios.
Por otra parte, las enramadas dedicadas al culto son reminiscencias de las primeras iglesias jesuitas durante la cristianización de los yaquis. Buena parte del rito practicado en ellas se sigue recitando en latín, lo cual es un auténtico vestigio del misal Tridentino, el cual llegó y fue vigente en la iglesia católica en siglos pasados, durante la evangelización de la región.
En las festividades religiosas (siendo la más importante la de la Santa Cruz, cada 3 de mayo), frente a las ramadas se coloca una mesa con efigies de la Virgen y otros santos. Mientras, a un costado de este espacio, se posicionan músicos que entonan diversas melodías en la lengua yoreme. En el otro flanco, se realizan danzas como la del Venado, la de Pascola y la de Matachines, a fin de honrar y celebrar al respectivo patrono.
Con todo lo anterior, podemos comprender porque la enramada es un elemento muy importante de esta comunidad. En ella se conjuntan lo mundano y lo sagrado de forma especial, delimitando un espacio que funciona como axis mundi de cada población de los yaquis, constituyendo todas ellas un territorio sagrado para esta gente.
¿Quieres escaparte a Sonora? Descubre y planea aquí una experiencia inolvidable